Crítica EL ÚLTIMO GRAN MAGO

Estreno en España: 4 Abril 2008

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Sinopsis

Año 1926. Cuando el famoso mago Harry Houdini llega a Edimburgo en su gira mundial, ofrece una gran recompensa a la persona capaz de contactar con su madre recientemente fallecida. Mary, una atractiva médium, acepta el desafío atraída por el dinero. Houdini hará todo lo posible por desenmascarar a la misteriosa mujer, pero no podrá evitar sentirse cada vez más atraído por ella.


Crítica de Cine.com
por
Leo Aquiba Senderovsky

Esta película posee a priori elementos que la podrían haber destacado de otras producciones similares. Desde la figura legendaria de Harry Houdini, hasta el atractivo de la ambientación de época, muchos son los componentes que podrían haberla hecho brillar. Con todo ello, se queda a mitad de camino. Si bien Guy Pearce consigue momentos muy interesantes en su interpretación del ilusionista más famoso de la historia, la inmensidad que posee el personaje se ve afectada por la recurrencia a enfatizar su complejo de Edipo, y su inserción en una historia romántica que, previsiblemente, pasa a constituirse en la línea argumental principal, lo cual convierte a la película en una viñeta edulcorada de la legendaria vida de Houdini. Sumado a esto tenemos a Catherine Zeta Jones personificando el interés amoroso de turno, un papel por momentos atractivo pero que no logra ocultar la notoria pérdida de magnetismo que ha sufrido Zeta Jones con el paso de los años (y su agotador esfuerzo por mostrar cierta ductilidad interpretativa en una amplia gama de acentos). A la joven Saoirse Ronan le toca el papel de la hija embustera de Zeta Jones, quizás el personaje más trabajado desde el guión y la interpretación. Sin embargo, es inevitable asociarla con su personaje en la película Expiación: Deseo y pecado. Desde su corte de cabello, hasta el hecho de ser la voz narradora de la historia, todo nos lleva a pensar que, lejos de haber construido el personaje a su medida, han optado por imitar el registro de algunos pasajes de aquel film. La vida y el mito del gran Houdini han sido merecedores de un gran número de versiones televisivas y cinematográficas. Sin ir más lejos, si entramos en IMDB, encontramos cinco películas centradas en la figura de Houdini, incluyendo esta. Esto no representa una cifra más. Habla, en todo caso, de la importancia que ha adquirido la atrapante leyenda de Houdini para el público mundial. Desde esta perspectiva, El último gran mago, lejos de captar todo el brillo del mito, se queda en la mera anécdota romántica y pasteurizada “para todo público”, desperdiciando el verdadero potencial que un personaje de su talla podría haber aportado a la historia.


Dirección: Gillian Armstrong.
Países:
Reino Unido y Australia.
Año: 2007.
Duración: 97 min.
Género: Drama, thriller, romance.
Interpretación: Guy Pearce (Harry Houdini), Catherine Zeta-Jones (Mary), Saoirse Ronan (Benji), Timothy Spall (Sr. Sugarman).
Guión: Tony Grisoni y Brian Ward.
Producción: Marian Macgowan y Chris Curling.
Música: Cezary Skubiszewski.
Fotografía:
Haris Zambarloukos.
Montaje: Nicholas Beauman.
Diseño de producción: Gemma Jackson.
Vestuario: Susannah Buxton.


Biofilmografía de Gillian Armstrong

Gillian Armstrong nació en Melbourne y descubrió su pasión por el cine en la Escuela de Arte de Swinburne, de donde se licenció en 1971. Después de trabajar un año en Sydney como ayudante de montaje, fue seleccionada, con otras once personas como Phillip Noyce y Chris Noonan, para acceder al curso inaugural de la AFTRS (Escuela de Radio, Cine y Televisión Australiana).
Gillian se convirtió rápidamente en parte integrante de la nueva ola australiana de los años 70. En 1979 Gillian se convirtió en la primera mujer australiana en dirigir una película. En 1984, Armstrong dirige su primera película en EEUU, Mrs Soffel, una historia real, protagonizada por Mel Gibson y Diane Keaton y producida por Edgar Scherick y Scott Rudin. Fue nominada al Globo de Oro a la Mejor Actriz y al Oso de Oro en la Berlinale de 1985.
En 1993 recibió un reconocimiento de la Orden de Australia por sus servicios a la Industria Cinematográfica Australiana, ha recibido el premio Dorothy Azner de Dirección en los premios Crystal de Mujeres en el Cine de Los Ángeles, el premio Chauvel por su contribución a la Industria Cinematográfica Australiana, y el premio Icon a las Mujeres en Hollywood en reconocimiento a su contribución a la industria cinematográfica.

