Crítica LA ISLA DE NIM

Estreno en España: 5 Septiembre 2008

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Sinopsis

Cualquier cosa puede pasar en la isla de Nim, un lugar donde todo crece a lo loco, sobre todo la imaginación. Aquí, una niña con mucho carácter llamada Nim (Abigail Breslin), rodeada de sus exóticos amigos animales, de libros y de leyendas, lleva una increíble vida tropical que refleja la de su personaje literario favorito, Alex Rover, el primer aventurero del planeta. La niña idolatra a Rover. Cuando un peligro inesperado se cierne sobre su padre, que es científico, y la isla secreta en la que viven, Nim pide ayuda al creador de su admirado héroe. Pero Nim no sabe que el aclamado autor de la serie de aventuras es Alexandra Rover (Jodie Foster), una mujer tímida y nada valiente que vive recluida en un piso de una gran ciudad. Alexandra se atreve a aventurarse en el mundo real y Nim se enfrenta al mayor reto de su corta edad, para lo que ambas deberán imitar al modélico y ficticio Alex Rover, además de apoyarse mutuamente, para conquistar la isla de Nim.

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Crítica de Cine.com
por Leo Aquiba Senderovsky

La isla de Nim es un simple y entretenido cuento infantil de aventuras que mezcla elementos propios de la frondosa imaginación de la protagonista (la ascendente Abigail Breslin), con aspectos propios de un verosímil capaz de tomarse cualquier licencia posible, e incapaz de salir de la realidad símil cuento de hadas de cualquier relato para niños. Más allá de la nena Breslin, la mejor del elenco, tenemos a Gerard Butler (gruesa metáfora, el aventurero Alex Rover, héroe de Nim, está personificado por el mismo actor que interpreta a su padre), y a Jodie Foster en una sorprendente clase de sobreactuación, como la neurótica y agorafóbica autora de los libros de aventura que, licencias narrativas mediante, es convencida por su propio personaje para viajar hasta la remota isla y cuidar de la desprotegida Nim. La película entretiene y, si algo cabe destacar, es su apelación a un imaginario infantil carente de reiterativos universos y criaturas fantásticas. Por el contrario, el mundo de Nim está rodeado de animales comunes y silvestres, como lobos marinos, lagartos y gaviotas, que pese a formar parte del mundo natural, tienden a decantar en muñecos animados digitalmente, más cercanos a la fantasía dibujada que a la realidad filmada. Esto último hace que La isla de Nim, más allá de ser un bonito y digno cuento infantil, huela a producto híper-prefabricado, excesivamente rutinario, y carente de toda autenticidad.

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Dirección: Jennifer Flackett y Mark Levin.
País:
USA.
Año: 2008.
Duración: 96 min.

Género: Aventuras, comedia.
Elenco: Abigail Breslin (Nim), Jodie Foster (Alexandra Rover), Gerard Butler (Alex Rover/Jack).
Guión: Jennifer Flackett, Mark Levin, Paula Mazur y Joseph Kwong; basado en la novela de Wendy Orr.
Producción: Paula Mazur.
Música: Patrick Doyle.
Fotografía: Stuart Dryburgh.
Montaje: Stuart Levy.
Diseño de producción: Barry Robison.
Vestuario: Jeffrey Kurland.

jennifer-flackett-y-mark-levin.jpgFilmografía de Jennifer Flackett y Mark Levin

# Journey to the Center of the Earth (2008) (Guión)

# Nim’s Island (2008) (Guión y Dirección)

# Little Manhattan (2005) (Guión)

# Wimbledon (2004) (Guión)

# Madeline (1998) (Guión)

# “Earth 2” (Guión, varios episodios, 1994-1995)

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CÓMO SE HIZO “LA ISLA DE NIM”

