Crítica RESISTENCIA

Estreno en España: 9 Enero 2009

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Sinopsis

Verano de 1941. Los ejércitos de Hitler avanzan por Europa. Para millones de personas, eso supone una muerte segura, pero para los hermanos Bielski, tres jóvenes granjeros judíos de clase trabajadora de la remota campiña de Bielorrusia, se convierte en algo más: una llamada a las armas que no pueden ignorar, que pone a prueba los límites de su valor, de su fraternidad y de su voluntad para rebelarse contra el mal que los rodea, hasta llegar a dirigir a miles de personas en una desesperada lucha por la supervivencia ante dificultades insalvables.

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Crítica de Cine.com
por Leo Aquiba Senderovsky

Esta superproducción lo muestra a su director, Edward Zwick, director de interesantes producciones como El último samurai y Diamante de sangre, nuevamente ajustando al límite los calibres de la mejor producción a gran escala. Resistencia narra la historia real de tres hermanos judíos que, mientras escapan de los soldados nazis, comienzan a reclutar a un numeroso grupo de perseguidos judíos. Los que se acercan a los hermanos Bielski buscan protección, y los tres hermanos, capitaneados por Tuvia, el hermano mayor, consiguen organizar con ellos un grupo armado cuyo único propósito es la supervivencia. Resistencia vuelve a tomar el siempre redituable (a los designios comerciales de Hollywood) tema de la Segunda Guerra Mundial, apelando a un aspecto paralelo a los campos de concentración y exterminio, con la misma dosis de dramatismo, pero privilegiando el concepto de entretenimiento. Si este tema ha alcanzado en los últimos años un lugar privilegiado, apelando a los elementos más “trascendentes” a la hora de retratar la época más negra del siglo veinte, con Resistencia se observa un intento de Zwick de combinar la fuerza testimonial del tema, con el entretenimiento bélico primario, heredero de aquel cine de entretenimiento que en la década del cincuenta se ocupó de ficcionalizar las batallas y combates de la Segunda Guerra Mundial. De esa manera, Zwick mezcla el dramatismo propio de la historia, con el particular heroísmo de los hermanos Bielski. Esta mezcla se traduce en las tres impecables interpretaciones de Daniel Craig (quien hace tiempo no necesita demostrar que está varios peldaños arriba de su Bond), Liev Schreiber (estupendo como actor y como director, quien ya ha expuesto su visión de la Segunda Guerra Mundial con su formidable Una vida iluminada), y Jamie Bell (quien ya ha evidenciado sus cualidades como actor en diversos géneros). Los tres consiguen construir tres personajes tan heroicos como realistas, en una película donde, pese al enorme talento que despliegan sus protagonistas, lo que más brilla es el nivel de producción y la impecable dirección de Zwick, conformando un drama bélico con algunas vueltas narrativas poco originales, pero no por ello menos meritorias, personajes bien delineados y algunas referencias bíblicas a tono con el espíritu del grupo que resiste el avance nazi.

Lo mejor de la película: Su calidad como superproducción, el talento narrativo y cinematográfico de Edward Zwick, y los tres actores principales, Craig, Schreiber y Bell.

Lo peor de la película: Algunos elementos narrativos algo previsibles hacia el final de la película.

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Dirección: Edward Zwick.
Países:
USA y Reino Unido.
Año: 2008.
Duración: 137 min.
Género: Drama, acción, bélico.
Elenco: Daniel Craig (Tuvia Bielski), Liev Schreiber (Zus Bielski), Jamie Bell (Asael Bielski), Alexa Davalos (Lilka), Allan Corduner (Shimon), Mark Feuerstein (Isaac), Tomas Arana (Ben Zion Gulkowitz), Jodhi May (Tamara), Kate Fahy (Riva Reich), Iben Hjejle (Bella), Martin Hancock (Peretz).
Guión: Edward Zwick y Clayton Frohman; basado en el libro “Defiance: The Bielski partisans” de Nechama Tec.
Producción: Edward Zwick y Pieter Jan Brugge.
Música: James Newton Howard.
Fotografía:
Eduardo Serra.
Montaje: Steven Rosenblum.
Diseño de producción: Dan Weil.
Vestuario: Jenny Beavan.
Estreno en USA: 16 Enero 2009.

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Biofilmografía de Edward Zwick

Director, guionista y productor estadounidense, Edward Zwick estudió periodismo en Harvard y dirigió producciones de teatro antes de entrar en el mundo del cine.

