Estreno en España: 17 Abril 2009
Puntuación:
Sinopsis
El ambicioso e imperturbable congresista Stephen Collins (Ben Affleck) es considerado como el futuro del partido: un hombre honorable que preside el Comité encargado de controlar los gastos de Defensa. Hay muchas esperanzas puestas en esta estrella en alza para que se convierta en un líder nacional, hasta que su preciosa y joven ayudante muere de forma trágica y empiezan a airearse ciertos secretos. El periodista Cal McAffrey tiene la cuestionable suerte de ser un buen amigo del congresista Collins y de la durísima editora Cameron Lynne (Helen Mirren), que le asigna el reportaje. Ayudado por la novata Della Frye (Rachel McAdams), el periodista intenta saber quién es el asesino y descubre un asunto que amenaza con hacer tambalear las estructuras de poder de la nación. En una ciudad poblada por farsantes y políticos ricos, aprenderá una verdad: cuando hay miles de millones en juego, nadie puede comprometerse a mantener su integridad.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
Este es otro ejemplo de cómo una adaptación puede despertar un enorme entusiasmo por conocer y disfrutar el material original en el que esta se basa. State of play (La sombra del poder) es una adaptación de la miniserie homónima inglesa, una miniserie que despliega en seis capítulos de una hora una intrincada trama, con sorpresivas vueltas de tuerca similares a las que articulan el guión de poco más de dos horas de esta película. A diferencia de otras adaptaciones, en la versión cinematográfica norteamericana de State of play, no se evidencia esa necesidad de compresión de la trama, que da como resultado un relato confuso y desconcertante, no al menos durante su desarrollo.
Esta versión es un thriller político ajustado, con una acentuada voluntad por presentar una oda al periodismo clásico, el periodismo investigativo de redacción, el periodismo que lucha, a veces de manera desoladoramente ingenua, por la verdad escrita. Este punto de vista está representado por Russell Crowe, un periodista que es capaz de enfrentarse a cualquier cosa por sus valores y por la defensa de la verdad, un hombre que consigue su complemento perfecto en su coequiper, una joven más cercana a la necesidad de impacto del periodismo digital actual, que a involucrarse en una larga investigación para dar con la verdad y publicarla en primera plana. La película se acopla a la imagen del periodismo como salvaguarda de la integridad ciudadana, del periodismo en su faceta más detectivesca, como Woodward y Bernstein en Todos los hombres del presidente, pero entendiendo a su vez que esta es una suerte de réquiem a esa manera de concebir el periodismo de redacción, ya que ni el universo periodístico actual, ni el estado tecnológico (estado en el que internet permite que cualquiera se adjudique el privilegio de escribir su verdad, ya sea en blogs o como contribuyente de una enciclopedia mundial), ni la demanda social hoy sostienen esa forma de entender el periodismo.
Por esos caminos, transita el suspenso de State of play, un universo de conspiraciones y de traiciones políticas, donde sólo unos pocos piensan en revelar la verdad y no generar comidilla para cerdos. Ese universo se beneficia del talento siempre destacable de Russell Crowe, de una sorprendente solidez en la puesta en escena, a cargo de Kevin Macdonald, el director de El último rey de Escocia, y de un guión que se permite los enredos y las vueltas de tuerca, sin que estas afecten el suspenso, cuajando perfectamente con el vehículo narrativo que lleva a este thriller por los mejores caminos.
Sin embargo, no todo es color de rosas. La lucidez de gran parte de la película desbarranca por tres razones principales. Por un lado, el innecesario (al menos en la película) enredo pasional entre Crowe y la mujer de su amigo Stephen, el congresista interpretado por Ben Affleck, un enredo propio de una telenovela, que suena descolocado frente a los elementos que aquí se juegan. Por otro lado, el propio Affleck, que no siempre convence en su personaje. Esto va de la mano del tercer problema, tal vez el más difícil de afrontar para la película, que es la última vuelta de tuerca. La misma permite resolver el lugar del personaje de Affleck en la trama, que por más que esté o no presente en la versión original, aquí suena a sorpresivo manotazo de ahogado, que obliga a releer todos los elementos de la película para entender ese final, y al releerlos, notamos que la película, en ningún momento, consigue brindar elementos anticipatorios de ese final, en ningún momento logra que ese final encaje a la perfección en la trama, por lo cual barre con toda pretensión de suspenso muy bien logrado durante su desarrollo.