  En 2002, la autora Wendy Orr publicó La isla de Nim, un relato acerca de un curioso e incomparable paraíso tropical lleno de aventuras, habitado por dos irresistibles heroínas: la atrevida y joven Nim, que lleva una vida al estilo de una moderna “familia Robinson en los mares del sur”, con su padre, que es científico, y rodeada de muchos animales; y la escritora de aventuras Alexandra Rover, que siempre ha vivido recluida en su enorme piso en la ciudad, hasta que su mayor fan le pide ayuda. No puede haber dos personas tan opuestas como Nim y Alexandra. Nim sueña con grandes viajes y amistades eternas, y Alexandra es una mujer que, de tan nerviosa, se vuelve cómica. Pero no tardan en descubrir que comparten la misma fe en el poder de la imaginación y un afecto sin límites por el héroe de ficción creado por Alexandra, Alex Rover, cuya valentía y osadía las inspirará para llegar a lugares asombrosos y seguir adelante por caminos con los que sólo se habían atrevido a soñar. Al final, Nim descubrirá la mayor aventura de todas, tener una familia. La escritora Wendy Orr dice: “La historia de Nim parte de la base de que todos podemos ser mucho más valientes de lo que creemos. No importa que sea para librar una batalla contra unos piratas o para dejar un cómodo piso e ir al otro lado del mundo, todos somos mucho más valientes de lo que pensamos”. El periódico Los Angeles Times describió la novela como “un refrescante relato de fantasía… con fuertes dosis de suspense y comedia”, y añadió que “el lector deseará creérselo todo acerca de la adorable Nim y de su idílica isla”. Unos años después, la productora Paula Mazur descubrió la novela en una librería de Santa Mónica. El título le intrigó y lo compró para leérselo a sus hijos. Se sintió cautivada nada más empezar: “Me pareció una historia maravillosa, muy bien escrita, con personajes fuertes, el padre, la hija y la escritora, destinados a encontrarse. Casi inmediatamente pensé que me gustaría verlo en la gran pantalla. Me gustaba Nim, una niña capaz de enfrentarse a lo que fuera con entusiasmo y humor”. La productora casi no creía su suerte cuando descubrió que nadie se había hecho con los derechos cinematográficos de la novela y no tardó en encargar una adaptación después de unirse a Walden Media, conocidos por llevar novelas para la familia a la gran pantalla con éxito. Los dos productores estaban de acuerdo en que la pareja de cineastas formada por Mark Levin y Jennifer Flackett era la idónea para ocuparse de esta película, después de su trabajo dirigiendo la aclamada Pequeño Manhattan, acerca de un niño y una niña que se enamoran perdidamente cuando se ven por primera vez en una clase de kárate. “El tono de Pequeño Manhattan es muy realista, nada sentimental; el guión es muy ingenioso. Tuve la intuición de que eran las personas perfectas para LA ISLA DE NIM”, recuerda Paula Mazur. “Walden estaba de acuerdo conmigo”.

  El matrimonio se enamoró inmediatamente de Nim y de los personajes que la rodean, humanos y animales, a los que Wendy Orr insufla vida en la novela. El director Mark Levin dice: “Nos pareció contar con todos los ingredientes para hacer una película maravillosa. Nos inspiramos bastante en nuestra hija para escribir el guión y dirigir la película porque queríamos crear algo que le encantase y donde, en cierto modo, se viese reflejada porque creemos que se parece a Nim”.

  Jennifer Flackett añade: “Nos entusiasmó la idea de capturar el entusiasmo de una niña por correr, saltar y vivir aventuras. No hay muchos papeles así para niñas. Además, a los dos nos gustan las películas para la familia que trascienden las edades y el tiempo y, desde luego, esta historia lo permitía”.

  A la hora de adaptar la novela, Mark Levin y Jennifer Flackett empezaron por el núcleo de la película. “Todo gira en torno a las conexiones. El padre intenta ponerse en contacto con su hija; la niña intenta ponerse en contacto con su héroe para que la ayude, y la escritora intenta conectar con el mundo y con la persona que siempre ha querido ser. Pero sobre todo es la historia de una familia que intenta reconstruirse. Esos son los temas principales del libro que nos empujaron a llevarlo a la gran pantalla”, resume Mark Levin.

  Aparte de estos temas principales, el matrimonio reconoce que ampliaron algunos de los acontecimientos para aumentar el dramatismo. “Todo lo que ocurre en la película también pasa en la novela, pero lo exageramos un poco para que fuera más cinematográfico”, dice Jennifer Flackett.

  Los dos guionistas-directores trabajaron en la aclamada y exitosa serie “Aquellos maravillosos años”, y reconocen que les gusta escribir desde el punto de vista fresco y a menudo perspicaz de un niño. “Un niño de doce años está lleno de fantasía, vive un periodo lleno de transformaciones”, dice Mark Levin. “Lo pasamos muy bien al poder usar tanta imaginación en el mundo de Nim”.

  Los dos prefieren trabajar juntos y dicen que se sintieron aún más unidos después de acabar el guión de LA ISLA DE NIM. “Para Jennifer y para mí es el mejor modo de vivir y crear”, dice Mark Levin. “Es fantástico tener la oportunidad de dejar pasear nuestra imaginación por los mismos lugares; somos una asociación muy creativa”.

  La protagonista de LA ISLA DE NIM es Nim, una niña con mucho carácter, llena de vida, que habita en una lejana isla y cuyo mejor amigo es un león marino llamado Selkie.

  La autora Wendy Orr dice, hablando de su pequeña protagonista: “Nim es valiente, leal y fuerte, aunque no está libre de defectos. Un escritor tiene personajes favoritos, y Nim es uno de ellos para mí. Me enamoré de ella mientras escribía la novela”.