Acudió en los años 70 al American Film Institute y tras rodar en 1976 el cortometraje “Timothy and the Angel”, cinta que consiguió el primer premio en el certamen de estudiantes de cinematografía en el Festival de Chicago, fue invitado a escribir y dirigir algunos episodios para la serie “Family”.

Después de varios telefilms, como la comedia “Un marido en cada costa” (1982), con la rubia Dyan Cannon como protagonista, o “Paper Dolls” (1982), episodio piloto para una serie televisiva que fue protagonizado por Daryl Hannah y Alexander Paul, Zwick debutó en la pantalla grande con “¿Qué pasó anoche?” (1986), un film romántico con Rob Lowe y Demi Moore como pareja estelar.

Unos años después realizó algunos episodios de la conocida serie de televisión “Treinta y tantos”.

En 1989 consiguió uno de sus trabajos más reputados, “Tiempos de gloria”, película ambientada en la guerra civil norteamericana en la cual colaboraba por primera vez con el actor Denzel Washington, con quien volvería a compartir créditos en el drama bélico “En honor a la verdad” (1996) y el thriller de acción “Estado de sitio” (1998).

“Leyendas de pasión” (1994), un drama familiar con cimiento romántico protagonizado por Brad Pitt, Anthony Hopkins, Aidan Quinn, Julia Ormond y Henry Thomas, se convirtió en uno de sus títulos de mayor éxito comercial. Por esta película y anteriormente por “Tiempos de gloria”, Zwick recibió una nominació al Globo de Oro como mejor director.

En “The Last Samurai” contó con la presencia de Tom Cruise para contar una historia de aventuras en el Japón del siglo XIX en la que vuelve a reincidir en algunos de sus temas principales: el honor, el valor, el deber, la amistad o el retrato psicológico en conflictos bélicos.

La cultura japonesa siempre ha fascinado a Zwick y precisamente uno de los mejores directores nipones, Akira Kurosawa, es una de sus principales referencias narrativas, siendo el director americano ferviente admirador de su carrera, en especial de “Los siete samurais”.

Al margen de estas películas como director, Edward Zwick ha participado en la producción de films (posee una productora junto a Marshall Herskovitz) de gran repercusión popular, como “Shakespeare enamorado” (1999) de John Madden o “Traffic” (2000) de Steven Soderbergh.

“Diamante De Sangre” (2006) era una aventura africana que giraba en torno al tráfico de diamantes.

En “Resistencia” (2008) contaba la historia de tres hermanos judíos polacos que intentan sobrevivir y combatir a los nazis en un bosque.

Filmografía

¿QUÉ PASÓ ANOCHE? (1986)

TIEMPOS DE GLORIA (1989)

DOS CHICAS EN LA CARRETERA (1992)

LEYENDAS DE PASIÓN (1994)

EN HONOR A LA VERDAD (1996)

ESTADO DE SITIO (1998)

EL ÚLTIMO SAMURAI (2003)

DIAMANTE DE SANGRE (2006)

RESISTENCIA (2008)

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CÓMO SE HIZO “RESISTENCIA”

1. El proyecto

  Edward Zwick, alabado director de “TIEMPOS DE GLORIAS” y “DIAMANTE DE SANGRE”, lleva a la gran pantalla esta extraordinaria historia no contada hasta la fecha, convertida en un drama de acción sumamente emocionante sobre la complicada naturaleza de la venganza y la salvación, el poder de la comunidad y las ansias de vivir cuando no queda esperanza alguna. Rodada en Lituania con un entregado equipo técnico y artístico encabezado por Daniel Craig y Liev Schreiber, los responsables del filme buscaron recrear minuciosamente una historia que no es solo excepcional por sí misma, sino que también arroja nueva luz sobre un importante hecho histórico acaecido durante la 2ª Guerra Mundial. Al igual que Zwick nos descubrió anteriormente un capítulo oculto de la Guerra de Secesión norteamericana y su regimiento afroamericano en su película ganadora del Oscar “TIEMPOS DE GLORIA”, ahora explora una conmovedora realidad que ha quedado básicamente ignorada en el cine: la valerosa resistencia de aquellos que se negaron a morir sin luchar. Comenta Zwick: “La iconografía popular del Holocausto se ha referido fundamentalmente a las víctimas. Es importante añadir complejidad a ese concepto, comprender que hay una diferencia entre pasividad e impotencia, que el impulso a resistirse siempre estuvo presente. “RESISTENCIA” trata de aquellos que lograron resistirse, pero también trata del eterno conflicto entre el deseo de venganza y el deseo de salvar a otros. Es una historia que nos lleva a preguntarnos: ¿Qué habría hecho yo en esas circunstancias? Y de ese modo, creo, se convierte en una experiencia sumamente personal”. La historia de los hermanos Bielski y de la comunidad que crearon en los oscuros y glaciales bosques de la Europa Oriental ocupada por los nazis, sigue siendo a día de hoy una de las historias más apasionantes que ha habido y, sin embargo, pocos la conocen. La historia salió inicialmente a la luz, si bien por poco tiempo, cuando, en 1944, en las postrimerías de la Guerra, gentiles del lugar presenciaron un hecho increíble, casi surrealista: más de 1.200 judíos surgieron de repente de las profundidades del bosque. Al principio, los lugareños pensaron que se trataban de fantasmas. Cómo, se preguntaban, podían haber sobrevivido estos pocos cuando tantos otros habían acabado en los campos de exterminio.