Una lástima para una película que, constantemente, parece aspirar a más sin dejar de ser atrapante y en muchos momentos lo logra, dejándonos, al final, con la inmediata y única sensación de querer volcarnos a ver la serie original que, imaginamos, cumple mucho más con lo que la película promete constantemente y cumple sólo a medias.
Lo mejor de la película: Un atrapante suspenso, donde las vueltas de tuerca en su desarrollo no desentonan, una loa al periodismo tradicional, y un impecable Russell Crowe.
Lo peor de la película: Una última vuelta de tuerca desconcertante e innecesaria, y un Ben Affleck que sólo por momentos logra convencer con su fluctuante personaje.
Dirección: Kevin Macdonald.
Países: USA y Reino Unido.
Año: 2009.
Duración: 132 min.
Género: Thriller político.
Elenco: Russell Crowe (Cal McAffrey), Ben Affleck (Stephen Collins), Helen Mirren (Cameron Lynne), Rachel McAdams (Della Frye), Viola Davis (Dra. Judith Franklin), Jason Bateman (Dominic Foy), Robin Wright Penn (Anne Collins), Jeff Daniels (George Fergus), Michael Berresse (Robert Bingham), Harry Lennix (detective Bell).
Guión: Matthew Michael Carnahan, Tony Gilroy y Billy Ray; basado en la serie de TV la BBC creada por Paul Abbott.
Producción: Andrew Hauptman, Tim Bevan y Eric Fellner.
Música: Alex Heffes.
Fotografía: Rodrigo Prieto.
Montaje: Justine Wright.
Diseño de producción: Mark Friedberg.
Vestuario: Jacqueline West.
Estreno en USA: 17 Abril 2009.
Biofilmografía de Kevin Macdonald
Kevin Macdonald, director de cine británico, (1967 – ). Nacido en Glasgow (Escocia) el 28 de octubre de 1967. Nieto del director de cine Emeric Pressburger.
En 1991 hizo un pequeño papel en la película Zandalee dirigida por Sam Pillsbury.
Comenzó su carrera como director con una biografía de su abuelo titulada The life and death of a screenwriter, que más tarde se convertiría en el documental Making of an Englishman (1995).
Tiene un Óscar al mejor documental corto por One day in Setember, documental acerca del asesinato de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972.
En 2003 filmó Touching the void, acerca de dos montañistas en los Andes
En 2006 la película El último rey de Escocia obtuvo varios galardones en los Premios BAFTA y los Óscar.
Está casado desde 1999 con Tatiana Lund, con quien tiene tres hijos.
Filmografía
State of Play (2009)
El último rey de Escocia (2006)
Tocando el vacío (2004)
CÓMO SE HIZO “LA SOMBRA DEL PODER”
1. El proyecto
Desde que se obtuvieron los derechos hasta reunir al reparto, el camino hasta el primer día de rodaje de LA SOMBRA DEL PODER en las calles de Washington DC dio más vueltas que un thriller político. Todo empezó con el brillante material escrito por Paul Abbott, el creador de la tremendamente exitosa y aclamada miniserie que emitió BBC en 2003. Gracias a la persistencia del productor Andrew Hauptman, al que se unieron los productores Tim Bevan y Eric Fellner, de Working Title, la adaptación ha conseguido llegar a la gran pantalla. BBC emitió el primer capítulo de “State of Play” (“La sombra del poder”) en mayo de 2003. El público y la crítica se quedaron absortos ante la complicada historia de Stephen Collins, Cal McAffrey, y demás políticos y periodistas. Al poco de estrenarse la serie, Andrew Hauptman empezó a negociar para obtener los derechos de la historia. Siguió insistiendo hasta conseguir reunirse con Paul Abbott en Manchester. Convenció al guionista de que era el hombre idóneo para producir la película porque sería fiel a la idea original. El acuerdo se firmó en noviembre de 2004 y empezó el largo proceso de reescritura para reducir una miniserie de seis horas a un largometraje que transcurriría en la sede del poder estadounidense: Washington DC. El productor, hablando de la larga gestación del proyecto, dice: “La serie original contiene un material incomparable. Era fascinante, no podía despegarme del televisor. Pero siempre pensé que si la acción se trasladase a Washington DC, el alcance sería mayor, más impactante, pero igual de inteligente”. “La oportunidad de introducirse en el mundo de una sala de redacción, de vivir la tensión asociada con la publicación de un diario, de ir detrás de una noticia, de la verdad y de todo lo que implica, aportaba una enorme relevancia a la historia”, explica Andrew Hauptman. “La miniserie funcionó tan bien porque, aparentemente, se trata del juego entre política y periodismo tal como ocurre actualmente con los medios, el espionaje corporativo y las conspiraciones. Pero también tenía que ver con personas y con sus decisiones. Hablaba de conflictos y compromisos personales, de lealtad y amor, de poder y de ambición. Por eso era tan intrigante”.