  Los cineastas de LA ISLA DE NIM comparten la opinión de la autora, pero se enfrentaron a un dilema: ¿cómo encontrar a una joven actriz capaz de captar los sentimientos de Nim y realizar una interpretación compleja en la que se aunasen la comedia, la acción y las emociones? Pensaron en hacer un casting mundial para encontrar a Nim hasta que cambiaron de idea al descubrir la exitosa comedia Pequeña Miss Sunshine, coprotagonizada por la joven Abigail Breslin. A los diez años, fue nominada a un Oscar por la increíble interpretación de una aspirante a ganar un concurso de belleza preadolescente.

  “Cuando vimos a Abigail en la película, tuvimos muy claro que no era necesario organizar un casting mundial”, dice, riendo, Paula Mazur. “Y cuando la conocimos, nos quedamos absolutamente convencidos de que sabría insuflar vida a Nim”.

  Mark Levin y Jennifer Flackett recuerdan el momento en que la conocieron: “Nos pareció muy original, muy real y accesible emocionalmente. Tiene una sonrisa fantástica”, dice la directora. “Es la encarnación de una niña que vive en circunstancias extraordinarias y supo comunicarlo como Nim”.

  Durante el rodaje, la creatividad y disponibilidad de Abigail Breslin hicieron que muy pronto dejaran de pensar en ella como una “actriz infantil”. “Sabe usar sus emociones, pero nunca imita. Lo hace de forma genuina. Es maravilloso verla, comunica lo que siente, especialmente en las escenas en que Nim echa de menos a su padre”, explica Mark Levin. “Todo el equipo se quedó sorprendido ante la interpretación de Abigail”.

  A la joven actriz, lo que más le atrajo del papel fue la asombrosa vida de Nim, llena de acción, aventuras y de una imaginación desbocada. “Nunca había hecho nada parecido”, dice Abigail Breslin. “Trepé y corrí mucho, volé por los aires, me lo pasé muy bien. También luché con una espada. Tuve que entrenarme mucho para las escenas submarinas. Aprendí a tirarme de cabeza, a nadar debajo del agua, incluso a gritar debajo del agua. No es tan difícil como parece. Basta con abrir la boca y gritar inmediatamente para que no entre agua”.

  Sigue diciendo: “También fue muy divertido conocer a todos los amigos de Nim, a los leones marinos, los pelícanos, los dragones barbudos, fue genial”.

  Al igual que Nim, vivir en una isla tropical transformó a la joven actriz. El coordinador de especialistas Glenn Reuhland recuerda que Abigail Breslin se transformó física y mentalmente: “Abigail pasó de ser una sofisticada neoyorquina a una auténtica especialista de acción al final del rodaje”, dice.

  La joven actriz estaba encantada con los retos físicos, pero dice que las cosas más importantes aparecen cuando Nim se une a Alexandra Rover. “Lo que más me gustó es que Nim y Alexandra descubren que son mucho más fuertes interiormente de lo que creían”, dice. “También se dan cuenta de que todo el mundo necesita a los demás. Necesitamos que la gente a quien queremos esté cerca”.

  Cuando Nim se encuentra sola y amenazada en su isla, decide ponerse en contacto con la única persona de la que está segura: Alex Rover, el valiente protagonista de sus novelas favoritas. Pero Nim está a punto de descubrir que Alex es en realidad Alexandra, una escritora con una imaginación desbordante que lleva una vida muy limitada. De hecho, no ha salido de su piso de San Francisco desde hace varios meses. Alexandra tiene miedo de todo, incluso de microbios invisibles, pero se siente obligada a responder a la llamada de socorro de Nim. Al hacerlo, aprenderá que hay un héroe escondido en su interior.

  Para el papel de Alexandra, los cineastas sabían que necesitaban a una actriz capaz de quedarse petrificada por el miedo y ser cómica, además de demostrar muchas emociones. A punto de lanzarse a la búsqueda de la actriz idónea, el destino volvió a hacer de las suyas. Jodie Foster se ofreció para hacer el papel después de quedarse prendada con una de las primeras versiones del guión que había llegado a sus manos.

  Los directores y productores se quedaron muy sorprendidos. “No se suele asociar a Jodie Foster con papeles cómicos”, dice Paula Mazur. “Pero Jodie quería hacer el papel, y no cabe duda de que pertenece a la categoría de grandes actrices. Si ella creía poder hacerlo, estábamos seguros de que así sería, y así fue. Hizo mucho más de lo que todos esperábamos”.