  Entre cuchicheos y rumores, empezaron a conocerse distintos aspectos de la historia. En una época de creciente antisemitismo, los Bielski se habían criado en la granja familiar de Stankevich, en lo que hoy se conoce como Bielorrusia, pero entonces estaba en poder de los soviéticos. Físicamente imponentes y carismáticos, los hermanos eran conocidos como luchadores, rebeldes con fobia a la autoridad. Cuando se produjo la invasión nazi en junio de 1941, arrollando la región con un masivo ataque terrestre y aéreo, los tres hermanos fueron pronto identificados como probables alborotadores y se convirtieron en objetivo de las SS, así como de la policía local.

  Tras ello, se sucedieron rápidamente una serie de devastadoras tragedias, los padres de los hermanos Bielski y muchos de sus seres queridos (incluidas la mujer e hija pequeña de Tuvia) fueron asesinados en una ejecución en masa de 4.000 judíos en el gueto de Novogrudok. Para salvar sus propias vidas, los hermanos escaparon a los bosques locales, una vasta y tupida zona que conocían desde su infancia. Allí, al poder ocultarse de sus perseguidores, formaron un improvisado grupo de partisanos, decididos a luchar contra la ocupación nazi y sus colaboradores. Pero, lo que empezó como una lucha por la supervivencia y una búsqueda de venganza, se convirtió pronto en algo que transcendió ambas cuestiones: un compromiso por salvar a todos los judíos posibles, jóvenes y viejos, ricos o pobres. Dirigidos por Tuvia, su misión tuvo un éxito que ninguno podría haber imaginado.

  Con el tiempo, los Bielski se atrevieron incluso a aventurarse de nuevo en los guetos, para ofrecer una oportunidad de escapar a aquellos judíos que se enfrentaban sin remedio a la deportación y la muerte en campos de concentración. Tras meses de implacable persecución, obligados a menudo a trasladarse sobre la marcha en una interminable búsqueda de refugio seguro, acabaron por crear una improvisada aldea en el bosque de Naliboki, viviendo en refugios subterráneos (llamados zemlyankas), donde llegarían a construir un improvisado hospital, un molino, un taller, una panadería, unos baños públicos y hasta teatro y sinagoga. Entre el horror que se cernía a su alrededor, este campamento secreto creció y se llenó tanto de vida que lo bautizaron “la Jerusalén de los bosques”.

  A medida que se corría la voz sobre lo que allí ocurría, aumentaron considerablemente en número, hasta incluir a refugiados de todas las profesiones y estratos sociales, desde Doctores y Abogados, a Granjeros y Carpinteros, con mujeres trabajando y luchando junto a los hombres. Pese a sufrir innumerables penurias, desde desnutrición, enfermedades contagiosas, luchas con patrullas enemigas y discordias internas, lucharon por mantener un asomo de normalidad en su vida, que les permitiera conservar su esperanza y, lo que es más importante, su humanidad. Los niños acudían a clase, las parejas se enamoraban y casaban.Todos, jóvenes y viejos, contribuían en lo que podían. Y así nació una comunidad.

  Mientras, los nazis ofrecían sustanciosas recompensas por las cabezas de los hermanos, con la esperanza de atajar de raíz lo que no tardaría en convertirse en una historia inspiradora que se extendía entre aquellos que necesitaban desesperadamente un mínimo de esperanza. Aún así, la comunidad creció y prosperó. Sus luchadores eran fundamentales para su supervivencia, una improvisada banda que protegía la comunidad a toda costa, saqueaba aldeas enemigas para conseguir comida, suministros y armas, sin las cuales sin duda perecerían. Aunque sus métodos pudieran resultar un tanto extremos y letales, también eran efectivos. El grupo de los Bielski, conocido entre los demás partisanos que se ocultaban en el bosque Naliboki como la “otriad Bielski”, se convirtió en el mayor grupo de partisanos judíos de toda la guerra, que logró más bajas alemanas y más vidas judías salvadas que ningún otro (se estima que más de 20.000 judíos participaron en unidades de partisanos por toda Europa Oriental y, aunque hubo otros que sobrevivieron en los bosques, como las otriads Zhukov y Zorin, se trataba de grupos mucho más pequeños).