Filmografía

* Death defying acts (2008)

* Unfolding Florence: The Many Lives of Florence Broadhurst (2005)

* Charlotte Gray (2001)

* Oscar and Lucinda (1997)

* Not Fourteen Again (1996)

* Little Women (1994)

* The Last Days of Chez Nous (1992)

* Fires Within (1991)

* Bingo, Bridesmaids & Braces (1988)

* High Tide (1987)

* Hard to Handle (1986)

* Mrs. Soffel, una historia real (1984)

* Having a Go (1983)

* Starstruck (1982)

* Fourteen’s Good, Eighteen’s Better (1980)

* Touch Wood (1980)

* My Brilliant Career (1979)

* The Singer and the Dancer (1977)

* Clean Straw for Nothing (1976)

* Smokes and Lollies (1975)

* Gretel (1973)

* One Hundred a Day (1973)

* Satdee Night (1973)

* Roof Needs Mowing (1971)

* Old Man and Dog (1970)


CÓMO SE HIZO “EL ÚLTIMO GRAN MAGO”

Los co-guionistas Tony Grisoni y Brian Ward se tomaron su tiempo con el guión y la historia evolucionó lentamente. De hecho, la película inicialmente no se basaba en la historia de Houdini. Según Tony Grisoni: “Partimos de la idea de que todo acto mágico está sostenido por un público que desea con todas sus fuerzas que la magia sea real. El público quiere que lo que está viendo sea algo extraordinario. La gente no quiere ver algo corriente ni cotidiano. Empezamos trabajando con una relación madre-hija –Mary y Benji– y Houdini no entró a formar parte de la historia hasta mucho después”. “Cuando empezamos a escribir, situamos a los personajes principales en un circo ambulante, no en un teatro de variedades, hasta el día en que Houdini entró en la historia. A partir de ahí desarrollamos una trama sobre gente que sublima el amor, de hecho Houdini es el caso más extremo, que llega a atarse literalmente con cuerdas y cadenas. En realidad, Harry no creía en el amor, de hecho lo negaba, algo que encajaba perfectamente con el guión. Por otro lado, tuvimos claro desde un principio que la película transmite que la magia siempre existe si uno quiere creer en ella”, añade Brian Ward. El guión llegó a manos del productor ejecutivo Dan Lupovitz hace un par de años: “Toni Grisoni y Brian Ward me enviaron su guión con vistas a que produjera la película. Me pareció fantástico, pero finalmente se decidió que sería rodada como una película escocesa de bajo presupuesto y, por tanto, necesitaría un productor escocés. Al ser estadounidense, yo quedaba descartado. Fue una decepción, pero tuve que olvidarme de la historia. Por casualidad, como por arte de magia, dos años más tarde un agente me envió el mismo guión. Leí un par de líneas y dije ‘Me acuerdo de este guión, me encantó’. Al final no habían conseguido rodar la película en Escocia y ahora intentaban llevarla a la pantalla como un largo más internacional. Fue genial porque eso me permitía poder trabajar en ella”. El guión de Tony Grisoni y Brian Ward ha sido dirigido por Gillian Armstrong. Según Lupovitz, Armstrong era la opción perfecta para llevar la película a buen puerto: “He seguido de cerca el trabajo de Gillian desde My Brilliant Career y me encanta. Tiene voz propia, un estilo visual muy potente y sabe contar una buena historia; además es buena directora de actores y se le dan muy bien los escenarios de época porque consigue llenarlos de vida utilizando interesantes detalles, sin caer en el cliché. Asimismo, sus películas siempre están interpretadas por personajes fuertes como en el caso de este guión, donde los personajes son fuertes, complejos e interesantes”.

La productora Marian Macgowan añade: “Gillian tiene gran sensibilidad visual, pero, por encima de todo, le interesa el drama humano, y eso le permite contar una historia emocionalmente potente de manera muy visual”.