  Como Abigail Breslin, la actriz empezó a trabajar siendo niña. Fue nominada a su primer Oscar a los catorce años por su papel en Taxi Driver, de Martin Scorsese. No tardó en convertirse en una de las actrices dramáticas más aclamadas, y en una exitosa guionista y directora, galardonada con dos Oscar por sus tremendas interpretaciones en Acusados y El silencio de los corderos. Con su historial, todos estaban muy intrigados por ver qué haría con la cómica y nerviosa Alexandra Rover, escritora de aventuras y total agorafóbica.

  Mark Levin dice: “Una vez que Jodie se metió en el papel de Alexandra, nos fue imposible imaginar a otra persona interpretándolo. Es realmente cómico ver cómo desaparece la imagen de mujer dura y fría que se tiene de ella en otras películas. La idea de interpretar a una novelista agorafóbica que descubre a la niña que lleva en su interior le pareció irresistible. La ligereza y energía que aportó a los momentos cómicos no tienen precio”.

  Jodie Foster dice que, desde el principio, se sintió cautivada por el espíritu del relato. “Es una historia maravillosa que inspira a las chicas, y a los chicos, para vivir aventuras y experimentar. Nim demuestra lo que es ser la heroína de su propia historia”, explica la actriz. “Es lo opuesto de la pasividad actual. Creo que es bueno acordarse de eso a cualquier edad”.

  Su lado aventurero se sintió atraído por la oportunidad de meterse de lleno en un papel basado en tropiezos, sudores fríos y comedia muy física. “No suele haber papeles cómicos a los que pueda hincar el diente, y este es la excepción”, dice Jodie Foster, hablando del guión. “Además, Alexandra, tan patosa y chalada, me parece conmovedora. He trabajado en muchos dramas en los que se hablaba del miedo, y parte del humor de Alexandra es que está plagada de temores. Le asusta la araña que se pasea por su ordenador, que alguien le dé golpecitos en el hombro para llamar su atención, incluso poner el pie fuera de casa. Me pareció interesante. También me divertí explorando el valor interior al que debe recurrir Alexandra para ser capaz de ir a un aeropuerto, comer cosas extrañas y dejar todo lo que conoce”.

  Pero cuando Alexandra llega a la isla de Nim, su vida cambia radicalmente y vive situaciones que sólo había imaginado. Cruza por encima de la copa de los árboles atada a un cable, nada con ballenas y vuela en helicóptero, una vida no muy diferente de la del héroe que inventó, Alex Rover. A pesar de que la actriz reconoce que no es una persona muy dada a los deportes extremos, el coordinador de especialistas Glenn Reuhland se quedó impresionado con su forma de enfrentarse a las numerosas escenas de acción, aéreas, en tierra o submarinas. “Jodie tiene el don de meterse en cualquier sitio, incluso debajo del agua, seguir relajada y sentirse cómoda. Es fantástico”, dice. “Está en plena forma y se nota”.

  Jodie Foster no tardó en saber que La isla de Nim era uno de los libros que su hijo mayor había incluido en la lista de títulos para leer durante el verano. “Lo leímos juntos”, dice la actriz, “y luego se lo leyó a su hermano pequeño, me pareció precioso”. Fue muy grato para la autora Wendy Orr saber que la familia Foster amaba la novela: “Me gustó enterarme de que el libro había entusiasmado al hijo de Jodie y me pareció que tenía aún más sentido que interpretara el papel de Alexandra”, dice la autora.

  Jodie Foster se llevó muy bien con Abigail Breslin. “Abigail es una actriz maravillosa a pesar de su edad”, dice la actriz. “A veces me recuerda a mí de niña, sobre todo porque lleva bastante tiempo en esta profesión. Tiene un instinto innato que le permite ser auténtica; no se estresa, es muy tranquila”.

  También se divirtió mucho trabajando con Gerard Butler, que interpreta a la creación y alter ego de Alexandra, Alex Rover, con el que habla constantemente mientras se encara a una fobia tras otra. “Me gusta Alex porque es un personaje genial”, explica Jodie Foster. “Lleva una vida asombrosa; hace cosas como escapar de un agujero lleno de arañas, pero ahora se ve obligado a estar con una neurótica y excéntrica cuarentona. Gerard aporta una enorme dosis de humor a la situación. Me ha gustado mucho trabajar con él”.

  El actor también estaba encantado de trabajar con Jodie Foster. Ambos tuvieron que navegar por una frontera nada convencional entre la ficción y la realidad en sus escenas. “Nos lo pasamos realmente bien, a veces incluso tenía que pellizcarme”, reconoce Gerard Butler. “Experimentamos y descubrimos nuevas ideas. Su personaje me parece realmente hilarante. La relación de Alexandra y Alex es totalmente inesperada”.