  No obstante, cuando la guerra terminó, la historia de los Bielski quedó prácticamente relegada al olvido. Tuvia y Zus se trasladaron primero a Israel y luego a Nueva York, donde llevaron vidas tranquilas como americanos corrientes y trabajando como taxistas y camioneros. Siempre se mostraron reticentes a hablar del pasado, incluso con sus hijos, pero otros supervivientes comenzaron a hablar de cómo los habían salvado. Sulia Rubin, eternamente agradecida por haber formado parte de su comunidad en el bosque, declaró al periódico The New York Times en el año 2000: “No habría sobrevivido sin los Bielski. ¿Eran perfectos? No, todos cometemos errores. Pero son míos, son mi familia y los quiero”.

  Tras la muerte de Tuvia en 1987, fue cuando los investigadores empezaron a revisar de nuevo la historia, y sus actos empezaron a conocerse mejor. La más destacada de estos historiadores fue la Dra. Nechama Tec, profesora emérita de Sociología de la Universidad de Connecticut que, en 1993, publicó su galardonado libro “Defiance: The Bielski Partisans”. Las exhaustivas entrevistas de Tec a los supervivientes permitieron por primera vez conocer bien su extraordinaria experiencia. El periódico Los Angeles Times calificó el libro como: “una de los historias más inspiradoras y ejemplares en la crónica de muerte y desesperación que es el Holocausto”.

  Cuando el guionista Clayton Frohman leyó el libro de Tec, no alcanzó a comprender cómo esta historia de tenaz resistencia y valor judíos no era más conocida. La gente había oído hablar del infortunado alzamiento del gueto de Varsovia y de salvadores gentiles como Oskar Schindler, pero se desconocía cualquier otro testimonio de resistencia judía.

  “Me crié en la tradición judía, leí mucho sobre el Holocausto, y mi padre fue uno de los soldados americanos que luchó en la 2ª Guerra Mundial, así que creía haber oído gran parte de las historias más interesantes de entonces. Pero nunca había oído hablar de los Bielski”, recuerda Frohman. “Enseguida sentí que era necesario contar esta historia, sobre la gente que se resistió, que no se rindió. Toda mi vida había oído de los judíos que fueron víctimas. Indefensos, resignados, condenados. Y ésa era la intención de los alemanes, que solamente los viéramos así. Y casi lo consiguen. Lo que hace tan importante esta película para mí es que cuenta otro aspecto de la historia que estaba casi perdido”.

  Durante un partido de béisbol, Frohman le dio el libro de Tec a su buen amigo, Edward Zwick. “Como cineasta, Ed posee esa capacidad de combinar lo íntimo con lo épico, de mezclar un profundo desarrollo de personajes con la intensidad de las situaciones a vida o muerte. Era una gran oportunidad de hacer el tipo de drama de acción épico que ya prácticamente no se hacen”.

  Una sola lectura bastó a Zwick para comprender la pasión que sentía Frohman por la historia, y decidió hacer cuanto estuviera en su mano para trasladarla al celuloide. Así se inició una colaboración que tardaría más de diez años en llegar a la gran pantalla.

  “Uno de los grandes impulsos humanos es el de ofrecer testimonio, mantener vivos los recuerdos”, comenta Zwick. “Con RESISTENCIA, pretendía crear un espectáculo rico y emocionante, pero también sentía la obligación de respetar a aquellos a quienes sucedió. No es solamente una historia emocionante, sino que también plantea muchas preguntas, anima a los espectadores a pensar en lo que habrían hecho ellos en semejante situación, y también a comprender cómo encaja todo ello en nuestro mundo actual. Por desgracia, en las circunstancias actuales, en lugares como Bosnia o Darfur, seguimos siendo testigos de los horrores del genocidio”.

  El proceso de elaboración de un guión sobre “RESISTENCIA”, que permitiera conseguir una narración cinematográfica a partir de la saga real de los hermanos Bielski, exigió mucho tiempo y cuidadosas consideraciones. El guión pasó por numerosas versiones.

  “Escribir esta película siempre fue un acto de fe”, comenta Clayton Frohman. “Nunca imaginé que acabaríamos un día en Vilnius, donde nació mi abuelo, haciendo esta película con un reparto tan increíble. Para mí, ha supuesto hacer realidad un viejo sueño”.