Por su parte, no hizo falta presionar mucho a Armstrong: “Me enamoré del guión en cuanto lo leí porque presentaba una visión completamente nueva de un icono muy famoso. Lo único que sabía sobre Harry Houdini es que formaba parte de nuestra cultura general por algo relacionado con las cadenas, las cuerdas y el escapismo. Eso sí, ¡he aprendido muchísimo sobre Harry! Era un hombre increíble y este filme me ha permitido enterarme de lo que pasa entre bambalinas y me ha enseñado mucho sobre la magia, la ilusión y el espectáculo; elementos que a todos nos gustan. También me pareció muy interesante su relación de amor/odio con las creencias parapsicológicas y con la vida después de la muerte”.

Otro de los elementos de la historia que captó la atención de Armstrong fue la relevancia contemporánea de la gran fama de Houdini: “Cuando actuaba, conseguía atraer a miles de personas que abarrotaban ansiosas las calles o los puentes. Lo que me interesó de Harry no fue sólo su espectáculo, sino cómo vendía ese espectáculo. Era totalmente consciente de la importancia de promocionarse a sí mismo y de trabajarse a la prensa. Supo cómo sobresalir por encima de todos los demás utilizando conceptos ocurrentes e inteligentes y llamó la atención de todo el mundo con su gran imaginación. Fue la primera superestrella del mundo, pero detrás de la estrella y de la fama había un hombre complicado y atribulado”.

El actor australiano Guy Pearce fue escogido para interpretar al personaje principal. Lupovitz explica por qué era el actor perfecto para el papel: “Fue una gran suerte poder contar con Guy Pearce para el personaje de Houdini porque tiene ese estilo interpretativo visceral y físico que encaja muy bien con quién era Houdini como persona y como artista. Asimismo Guy Pearce combina de manera única el carácter del personaje principal con la diversidad del actor de personajes”.

“La historia tiene muchas capas con las poder trabajar como intérprete, pero además Guy le ha añadido mucha emoción física. Cuando actúa, lo hace desde la comprensión física de su personaje”, añade Marian Macgowan.

Para Armstrong la clave estaba en la capacidad de Pearce para meterse en el papel: “Es un actor increíble. Me encanta que sea tan camaleónico; sabe transformarse por completo. También es un intérprete profundo e inteligente. Sabía que Guy se esforzaría al máximo por estar en forma y retratar a un Houdini que resultara creíble. Dio clases de magia y se entrenó durante meses en el gimnasio para coger la forma física que hubiera tenido Houdini. Cuando filmamos las escenas subacuáticas era capaz de aguantar la respiración más tiempo que nuestro especialista. También aprendió a escaparse de una chaqueta de fuerza colgado bocabajo. Eso demuestra su entrega con el personaje. ¡Desde luego que ha salido ganando porque ahora podrá encandilar a sus amigos con los trucos del espectáculo de Houdini!”.

Al principio Pearce se mostró un poco reacio: “Acababa de interpretar a Andy Warhol en una película que daba gran importancia a la veracidad de los hechos históricos, así que por una parte pensaba, ‘¿Realmente quiero ponerme ahora en la piel de una megaestrella que promocionaba su propia imagen?'”

Pearce acabó aceptando, pero se propuso acercarse al personaje desde una perspectiva totalmente diferente a como interpretó a Warhol. “A pesar de que vuelvo a interpretar a un personaje real, como esta historia se centra más en el “y si”, pude jugar un poco más con la trama sin ceñirme tanto a la realidad histórica y trabajar con el mundo creado en el guión. El lado físico fue el gran reto: tuve que entrenarme a fondo, aprender a aguantar la respiración durante mucho tiempo y acostumbrarme a estar colgado bocabajo. Me sorprendió muchísimo todo lo que podemos hacer para transformarnos. Tenía una tabla de entrenamiento físico bastante dura”.

La aclamada actriz Catherine Zeta-Jones encarna a Mary, un personaje de ficción. A Lupovitz le llamó la atención la similitud existente entre Zeta-Jones y su personaje en la película: “El pasado de Catherine se parece al de nuestro personaje porque ambas han trabajado en el teatro, y nuestro personaje, Mary, es muy carismática, espabilada, lista, misteriosa y muy atractiva; una intérprete nata”.

“Cuando nos pusimos a barajar posibilidades para Mary, Catherine nos pareció la mejor opción porque además de ser una gran actriz, tiene mucho en común con Mary. También es muy divertida y con este papel transmite una vulnerabilidad que le va como anillo al dedo. Para ella fue una vuelta a sus inicios, y de hecho rodamos una escena en Covent Garden enfrente de un viejo teatro y nos contó que fue bailarina en un espectáculo en la calle 42 o por ahí durante dos años. Cuando leyó el guión pensó, ésta soy yo, tengo que hacer este personaje”, añade Armstrong.