  El encanto natural y el humor de la interpretación de Jodie Foster hicieron que todos se sintieran cómodos. “Jodie aportó una calidad maravillosa a la historia, una sensación de realidad”, resume Jennifer Flackett. “Alexandra siempre se da contra los árboles o mete el pie en agujeros, pero Jodie es una mujer inteligente y añadió autenticidad a la comedia física para que no sólo fuera muy divertida, sino creíble”.

  En esta historia que gira alrededor del poder que da la imaginación para convertirse en quien uno quiere ser, Gerard Butler tiene la oportunidad de hacer un papel a cada lado de la frontera que divide la realidad de la fantasía. Por un lado, es el brillante e inventivo científico Jack, padre de Nim, que está lejos de su hogar y, por otro, es el apuesto y atrevido aventurero de ficción Alex Rover, en el que Nim ha puesto todas sus esperanzas.

  En un principio, los cineastas pensaron en ofrecer los papeles a dos actores diferentes, pero Gerard Butler, que se ha dado a conocer por su papel de guerrero en 300 y como galán romántico en Posdata: te amo, les convenció de que fueran más osados. “Gerry nos dio la idea de que podía hacer ambos papeles”, dice Mark Levin. “Pensándolo, nos pareció una buena idea que fuera Jack y Alex. Tiene el registro suficiente para interpretar a ambos personajes, para demostrar que en realidad son las dos caras de una misma moneda, lo que subraya aún más la vertiente de cuento de hadas de la historia. Y no es la primera vez que esto ocurre. Por ejemplo, en la historia de Peter Pan, el mismo actor suele interpretar al padre de Wendy y al capitán Garfio”.

  Gerard Butler se entusiasmó con el guión. “Me pareció irresistible”, reconoce. “Es una historia encantadora, divertida, llena de aventuras. Me gustó la idea de interpretar a dos personajes”.

  Cada uno de esos personajes es único. “Jack es un biólogo marino con el corazón roto que cuida de su joven hija”, explica Gerard Butler. “Es un hombre algo peculiar cuya gran pasión es el plancton, pero lo pasa muy mal intentando regresar al lado de su hija. Alex, al contrario, es el héroe clásico, tipo Indiana Jones. Es más grande que la vida misma, lleno de energía y de pasión. Pero en realidad es alguien que vive en la imaginación de otros, lo que le da un toque de humor muy especial, y también es el alter ego de Alexandra, el personaje que interpreta Jodie Foster. Él consigue empujarla para que se atreva a hacer cosas”.

  Los cineastas supieron que no se habían equivocado cuando vieron la química entre Gerard Butler y Jodie Foster. “Las escenas en las que Alex saca a Alexandra de su piso son geniales. Los dos están muy graciosos; son tan diferentes que saltan chispas”, explica la productora Paula Mazur.

  Gerard Butler dice que siente mucho cariño por ambos personajes, pero reconoce que su favorito acabó siendo el realista Jack y no el invencible Alex Rover. “Disfruté mucho interpretando a Jack por la profunda y tierna relación que tiene con su hija”, dice. “Lo pasé realmente muy bien haciendo de Alex, pero llevo a Jack en el corazón”.

  Hacer el papel de Jack le dio la oportunidad de trabajar con Abigail Breslin, para la que no ahorra elogios: “Fue lo mejor del papel. Es inteligente, divertida, humilde y, sobre todo, tiene talento. Lo único malo es su “lata para palabrotas”, donde se pone dinero por cada una que se diga. Y, bueno, soy escocés, casi se me va medio salario… Daba igual donde estuviera, siempre me oía”. Posteriormente, Abigail Breslin donó el contenido de la famosa lata a ASPCA (Sociedad americana para la prevención de la crueldad hacia los animales).

  Hasta conocer a Alexandra Rover, los amigos de Nim son los animales. Sus mejores amigos son Selkie el león marino, Fred el dragón barbudo, y Galileo el pelicano, por lo que el equipo de producción debía ingeniárselas para incorporar a unos personajes poco corrientes al rodaje. La ardua tarea recayó en los dos encargados de animales de la película, John Medlin y Katie Brock, que ya se ocuparon de los animales de Babe 2: un cerdito en la ciudad.

  Selkie el león marino tiene, además, un papel clave en la película, ya que el gigantesco mamífero marino es tan leal a Nim como lo sería un Golden Retriever, a pesar de sus 200 kilos y de vivir en el mar. Para encontrar al león marino adecuado, la producción recurrió a Sea World Australia, situado cerca de donde rodaban en la Costa Dorada de Queensland. El acuario sugirió a dos leones marinos adultos, Spud y Friday, acostumbrados al público y que sabían hacer cosas como saludar, abrazar y dar besos.

  Spud y Friday demostraron ser muy amables. A pesar de su gran tamaño, los leones marinos australianos son conocidos por su curiosidad, adaptabilidad a nuevos entornos, su energía y entusiasmo. “Los leones marinos tienen mucha personalidad; son personajes geniales para una película”, dice Katie Brock.

