Estreno en España: 27 Febrero 2009
Puntuación:
Sinopsis
Todo empieza con el doctor Bertram Pincus (Ricky Gervais), un hombre cuyo don de gentes deja mucho que desear. Cuando Pincus muere repentinamente durante una operación quirúrgica rutinaria, pero es revivido milagrosamente a los siete minutos, se despierta y descubre que ahora tiene la molesta facultad de ver fantasmas. Y lo que es peor, todos quieren algo de él, sobre todo Frank Herlihy (Greg Kinnear), quien le acosa para que intente impedir la inminente nueva boda de su viuda Gwen (Téa Leoni).
Crítica de Cine.com
por Leo Aquiba Senderovsky
Comedia particular si las hay. ¡Me ha caído el muerto! empieza realmente muy bien, con el doctor Pincus, un ser despreciable, ermitaño y egoísta que un día comienza a ver fantasmas. Historias de este tipo existen a montones, pero rara vez se encuentran tratadas por un humor enraizado en un guión estupendamente trabajado. No por nada este film le pertenece a David Koepp, prolífico guionista de películas exitosísimas. En esta película no hay ni rastro de algunas de las más importantes en su carrera como guionista, aunque su talento se muestra tanto o más que en algunos de sus productos más taquilleros. Si observamos que una de las escenas más cómicas de la película es el diálogo caótico entre Pincus y la doctora que no le quiere decir que estuvo muerto por unos minutos, precisamente por cómo se construye ese diálogo, enseguida nos damos cuenta que a diferencia de la mayoría de las comedias americanas actuales, el humor de esta comedia se basa en esos pequeños e inteligentes detalles de guión. Claro que la película no se sostiene a partir de estos recursos. Conforme avanza la historia, se desarrolla la relación entre Pincus y el fantasma de Frank, y a partir de estos dos seres despreciables se genera una comedia con algunos gags puntuales, que avanza luego hacia la comedia romántica, cuando Pincus se acerca a la viuda de Frank y comienza a abandonar su triste personalidad. Es allí donde la película decanta en una serie de convenciones y clichés del genero, abandonando la particularidad de esta propuesta y solo retomándola levemente al final. Lo que nos trae el dentista Pincus es una comedia rara y un poco ácida al comienzo, y tierna y previsible a medida que este comienza a ablandarse, lo que hace que extrañemos la energía y sutileza cómica del inicio. Pese a ello, cabe destacar la eficiente labor de tres excelentes actores, el inglés Ricky Gervais (el jefe Michael Scott en la versión original de la serie The office), y los americanos Greg Kinnear y Téa Leoni, en una película pequeña, extraña, y tan simpática como inteligente, que arranca bien, con un cliché trabajado con originalidad, para luego terminar en las fauces de la comedia romántica más clásica y tradicional.
Lo mejor de la película: El elenco y un humor por momentos basado en recursos de guión.
Lo peor de la película: Su inclinación hacia la típica y rutinaria comedia romántica.
Dirección: David Koepp.
País: USA.
Año: 2008.
Duración: 103 min.
Género: Comedia.
Elenco: Ricky Gervais (Bertram Pincus), Téa Leoni (Gwen), Greg Kinnear (Frank Herlihy), Billy Campbell (Richard), Kristen Wiig (Surgeon), Dana Ivey (Sra. Pickthall), Aasif Mandvi (Dr. Jahangir Prashar).
Guión: David Koepp y John Kamps.
Producción: Gavin Polone.
Música: Geoff Zanelli.
Fotografía: Fred Murphy.
Montaje: Sam Seig.
Diseño de producción: Howard Cummings.
Vestuario: Sarah Edwards.
Estreno en USA: 19 Septiembre 2008.
Biofilmografía de David Koepp
David Koepp (n. 9 de junio, 1963) es un guionista y cineasta estadounidense.
Como guionista, Koepp ha estado involucrado en algunos de los mayores éxitos de taquilla cinematográficos de Hollywood, tales como Parque Jurásico, Misión Imposible, y Spider-Man. También participó en la redacción del guión, al final fue desacreditado del mismo, para la adaptación de Men in Black, después de haber sido contratado por Steven Spielberg. Tiempo después, fue contactado para escribir el guión de Men in Black II, pero rechazó el mismo debido a que se encontraba trabajando en la adaptación de Spider-Man. Koepp tuvo una breve aparición, como el personaje del “bastardo desafortunado” en The Lost World: Jurassic Park, en la que se desempeñó como auxiliar en la dirección de la misma.
Parte de su filmografía incluye a Secret Window, Stir of Echoes, The Trigger Effect y La habitación del pánico. En el año 2002, creó la serie de televisión Hack, protagonizada por David Morse. Sus últimos trabajos han sido en las adaptaciones de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal y Ghost Town.
