Crítica EL BAÑO DEL PAPA

Estreno en España: 25 Abril 2008

Puntuación:


Sinopsis

Es el año 1988 y el Papa Juan Pablo II visitará Melo. Se calcula que 50.000 personas asistirán a verlo. Los pobladores más humildes creen que vendiéndole comida y bebida a esa multitud se harán casi ricos. Beto, un contrabandista en bicicleta, decide en cambio construir un excusado en el frente de su casa y alquilar el servicio. Para lograr su objetivo debe atravesar una serie de dificultades tragicómicas. Finalmente, sólo unos 8.000 fieles concurren. Nadie vende nada y únicamente una anciana hace uso del retrete. El sueño de Beto se hace trizas pero a lo largo de la historia su hija ha llegado a comprenderlo mejor. Quizás incluso a quererlo.

Crítica de Cine.com
por
Leo Aquiba Senderovsky

El baño del papa formó parte de la Sección Oficial del Festival de Cannes 2007, y obtuvo el Premio Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián. Muchas películas latinoamericanas triunfan en los principales festivales internacionales, inclusive algunos films uruguayos, como Whisky, la última película de la dupla Rebella – Stoll luego de 25 watts, primera sorpresa del cine uruguayo. La diferencia entre aquellas y esta es abismal. La malograda dupla (Rebella se quitó la vida tres años después de la realización de Whisky) nunca hizo foco en la clase baja uruguaya. La película dirigida por la reciente dupla de Enrique Fernández y César Charlone, en cambio, apela a un cine emparentado con el neorrealismo italiano, puntualmente en lo que hace a las situaciones absurdas y trágicas de la vida cotidiana, en este caso representadas en el esfuerzo de Beto por construir un baño para aprovechar económicamente la supuesta afluencia de público que acarreará la visita del Papa. Esta idea desembocará en numerosas escenas narradas a trazo grueso, ejemplo de esto es el final, con una hija emocionada por ver a su padre lejos del descarrilamiento en el que ha caído por un trabajo esclavizante y su recurrencia al alcohol. Los elementos más destacados de esta propuesta se encuentran en las solventes actuaciones del elenco, principalmente de César Troncoso y Virginia Méndez, y la manera en que se describe la miserable situación de los contrabandistas que viven en Melo. Sin embargo, El baño del papa es una de las películas que menos consiguen ocultar la falta de ingenuidad de sus realizadores a la hora de planificar este proyecto. César Charlone viene trabajar en Hollywood luego de consagrarse internacionalmente como director de fotografía de Ciudad de Dios, película que guarda no pocas similitudes con esta. Si bien el virtuosismo visual y la tendencia al cine de género de aquella contrastan con el humor uruguayo y el costumbrismo de ésta, ambas insisten en hacer hincapié en las clases bajas de sus respectivos países de origen, algo que, se ha analizado muchas veces y desde distintas perspectivas, suele ser el plato preferido de los festivales de cine del Primer Mundo. Los realizadores de El baño del papa conocen perfectamente esta preferencia, y a este plato, por si fuera poco, le adosan un elemento foráneo y a la vez universal, como es la figura del Papa. “El Papa no sabe lo que pasó en Melo”, dice Beto, mientras discute con las imágenes del noticiero, en un gesto que remarca la falta de sutileza a la hora de exponer el discurso demagógico del film, corolario de una suma de imágenes que reflejan la desilusión del pueblo tras la visita del Papa, imágenes más cercanas a la forma que adopta la publicidad para mostrar la pobreza, y que se cuentan entre las pocas secuencias realizadas bajo un criterio estético definido.