  La domadora trabajó con Spud y Friday para que uno de los dos siempre estuviera listo para una toma. A pesar de saber muchas cosas, los leones marinos tuvieron que aprender unos cuantos trucos para la película. “Lo más difícil para Spud y Friday fue aprender a trabajar sin la presencia inmediata de sus domadores cuando se rodaban las tomas. No fue fácil para ellos”, explica Katie Brock. Y John Medlin añade: “También tuvieron que acostumbrarse a trabajar con las cámaras, las luces, todo el equipo. Nada de eso es muy habitual para un león marino”.

  Quizá lo más importante que debieron aprender, fue llevarse de maravilla con Abigail Breslin. “Empezamos muy pronto a construir la relación”, dice Katie Brock. “Venía cada día a darles de comer y a jugar con ellos, incluso antes de que empezara el rodaje”.

  La joven actriz reconoce que no las tenía todas consigo cuando descubrió lo enormes que eran sus coprotagonistas marinos. “Eran mucho más grandes de lo que imaginaba”, dice. “Pero no me asusté, me parecieron muy bonitos. Lo pasé muy bien, fue increíble aprender a hacer los trucos con ellos. Lo único que me molestaba era el olor del pescado que debía darles como recompensa”.

  Los leones marinos correspondieron al afecto que les demostró la joven actriz. “En cuanto entraba Abigail, los dos se precipitaban para darle un beso”, recuerda Mark Levin. “Había una auténtica relación con Abigail y eso se nota en las imágenes”.

  En opinión de Paula Mazur, los leones marinos aportaron algo inesperado a la película. “Al principio no estábamos muy seguros de lo que podrían hacer, pero cuando Katie nos demostró de lo que eran capaces, ampliamos las escenas de Nim y Selkie”, explica. “Los animales y sus domadores estuvieron brillantes. Fue mucho más fácil trabajar con ellos de lo que habíamos imaginado. Parecían haberse encariñado con Abigail, y ella con ellos, algo realmente maravilloso”.

  Pero otro animal aún más exótico se unió al reparto para interpretar a Fred, el dragón barbudo, un tipo de lagarto llamado así por la bolsa hinchable que le cuelga debajo de la mandíbula. A pesar de tener un nombre con resonancias míticas, los dragones barbudos son animales bastante dóciles que no rehúyen a los humanos, lo que les convertía en idóneos para el papel. John Medlin acabó escogiendo a cinco, Goblet, Steve, Crusher, Calico y Alice, para hacer el papel.

  “En la mayoría de los casos, usamos a Steve porque es capaz de cualquier cosa”, dice Abigail Breslin. “Pero si se ponía nervioso, entraban Goblet, Calico, Alice o Crusher”.

  De hecho, Goblet puso una docena de huevos durante el rodaje. El primero en eclosionar se llamó Nim y el segundo, Abigail. Pero no siempre fue fácil trabajar con criaturas tan primitivas que desconocen lo que significa rodar. “Los lagartos no son muy expresivos, no tienen mucho registro a la hora de actuar”, dice, riendo, la directora Jennifer Flackett.

  El reparto animal también incluyó a varios pelícanos para hacer de Galileo, el amigo y encargado de llevar los mensajes de Nim. Los pelícanos contratados por la producción también son residentes en el acuario Sea World y ya habían aprendido a volar según las indicaciones de sus domadores. Todos se quedaron sorprendidos por lo dispuestos que estaban los pelícanos a colaborar y por su sensibilidad a los elogios: “Unos cuantos elogios hacen mucho con los pelícanos”, dice la domadora Katie Brock. “Están dispuestos a trabajar a cambio de cariño, es una gran ayuda”.

  La productora Paula Mazur añade: “Los pelícanos son bastante raros. Nunca había tenido una sesión de casting tan extraña como la de los pelícanos. Formamos un semicírculo en una sala y empezaron a desfilar los pelícanos. Y allí estábamos, haciendo comentarios tipo: ‘me gusta como inclina la cabeza'”.

  Aunque la mayoría de los animales en el mundo de Nim son auténticos, algunos fueron creados por animatronic, entre ellos las tortugas marinas, una especie en peligro de extinción, por lo que no podían participar en el rodaje. El supervisor de animatronic John Cox se convirtió en un experto en tortugas para poder crear los anfibios. “Estudiamos las tortugas de Sea World; hicimos muchas fotos, las medimos, exploramos los detalles de los caparazones y sus movimientos para reproducirlas”, dice.