Koepp nació en Pewaukee, Wisconsin, dentro de una familia conformada por terapistas, quienes eran propietarios de una compañía publicitaria. Tiene 2 hermanos, llamados Stephen Koepp y Jeff Koepp, y una hermana, Cathy Maki. Además, es padre de 3 hijos: Ben Koepp, Nick Koepp y Henry Koepp. Su esposa es Melissa Thomas.
Filmografía como director
* Suspicious (1994)
* The Trigger Effect (1996)
* Stir of Echoes (1999)
* Suspense (2003) (TV)
* Secret Window (2004)
* Ghost Town (2008)
CÓMO SE HIZO “¡ME HA CAÍDO EL MUERTO!”
1. El proyecto
El doctor Bertram Pincus es un cascarrabias urbano, un cínico snob y un solitario ensimismado que lo único que quiere es alejarse de las populosas muchedumbres que le rodean en Manhattan. Pero Pincus está a punto de sufrir un vuelco en su forma de ver el mundo a consecuencia de haber rozado la muerte. Ahora que puede ver muertos (y que no puede literalmente evitarlos donde quiera que vaya), Pincus no tiene elección y tiene que interactuar con esos persistentes espíritus, lo que le lleva a una conclusión aún más terrorífica: el único camino que tiene para librarse de esos pertinaces espectros es ayudarles. La idea de “Ghost Town”, fantásticamente sobrenatural y aún así muy humana, se le ocurrió al director y co-guionista David Koep, que es uno de los guionistas más solicitados de Hollywood. Sus créditos como guionista incluyen clásicos de tanto tirón mundial como “Parque Jurásico” para Steven Spielberg, “Atrapado por su pasado” para Brian De Palma, y “La habitación del pánico” para David Fincher, y más recientemente, el taquillazo del verano “Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal”. Pero también ha obtenido gran reconocimiento por varias películas escritas y dirigidas por él, incluido el thriller sobrenatural “Ecos mortales” y la adaptación llena de suspense de la novela de Stephen King “La ventana secreta”. Koepp es muy valorado por su creativo tratamiento de lo fantástico y lo oculto, pero nunca había pensado llevar una historia de fantasmas al terreno de la comedia hasta que se le ocurrió de repente la idea de “Ghost Town” un día cualquiera al pasar por la consulta de un dentista. “Empecé a pensar en un personaje a quien le encanta ser un dentista porque odia a la gente y disfruta del hecho de que no puedan hablarle mientras trabaja”, recuerda Koepp. “Le conté la idea a mi colaborador, John Kamps, y él me preguntó, ‘¿Qué sería lo peor que le puede pasar a un solitario empedernido?’ Y por supuesto, la respuesta fue que sería el que montones de personas pudieran de repente acceder a él en cualquier momento y lugar”.
Y de esa noción surgió el concepto de Manhattan como “ciudad fantasma”, literalmente atestada de fantasmas invisibles y necesitados que normalmente no pueden ser vistos por los vivos, hasta que un día algo sale mal. Durante la colonoscopia rutinaria de Pincus, su vida da un vuelco de una forma que nunca hubiera imaginado.
Dice Kamps: “Cuando Koepp sugirió el concepto de un dentista misántropo al que acosan unos fantasmas desesperados, me aferré a ello como una lapa, y rápidamente improvisé algunas ideas sobre cómo debería ser la historia. Luego lo abandonamos un tiempo debido a otros compromisos. Unos pocos meses más tarde, volvimos a darle más vueltas a diversas ideas, y le pregunté, ‘¿Qué pasa con tu idea del dentista? Siempre me gustó mucho’. A partir de ahí empezamos a hablar, y después a esbozar, y mil Coca-Colas después, había nacido ‘Ghost Town'”.
A medida que Koepp y Kamps seguían pensado en como entremezclar a Pincus con los bien amados difuntos de Nueva York, se dieron cuenta de que su trayectoria era la de un hombre preocupantemente anti social que necesitaba urgentemente algo que le espabilara. Dice Koepp: “Pincus me recuerda una canción de Warren Zevon llamada “Splendid Isolation”, en la que un hombre dice que quiere vivir en el barrio más caro de Manhattan y no bajar nunca a la calle, y quiere tapiar las ventanas con papel plata para no ver ni oír a la gente. Pincus ha elegido el camino de tener el menor contacto posible con otros seres humanos. Ha tenido algún desengaño amoroso en el pasado, y ahora sólo quiere que le dejen solo. Al principio, su única motivación para ayudar al fantasma de Frank Herlihy a impedir el matrimonio de su viuda es únicamente la promesa de que, si lo hace, Frank alejará a todos los demás fantasmas”.