Dirección: Enrique Fernández y César Charlone.
Países:
Uruguay, Brasil y Francia.
Año: 2007.
Duración: 97 min.
Género: Drama.
Elenco: César Troncoso (Beto), Virginia Méndez (Carmen), Virginia Ruiz (Silvia), Mario Silva (Valvulina), Henry de León (Tica), José Arce (Nacente), Nelson Lence (Meleyo), Rosario Dos Santos (Teresa), Hugo Blandamuro (Tarta), Alex Silva (Gordo Luna), Baltasar Burgos (capitán Álvarez).
Guión: Enrique Fernández.
Producción: Elena Roux.
Música: Luciano Supervielle y Gabriel Casacuberta.
Fotografía:
César Charlone.
Montaje: Gustavo Giani.
Dirección artística: Inés Olmedo.
Vestuario: Alejandra Rosasco.
Estreno en Uruguay: 3 Agosto 2007.

Biofilmografía de los directores


Enrique Fernández / Guionista – Director
Desde principios de la década del 80 su actividad está ligada al cine. Se ha desempeñado como guionista, asistente de dirección y camarógrafo en algunos cortos de ficción y documentales, en Uruguay y en Alemania, donde trabajó cerca de cinco años. En 1997 fue guionista de Otario, largometraje de ficción dirigido por Diego Arsuaga que fuera seleccionado en el Festival de San Sebastián. Es Profesor de Guión Cinematográfico en la Escuela de Cine del Uruguay.
El baño del Papa es su primer largometraje como director.


César Charlone / Director – Director de Fotografía
Nació en Uruguay pero reside en Brasil desde hace más de 30 años. Es egresado de la Escuela de Cine de Sao Paulo. Comenzó en 1975 trabajando como fotógrafo en documentales, cortos publicitarios y largometrajes, con directores como Murillo Salles, Sergio Resende, Roberto Gervitz y Renato Tapajos.
En 1997 empezó su carrera de director en cortos publicitarios, video clips y episodios para la televisión de la serie Cidade do Homens, para los cuales también escribió el guión. Tiene una vasta experiencia en el campo de la publicidad, habiendo dirigido más de 700 comerciales para las marcas más importantes del mundo.
En 2001 se desempeñó como Director de Fotografía de la película “Ciudad de Dios”, dirigida por Fernando Meirelles, rol por el cual obtuvo una nominación al premio Oscar y que lo convirtió en el primer uruguayo que alcanzó tal distinción. En 2003 trabajó bajo las órdenes de Tony Scott en la película Man on fire, también junto al director neoyorquino Spike Lee en Suker Free City y nuevamente con Meirelles, en El Jardinero Fiel, labor que le valió una nominación a mejor fotografía en los premios Bafta (Inglaterra). El baño del Papa es su primer largometraje como director.


Notas de los directores

Génesis

Enrique Fernández: En la época, yo debía tener diez años, Beto era un amable vecino que pasaba cada mañana a saludarnos. Siempre llevaba la camisa por fuera de los pantalones, y sus delgadas piernas parecían palillos cuando se montaba en una vieja bicicleta que daba la impresión de caerse a trozos. Beto vivía con su suegra, doña Leocadia, una piadosa anciana que quería mucho a mi madre. Para demostrar su afecto, le ofreció su dentadura postiza, que ella ya no usaba. Dos días después, mi madre se la devolvió con mil disculpas. Más tarde me confesó que la había probado, pero que no le valía. Durante 36 años, mi padre, que falleció en 1964, escribió letras de canciones para una orquesta de carnaval. Esas canciones me ayudaron a familiarizarme con todos esos personajes. Fueron parte de mi infancia y ahora son parte de la película. Conozco sus alegrías y sus tristezas. Los veo cada vez que voy a mi pueblo. Los conozco muy bien y los quiero.