“En cuanto lo leí pensé, ‘Éste es un personaje increíble’; me atrajo por sus diferentes capas y porque era totalmente diferente al papel que estaba interpretando en ese momento”, comenta Zeta-Jones. “También me pareció una oportunidad fantástica para trabajar con una directora tan maravillosa como Gillian. Nunca había trabajado bajo las órdenes de una directora así que estaba intrigada por ver cómo funcionaría la dinámica. En cuanto nos conocimos me cayó genial y supe que iba a ser un rodaje magnífico”.

Los dos actores principales nunca habían trabajado juntos. “Juntar a Guy y a Catherine fue como provocar una reacción química, han hecho que saltaran chispas en la pantalla”, dice Lupovitz.

“Había oído que Guy era muy concienzudo y que le gustaba mucho ensayar”, comenta Zeta-Jones, “y esa metodología me viene como anillo al dedo porque me encanta ensayar y pasar las líneas y dar con formas diferentes de hacer las cosas. Nos llevamos fenomenal. Hemos trabajado muchísimo, pero nos lo hemos pasado genial, nos hemos reído y nos hemos divertido”.

Pearce coincide en que tuvieron una relación laboral buenísima: “Trabajar con Catherine ha sido un placer. Es una gran profesional y es muy buena en lo que hace. Además es tremendamente cercana y tiene un sentido del humor genial, con lo que nos lo hemos pasado muy bien”.

Saoirse Ronan, de 12 años, interpreta a la hija de Mary: “Antes de empezar, pensaba ‘Genial, ¡voy a trabajar con Catherine Zeta-Jones!’. Me ha encantado trabajar con ella porque además de ser una gran persona, es una actriz de grandísimo talento”.

A pesar de haber entrevistado a miles de jóvenes actrices, Armstrong no tuvo ninguna duda de que Ronan era la actriz que buscaban: “Saoirse nos dejó boquiabiertos en su primera prueba. Vimos a un montón de jóvenes actrices de gran talento, pero ella sobresalía por encima de todas ellas. Su papel es fundamental y, ciertamente, casi está en pantalla tanto como Catherine y Guy, con lo que sabíamos lo importante que era dar con una chica que pudiera sobrellevar esa carga y combinarla con la inteligencia y sensibilidad que requería un papel tan emotivo como éste. Es una chica muy especial”.

Lupovitz coincide totalmente con ella, “Saoirse Ronan es una joven actriz muy madura, y encajaba perfectamente con lo que buscábamos porque necesitábamos una actriz que, a esa joven edad, pudiera combinar cualidades de adulta y de niña. Es una actriz muy lograda, sobre todo teniendo en cuenta que sólo tiene doce años. Entiende muy bien su profesión y es capaz de repetir lo que ha hecho toma tras toma. Tiene presencia para llenar la pantalla y es un placer trabajar con ella. Enamora a la cámara”.

Pero no sólo a la cámara… también encandiló a sus compañeros de reparto. Catherine Zeta-Jones se quedó impresionada con su talento: “A esta joven intérprete no hay que quitarle el ojo, de hecho yo la compararía con una joven Jodie Foster. Terminó de rodar una película y en cuanto llegó se metió de lleno en el papel. Todos los días llegaba y nos daba abrazos a todos. Forjó a una Benji maravillosa, combinando elementos de pillo, de chicazo y un lado muy tierno que ha quedado precioso en pantalla. Es una estrella”. Guy Pearce añade: “Ha sido maravilloso trabajar con ella, es una niña impresionante que espiritualmente es mucho mayor de lo que aparenta físicamente. Todos los días decía algo que te dejaba alucinado al ver lo enterada que está de todo”.

Timothy Spall fue la última pieza del rompecabezas, como el manager y amigo de Houdini, el Sr Sugarman. “Me gustó mucho el guión y la historia me atrajo. Al leer el guión, fue como escuchar una canción que no había oído antes… Me pareció muy sugerente porque es una idea original. Los cuatro personajes principales me parecieron muy interesantes y hay una especie de triángulo en el que luchan por ver quién va a quedarse con Houdini. Un guión como éste no se recibe todos los días”. También le atrajo saber que el proyecto sería dirigido por Armstrong: “Sigo el trabajo de Gillian y me parece una de las mejores directoras del momento. Es muy inteligente, conoce bien de lo que habla, crea unas imágenes visuales preciosas y sabe llegar hasta el núcleo emocional de la trama. Ha sido un placer trabajar con ella”.