  Uno de los mayores retos a la hora de hacer que la historia cobrara vida era buscar un modo de condensar tres años de angustiosa lucha, rivalidad entre hermanos y penurias físicas en una película de dos horas. Aún respetando los hechos reales, Edward Zwick comenta que nunca fue su intención ofrecer un documental. “Siempre la he visto como una historia sobre gente apasionada que logró aferrarse a su humanidad en las circunstancias más funestas”, explica. “Además de identificarse con los personajes, quiero mantener a los espectadores en vilo, una sensación que únicamente una película es capaz de crear. Y, sorprendentemente, para lograrlo no hacía falta que expurgáramos la historia, porque la emoción ya estaba toda allí, en los hechos reales”.

  No obstante, Zwick no quería suavizar la violencia cometida por los partisanos en nombre de la supervivencia. “Los Bielski no eran santos”, afirma Zwick. “Eran héroes con imperfecciones, que es lo que los hace tan reales y tan fascinantes. Aun así, creo que descubrieron en sí mismos algo inesperado y magnífico. Al crecer su comunidad, se vieron obligados a convertirse en auténticos líderes, a asumir una enorme responsabilidad y descubrir lo mejor de sí mismos. Tuvieron que afrontar gran cantidad de complicados dilemas morales, que la película pretende dramatizar: ¿Es necesario convertirse en un monstruo para enfrentarse a monstruos? ¿Es necesario sacrificar la propia humanidad para salvar a la humanidad?”.

  Otras cuestiones que tuvieron que afrontar en el bosque eran de naturaleza más íntima. “Incluso en los momentos más duros, sobre todo en tiempo de guerra, el amor y el deseo nunca faltan. La gente que lo ha perdido todo necesita aún más consuelo y compañía”, comenta Zwick. Los que han perdido seres queridos suelen consolarse mutuamente de esa pérdida. Surgieron los conceptos de “marido del bosque” y “esposa del bosque”, las relaciones surgían a veces tanto por aspectos prácticos como por romance.

  “Muchos de ellos no sabían dónde estaban sus antiguos cónyuges, ni siquiera si estaban vivos. Es natural y humano que buscaran consuelo entre ellos”, dice Zwick. “Es algo que podemos entrever en la relación entre Zus y Bella”.

  Para Zwick, captar la visceral realidad de lo que podría haber sido vivir perseguido resultó clave para su visión del filme. “Me pareció importante que el público comprendiera cómo sería vivir en esa situación”, explica, “para gente acostumbrada a la civilización, tener que vivir en condiciones tan duras y sucias, soportar frío y hambre, con miedo constante y permanentemente escondidos, y descubrir así su naturaleza más primitiva y básica”.

  El hecho de que, ante semejante presión, tantos individuos supieran dar la talla y descubrieran un valor y una compasión inesperados, también se pone de relieve en el guión. Lo cierto es que Zwick cree que el personaje más importante de la película no es un único individuo, sino más bien la comunidad que crean entre todos. “Tuvia, Zus y Asael tienen cada uno sus propios puntos fuertes, pero el grupo es lo que los hace invencibles”, explica Zwick. “La propia comunidad es un personaje que empieza a manifestar su propia voluntad e identidad; se desarrolla una fascinante dinámica entre la expresión de las necesidades de un individuo y la supervivencia del grupo en su conjunto”.

  El productor Pieter Jan Brugge, candidato al Oscar por “El dilema”, que ya había trabajado antes con Zwick en “Tiempos de gloria”, ve una alusión a los westerns americanos en ese tema. “Hay algo en la historia que tiene elementos de las viejas películas de John Ford, esa idea de que no eres solamente un individuo duro y aislado, sino que es importante dónde te encuentres en relación a los demás y a tu comunidad”, comenta. “Creo que es una historia que sigue teniendo una gran resonancia hoy día porque todos queremos formar parte de algo más grande de lo que somos individualmente”.

  Brugge quedó impresionado con el guión de Zwick y Frohman. “Era una lectura emocionante, que contenía elementos grandiosos y, al mismo tiempo, auténtica intimidad emocional. Tenía una riqueza que rara vez encuentras”, comenta.

  También percibió una afinidad entre Zwick y el material hasta un punto que no había visto antes. “Creo que ésta es la película más personal de Ed en muchos aspectos”, afirma Brugge. “Y eso me encantó, porque creo que para hacer mejor tu trabajo como productor es imprescindible que el director tenga gran claridad de visión y sienta una necesidad personal de contar al mundo esta historia concreta. Ed aportaba ambas a “RESISTENCIA”.


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