Fueron los problemas personales de comunicación de Pincus los que ayudaron a modelar la historia y darle una forma parecida a una fábula, haciendo que pasara de ser un desmadre cómico por una Nueva York repleta de espíritus, a convertirse en la historia de la transformación interior de un hombre gracias a esos encuentros paranormales. “Queríamos escribir una fábula cómica con algo de mordiente, que fuera un poco inquietante”, comenta Koepp. “Surgen muchas emociones cuando se habla del más allá, como la pena y el sentimiento de pérdida, y buscábamos el reconocimiento tanto de la faceta emocional de la historia como de su faceta más tonta. Sabes, no se puede llegar a una sin pasar por la otra. No tiene gracia si no hay emociones en juego, y no es emocional si no consigues liberar algo de presión riéndote”.
Una vez que Koepp y Kamps decidieron que los fantasmas iban a ayudar a Pincus a volver a relacionarse con el mundo, se encontraron en un terreno realmente apasionante para un escritor: liberados de las leyes cotidianas de la existencia física y libres para inventar su propio conjunto de “reglas fantasmales”. “Las reglas tradicionales de los fantasmas han sido establecidas a lo largo del tiempo”, observa Koepp. “La mayoría de nosotros no puede verlos. Pueden atravesar cosas. Siguen las leyes de la física, pero no pueden afectar al entorno que les rodea. Esas son las generalidades con las que todo el mundo está de acuerdo, pero la forma en que describes eso en una película está abierta a tu propia interpretación. Así que ya desde el principió decidí que no quería que nuestros fantasmas abundaran en efectos especiales, sino en comedia e humanidad. Quería hacer que resultaran muy sencillos. Luego introdujimos algunas de nuestras propias tradiciones, por ejemplo, ¡si estornudas sin motivo en la calle, es que has atravesado un fantasma!”
Durante el proceso, Koepp y Kamp recorrieron un largo y eventualmente doloroso vía crucis para determinar qué es lo que los fantasmas quieren de Pincus. “Nos topamos con la idea de que las historias tradicionales de fantasmas en realidad se plantean al revés”, explica Koepp. “Los fantasmas no se quedan aquí porque tengan asuntos sin resolver. Se quedan porque los vivos aún no están en paz con ellos, porque aún no están listos para dejarles marchar. Quizás murieron y dejaron a alguien confuso o desconcertado, y hasta que el vivo no solucione lo que sea, están atrapados aquí”. El fantasma de Frank Herlihy descubre que no está persiguiendo a su viuda Gwen: es más bien ella quien le retiene en el limbo hasta que su corazón esté preparado para dejarle marchar.
Otra decisión que Koepp tomó desde el principio fue hacer que los fantasmas fueran visibles para el espectador durante toda la película, algo parecido a lo que hizo Warren Beatty en “El cielo puede esperar”. “Hay una convención general muy extendida según la cual, si un personaje de una película ve algo parecido a un fantasma al que las otras personas no pueden ver, se les muestra hablando con esa persona para a continuación cortar y ver que están hablando solos. Es un gag antiguo, pero se convierte en un tic, y yo no quería eso. Esta película está firmemente anclada en el punto de vista de Pincus, y casi todo el tiempo, la regla es que nosotros vemos lo que él ve… que son fantasmas por doquier”.
Cuando el productor Gavin Polone leyó el guión de “Ghost Town” (su relación con Koepp se remonta a dos décadas atrás, primero como agente suyo y, posteriormente, como productor en “Ecos mortales” y “La ventana secreta”), no le sorprendió ver a Koepp embarcarse en otra aventura excepcional. “Poca gente tiene la clase de coraje que tiene David, pero con esta clase de comedia, creo que se le ofrece la oportunidad de mostrar un aspecto suyo completamente diferente”, dice. El productor ejecutivo Ezra Swerdlow añade: “David tiene un talento único para combinar elementos de gran comedia con temas ligeramente retorcidos y convertirlos en algo muy atractivo, divertido y encantador. Es un tipo con grandes dotes”.
Aunque Koepp ha escrito muchos guiones para alguno de los directores más en boga hoy en día, siempre supo que quería dirigir “Ghost Town” él mismo, y ya tenía esa idea en mente antes incluso de que el y Kamps hubieran terminado el guión. “Yo deseaba contar esta historia de una manera muy sencilla con la cámara y las interpretaciones. Al contrario que muchas de las películas que he hecho en el pasado, que estaban muy planeadas y elaboradas, ésta iba a hacerse con mi manera favorita de rodar: trabajando con los actores y moldeando y remodelando el material al contarlo”. Para conseguir eso, Koepp sabía que iba a necesitar, para empezar, unos actores estelares para los tres papeles centrales.