A Lupovitz le fascinó especialmente ver cómo Spall daba vida a su personaje: “El Sr Sugarman y Houdini tienen una amistad muy estrecha, comparten muchos secretos y tienen una historia muy larga, forjada durante sus viajes por el mundo en la gira.

Los dos personajes tienen una relación de amor que se manifiesta de una manera muy inteligente en el guión, que los retrata como una pareja que está siempre discutiendo. Nos pareció muy importante dar con un actor que pudiera hacerlo de una manera encantadora y positiva, así que nos sentimos muy afortunados al enterarnos de que Timothy Spall estaba disponible. He de decir que al trabajar juntos, él y Guy Pearce, siendo los grandísimos actores que son, han sabido llevar a la pantalla de una manera muy creíble la relación que tienen ambos personajes en el guión”.

El equipo técnico, sobre todo la directora Armstrong, sabía que dar vida a un personaje tan icónico sería una tarea peliaguda: “Cuando se realiza una historia sobre personajes reales, y más en el caso de un icono como Houdini, siempre hay seguidores devotos que se saben todos y cada uno de los detalles de su vida, y eso complica enormemente las cosas. En nuestro caso, los guionistas se basaron en la ficción histórica para imaginarse cómo se hubiera comportado Houdini. Hemos dedicado mucho esfuerzo a realizar labores de investigación y espero que hayamos logrado una obra que se mantiene fiel al espíritu de Harry. Eso sí, no hay que olvidar que, al fin y al cabo, es ficción”.

Houdini fue el artista más reconocido del mundo en vida, y su atractivo sigue presente hoy en día. La productora ejecutiva Marcia Nasatir sugiere que en la actualidad quizá sea más famoso de lo que haya sido jamás: “El año pasado salió otra biografía de Houdini que decía que había sido espía durante la I Guerra Mundial. Este año, uno de sus bis-sobrinos anunció que tiene intención de exhumar el cadáver dado que piensan que su muerte estuvo rodeada de circunstancias extrañas que podrían ser esclarecidas gracias a la ciencia moderna. Ochenta años tras su muerte, el gran escapista sigue siendo objeto de conversación y controversia en millones de sitios de Internet, y el nombre Houdini sigue siendo sinónimo de magia”.

La película está ambientada en Edimburgo, en 1926, y se rodó principalmente en lugares reales, todo un reto para la diseñadora de producción Gemma Jackson, “Tuvimos que rodar en escenarios naturales con lo que dichos escenarios tenían que parecer lugares reales, y además teníamos que poder trabajar con ellos y embellecerlos”.

Por ejemplo, convertimos el RAF Halton en un elegante hotel escocés. El edificio es de Rothschild, pero lleva años en desuso y estaba bastante destartalado. Tuvimos que esforzarnos al máximo para devolverle su gloria pasada. Simplificamos un poco la decoración, quitamos las horribles alfombras, trajimos el mobiliario adecuado, pusimos ascensores, y, en resumidas cuentas, le dimos un poco de clase”.

Algunos sitios, como el Teatro de Variedades de Wilton, no requirieron tanto trabajo para recrear el aspecto que buscaban: “A pesar de que está un poco feo y se está cayendo a trozos, es un lugar extraordinario con una atmósfera increíble. En cuanto pusimos la cortina roja, todo encajó. Los edificios de aquella época son maravillosos, y realmente no es tan difícil hacer que se adapten perfectamente a nuestra película”, dice Jackson.

Aparte de crear el escenario de época adecuado, Jackson contribuyó al aspecto visual característico de la cámara de Armstrong: “Tanto Gill como yo somos personas muy visuales. No tuvimos que sentamos a hablar sobre el aspecto de la película, todo fluyó de manera natural al rodar las escenas y ver qué necesitábamos. A Gill le encantan las formas alargadas y redondas, así que partimos de esa base. Yo traía pantallas, cristales y superficies reflectantes y ella trabajaba con las diferentes capas. Eso nos permitió lograr el aspecto particular de este filme”.

“Al crear el vestuario, Susanna Buxton se ha ceñido a la época, aunque al ser una historia de ficción, ambientada alrededor de 1926, no nos hemos dejado dominar por esa idea”, añade Jackson.

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