  John Cox también creó un león marino que sustituye a Spud y a Friday en algunas de las escenas más peligrosas. “Nuestro león marino animatrónico es una copia de Friday”, dice el supervisor. “Por suerte, a Friday no pareció importarle que tomáramos sus medidas, al contrario. La única pega de los leones marinos es que se comportan como la gelatina, cambian constantemente de forma. Diseñar un doble para ellos fue un auténtico reto”.

  Una de las personas más entusiastas con los animales que aparecen en la película es Wendy Orr, la autora de la novela original. Katie Brock recuerda: “Cuando Wendy vino al rodaje y conoció a los leones marinos, se puso a llorar. Dijo: ‘No puedo creer que hayáis conseguido dar vida a mis personajes animales. Nunca pensé que los leones marinos fueran capaces de hacer lo que describo en la novela’. Está claro que nos sentimos muy orgullosos de Spud y de Friday”.

  LA ISLA DE NIM transcurre principalmente en una alejada isla poblada por la desbordante imaginación de una niña. Para encontrar decorados naturales que reuniesen el encanto, la belleza y los peligros que pueblan la vida de Nim, el equipo de producción y el reparto se trasladaron a Australia, la isla continente llena de selvas, playas de arena dorada e impresionantes arrecifes.

  “Necesitábamos un entorno tropical, además de un lugar donde hubiera una sólida estructura cinematográfica”, explica Paula Mazur. “Los decorados naturales debían parecer ‘la isla más maravillosa del mundo’, y los encontramos en Australia”.

  La película se rodó en la Costa Dorada de Queensland, conocida por sus playas soleadas; en platós, donde los leones marinos pudieron ser acomodados en piscinas especiales y donde se construyó la curiosa casa donde viven Nim y Jack, y en la isla Hinchinbrook, antaño hogar de aborígenes y ahora convertida en un parque nacional cubierto de bosques tropicales, con playas arenosas y una costa bordeada de manglares. Un auténtico paraíso a la altura de Nim.

  Para el diseño de la película, los directores Mark Levin y Jennifer Flackett, unieron sus esfuerzos con tres auténticos artistas: el director de fotografía Stuart Dryburgh, nominado a un Oscar por la lírica y evocadora fotografía de El piano, de Jane Campion, rodada en Nueva Zelanda; el diseñador de producción Barry Robison, que se ha ocupado de películas tan diversas como De boda en boda o X Men Origins: Wolverine, y el diseñador de vestuario Jeffrey Kurland, nominado a un Oscar por Balas sobre Broadway, de Woody Allen.

  El director de fotografía Stuart Dryburgh dice que el proyecto le atrajo porque le ofrecía la posibilidad de explorar en el realismo mágico, un estilo que siempre le ha fascinado. “Para LA ISLA DE NIM era necesario encontrar el equilibrio entre el mundo real y un mundo de fantasía”, dice. “La isla donde vive Nim es un lugar real, pero queríamos dotarlo de algo más especial”.

  Uno de los retos a los que debió enfrentarse era hacer coincidir las escenas que se rodaban en el plató con las rodadas en plena selva, sobre todo las que transcurren dentro y alrededor de la cabaña construida en un árbol. Dice “Todo depende de la iluminación. También intentamos dar un aspecto más natural a la selva artificial mediante el agua, el vapor de agua, para dar la sensación de humedad en la vegetación. Colocamos un sistema muy complejo en el tejado, algo parecido a un sistema de riego diseñado para un invernadero gigante. Funcionó muy bien”.

  Cuando se le pregunta por su toma favorita, no responde inmediatamente porque tiene varias, pero acaba diciendo: “De vez en cuando se consigue fotografiar algo especial. Uno de esos momentos es cuando Nim está en la proa del barco de su padre a punto de salir al encuentro del barco que les trae suministros. Jack lleva el timón, las islas están detrás, el sol brilla. Hay algo mágico en esa toma”.

  El diseñador de producción Barry Robison colaboró con Stuart Dryburgh para mantener la sensación de lo que él describe como “realismo, pero realismo soñado” en cuanto al estilo y concepto de los decorados principales. Antes de empezar, mantuvo largas conversaciones con los dos directores para determinar el contraste entre la idílica cabaña donde vive Nim y el piso de Alexandra, aislado en pleno San Francisco. “Nunca había trabajado con dos directores que fueran tan sensibles al diseño”, dice. “Fue muy agradable desde el principio”.

  Tuvo que construir la intrincada cabaña donde viven padre e hija así como el laboratorio de Jack. La cabaña debía ser lo suficientemente práctica, pero también debía evocar sueños infantiles. “Creo que casi todos nosotros hemos soñado con vivir en una cabaña como la de Nim”, dice Mark Levin. “Por eso es un lugar mágico y divertido”.