Naturalmente, Paul Abbott quería asegurarse de que su cuidada serie no caería en las manos equivocadas. “Durante mis primeras conversaciones con Paul, lo que más le preocupaba era cómo podía hacerse un largo a partir de una serie de 6 horas”, añade el productor. “Pero ambos estábamos empeñados en hacer una película que estuviera a la altura de la serie”.
Andrew Hauptman dedicó los años siguientes a desarrollar el proyecto antes de ofrecérselo a Universal Pictures, que a su vez incluyó a Working Title Films, la empresa de Tim Bevan y Eric Fellner que se ha convertido en la productora más exitosa de Inglaterra. Eric Fellner dice, hablando del proyecto: “Como a todo el mundo, nos asombró la serie de televisión. Paul creó un universo en el que expuso el lado más oscuro del ser humano y sus peores rasgos: la codicia, la corrupción y la ambición desmedida. Tim y yo éramos conscientes del reto que representaba destilar un material semejante para hacer una película inteligente. Pero con Andrew (el productor), Kevin (el realizador) y los guionistas adecuados, estábamos convencidos de poder hacerle justicia”.
No fue fácil encontrar al director que encabezara el proyecto. Los productores se decantaron por Kevin Macdonald, un documentalista escocés premiado por la Academia y en dos ocasiones por los BAFTA, que sorprendió al mundo con un primer largometraje explosivo, El último rey de Escocia.
La interpretación de Forest Whitaker fue merecedora de un Oscar y la película fue aclamada por todos, pero Kevin Macdonald ya era un conocido profesional del periodismo por su oscarizado análisis de la trágica muerte de los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich, One Day in September/Un día de septiembre. Su especialidad ha sido mostrar el lado desconocido de hombres emblemáticos, desde estrellas de rock y de cine, como Mick Jagger y Howard Hawks, hasta asesinos del calibre de Idi Amin y Klaus Barbie.
El productor Andrew Hauptman recuerda: “Decidimos buscar por todo el mundo y tuvimos mucha suerte en encontrar a Kevin, un hombre íntegro de pies a cabeza. Había visto la serie y le interesaba el tema. Como documentalista, le atraía explorarlo en su vertiente estadounidense”.
“Cuando vi “State of Play” en televisión, me gustó mucho”, dice el director. “Le gustó a todo el país y se llevó todos los premios habidos y por haber. Cinco años después, me mandaron el guión. Por un lado me intrigaba, por otro, la serie me había gustado tanto que no me fiaba de mí mismo. ¿Cómo reducir seis horas a dos?”
Kevin Macdonald nunca quiso limitarse a volver a rodar la miniserie. “Parte de la solución fue cambiarlo radicalmente”, explica. “La base de la trama es la misma, pero lo que la rodea cambia mucho. Era obvio que no podíamos hacer otra versión de algo tan genial. Había que reinventarlo, y lo hemos hecho”.
El cineasta se sentía particularmente atraído por la forma en que el guión de LA SOMBRA DEL PODER describía el declive de la prensa escrita y la desaparición de periódicos en algunos mercados. Cal McAffrey pertenece a una especie en peligro de extinción. Es un periodista tradicional que sigue todas las pistas para asegurarse y que entrega el artículo la noche antes de su publicación. La editora de McAffrey se enfrenta a la exigencia de la empresa de publicar escándalos o desaparecer, y Della Frye pertenece a una nueva escuela de reporteros que se sienten más cómodos con la información instantánea. Para ella, el primer blog en colgar una opinión es a menudo el experto al que se recurre (y se cita en el artículo).
Poco antes de decidir la fecha de rodaje, LA SOMBRA DEL PODER sufrió una demora que también afectó a numerosas películas en Estados Unidos, la huelga de guionistas estadounidenses entre finales de 2007 y principios de 2008. Los dos actores con los que habían contactado, cambiaron de parecer. Pero los productores estaban convencidos de que tenían un guión brillante y que debían seguir adelante. Decidieron mandarlo a dos oscarizados actores que aportaron una nueva vida al proyecto.