César Charlone: En mi calidad de uruguayo que vive en Brasil, todos los temas que me vienen a la mente cuando pienso en cine tienen que ver con mi país natal. El primer documental que dirigí y produje en 1978 contaba con un presupuesto muy reducido y se rodó en Uruguay, Brasil, Argentina y Chile. Después de pasarme diez años dirigiendo anuncios, videoclips y series de televisión, tenía ganas de dirigir un largometraje. Había apuntado un par de ideas en el papel relacionadas con mi pasado uruguayo, pero no era fácil encontrar financiación en Brasil. Cuando óun buen comienzo. Leí el guión y descubrí que no solo la historia era maravillosa con personajes conmovedores, sino que podría hacer realidad el viejo sueño de rodar en mi país. Melo tiene algo muy especial. Es una ciudad uruguaya muy influida por Brasil. La mayoría de los habitantes de Melo hablan portugués.
Un trabajo a cuatro manos

César Charlone: Trabajamos mucho juntos antes del rodaje. Reescribimos la versión final, buscamos decorados… Me encantaba la historia de Enrique y estaba decidido a plasmarla en la gran pantalla con la mayor fidelidad posible. Por eso preparé un plan de rodaje muy detallado que revisamos juntos antes de dárselo al resto del equipo. Así, durante el rodaje, todos sabían qué debían hacer y por qué. Fue un rodaje simple y agradable. Además, Fernando Meirelles, el realizador de Ciudad de Dios y El jardinero fiel, con el que estaba trabajando, leyó el guión y se entusiasmó con el proyecto.

Enrique Fernández: Preparamos un plan de rodaje muy preciso y ensayamos antes de rodar. Hablamos mucho de los personajes, de las situaciones, de las dificultades de la película, de cómo debía ser filmada. El rodaje fue muy bien. Los dos nos ocupamos de la dirección de los actores. César se encargó sobre todo del aspecto visual, mientras yo me aseguraba de seguir fieles al guión.
Un reparto original

Enrique Fernández: El reparto está compuesto por actores profesionales y no profesionales. Los intérpretes profesionales son César Troncoso (Beto), Virginia Méndez (Carmen, la madre) y Nelson Lence (Meleyo, el aduanero). También están Hugo Blandamuro (el camarero) y Carlos Lissardy (Ches el loco). Los demás son habitantes de Melo. Ensayamos durante varias semanas para que se sintieran seguros y obtuvieran la agilidad y la concentración requeridas ante la cámara. Trabajamos con estupendos profesionales y actores no profesionales que demostraron ser grandes intérpretes, pero que nunca habían visto una cámara. Fue maravilloso.

César Charlone: Enrique siempre había pensado en César Troncoso y en Virginia Méndez, dos conocidos actores uruguayos, pero el reparto era muy amplio y no estábamos seguros de que mezclarlos con actores no profesionales diera los resultados deseados. Sobre todo si tenemos en cuenta que trabajan mayormente en el teatro. Era la segunda vez que trabajaba con Chris Duurvoort, el supervisor de ensayos. Es capaz de convertir un reparto dispar en homogéneo. Christian se desplazó varias veces a Melo para trabajar los personajes con los actores y enseñarles detalles, por ejemplo, cómo parecer un verdadero ciclista. Si vemos a Beto y a Valvulina, o a Carmen y a Silvia, cuesta decir cuál es el actor o actriz profesional.
Epílogo

César Charlone: Lo que más me gusta de EL BAÑO DEL PAPA son las diferentes dimensiones de la historia. Tiene una dimensión social, muy suramericana. Lo demuestra el hecho de que el héroe sea un contrabandista y que el malo sea la autoridad, el poder. Los códigos morales y sociales tienen poco que ver con los de Occidente. La historia trata de la necesidad de tener un sueño, de esperar algo mejor. También hay una historia de amor, una auténtica historia de amor, pero es una historia silenciosa, casi escondida. La de un padre que quiere ser querido, aceptado e incluso admirado por su hija.

Enrique Fernández: La historia acaba con un sueño roto, pero el espíritu no muere. Debe ser así porque la batalla de Beto, como probablemente la de todos los pobres del mundo, se libra día a día con convicción y valor. Algún día, como en todos los lugares de la tierra, la cultura y las tradiciones de los habitantes de Melo dejarán de existir, cambiarán o desaparecerán. Nuestro deseo ha sido plasmar sus retratos antes de que eso ocurra.

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