  En principio, Barry Robison quería edificar la cabaña en un árbol gigante en los bosques tropicales de la isla Hinchinbrook, pero no pudo ser por los animales. Cuando se enteró de que los leones marinos debían trabajar en un plató, no le quedó más remedio que recurrir a su experiencia teatral para recrear la naturaleza en un complicado decorado. “La construcción de ese decorado nos costó mucho a todos”, recuerda. “Creo que funciona gracias a Stuart Dryburgh. Es un director de fotografía genial, consigue que la cabaña parezca ser parte de la isla”.

  En cuanto al diseño propiamente dicho de la cabaña, el diseñador de producción aunó sus esfuerzos con las directoras artísticas Jacinta Leong y Deborah Riley, y el supervisor de dirección artística Colin Gibson, así como un grupo de estudiantes de arquitectura procedentes de una universidad cercana. “Primero hubo que construir el árbol, para lo que nos basamos en la compleja estructura de una higuera con increíbles raíces, al que añadimos la cabaña y el laboratorio de Jack”, explica Barry Robison. “Estaba empeñado en que la construcción diera una sensación de espontaneidad, de frescura, de juventud, por eso fue fantástico trabajar con tantos jóvenes sin ideas preconcebidas”.

  La habitación más importante de la cabaña es el dormitorio de Nim, un escondite colocado en el segundo nivel, al que se accede mediante una complicada escalera, con tejado en punta coronado por un puesto de vigía desde el que se divisa el paisaje. De acuerdo con el respeto que Nim y Jack sienten por la naturaleza, la cabaña está equipada con numerosas innovaciones “verdes”, como energía solar y eólica, un tejado diseñado para recoger el agua de lluvia y zonas para reciclar la basura. En la construcción, Barry Robison usó únicamente madera de bambú y plásticos biodegradables.

  “Barry reflexionó mucho acerca de lo que significa vivir en una isla remota en el siglo XXI de una forma casi autosuficiente”, dice Jennifer Flackett. “Los toques ‘verdes’ aportan una estética realista y moderna a la vida de Nim y Jack”.

  Los detalles eran muy importantes, pero lo que más entusiasma a Barry Robison es el efecto general. “Lo más importante es que la cabaña transmite una sensación de ligereza, de vida, como Nim”, dice, para terminar. “Una vez dentro, es pura magia”.

  Los directores se quedaron muy satisfechos con lo que consiguió Barry Robison y su equipo. “La cabaña es un hogar de verdad, un lugar donde apetece vivir, pero también es un sitio muy especial que no se parece a nada de lo que hemos visto hasta ahora”.

  El segundo reto de Barry Robison fue el piso de estilo victoriano de Alexandra Rover en San Francisco, donde la autora de las novelas de aventuras de más éxito del mundo se esconde, atemorizada por un mundo que la supera. El diseñador debía encontrar un método para que el hogar de la escritora pareciera un oasis aislado en medio de una ciudad caótica y claustrofóbica. “Era un decorado muy complicado, por lo que me apoyé mayormente en mi experiencia teatral”, dice el diseñador de producción. “Cuando Alex abre la puerta, se ve el Golden Gate y la ciudad de San Francisco, pero la perspectiva está forzada; fue un auténtico reto conseguirlo”.

  Dentro de la casa de Alexandra, el equipo de diseño llenó el espacio con una colección de objetos procedentes de todos los rincones del mundo. “Da la sensación de una mujer que ha intentado llevar una existencia internacional sin salir de su casa”, dice la productora Paula Mazur. “Jodie reconoce que la sensación era muy importante para el papel”.

  A pesar de que Barry Robison se lo pasó realmente bien diseñando el piso y la cabaña, su diseño favorito está en la primera secuencia cuando se ve un barco navegar entre olas de papel mientras Nim relata lo mucho que ha visto en su corta vida. Se inspiró en la divertida estética de los libros infantiles tridimensionales y en la memoria selectiva de los niños, y convenció a los directores para que le dejaran diseñar imágenes tridimensionales con miniaturas, marionetas y muñecos de papel, en vez de usar la tecnología de diseño por ordenador. “A veces, los trucos más simples son los más mágicos porque la imaginación de los niños carece de límites”, dice el diseñador. “No creo que haya que contarlo todo. Esa secuencia es mágica”.

  Mark Levin y Jennifer Flackett van más allá cuando dicen que todo el rodaje fue mágico, tanto en lo que se refiere a los intérpretes como al diseño de la película. Mark Levin acaba diciendo: “Todos colaboraron para crear un lugar encantado y una historia maravillosa que reflejara realmente el contenido de la novela de Wendy Orr. LA ISLA DE NIM se convierte en un mundo de imaginación al que escapar. Creo que el público descubrirá que no se parece en nada a lo que conocen, es una experiencia totalmente nueva”.

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