El corredor nocturno

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Estreno en Argentina: 29 Octubre 2009

Estreno en España: 5 Marzo 2010

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Sinopsis

Eduardo, gerente de una compañía de seguros, está bajo presión y por eso sale a correr. Lo hace, en especial, cuando está a punto de estallar. Un día, de regreso de un viaje de negocios que ha sido un fracaso, conoce en el aeropuerto a un hombre que se presenta como un amigo y un benefactor, y lo anima a cambiar de vida, a ser libre. No es una simple invitación, este individuo lo asediará hasta límites insospechados para lograr su propósito. A partir de entonces, la vida de Eduardo empieza a deslizarse hacia un territorio ambiguo donde las certezas se desvanecen, y correr se vuelve inútil.

 

Crítica de Cine.com  por Leo Aquiba Senderovsky

Gerardo Herrero es un productor brillante, responsable de Tornasol Films, una de las compañías más activas del cine español (con poco más de veinte años de vida, ha producido más de cincuenta películas), y una de las empresas clave a la hora de observar el sistema de coproducción entre España y Argentina. Como director, en cambio, si bien ha mostrado ser fiel a principios clásicos e industriales, no ha brindado películas memorables. Este es otro ejemplo de sus muchas coproducciones entre ambos países, en un thriller que amenaza con ser una gran propuesta genérica, pero pierde pisada debido a su vacilante desarrollo.

Una vez que se instala el duelo entre Eduardo López, un ejecutivo que pretende dejar atrás un ascenso inescrupuloso, y Raimundo Conti, el autodenominado “amigo” que se introduce en su vida y comienza a acecharlo, entendemos que la esencia de este relato radica en exponer el derrumbe moral que ha propiciado el liberalismo económico. Sin embargo, la película, que posee una presentación y un desarrollo netamente genéricos, intenta hacer que los diálogos entre sus personajes, especialmente los parlamentos pronunciados por Conti, den cuenta de cierta complejidad discursiva, y se abre a una evolución ambigua, desconcertante, no pretende respondernos todas las preguntas en torno a la naturaleza de los personajes y de sus acciones, y de esa forma intenta provocar la reflexión posterior en el espectador. Lamentablemente, poco lugar queda para la reflexión cuando el suspenso que presenta inicialmente la película se diluye en esos mismos diálogos, que detienen la acción y que están muy lejos de poder ir más allá y de establecer, a partir del duelo, una reflexión sobre la conducta moral del protagonista.

Todo queda en puntos suspensivos, desde el pasado ambicioso del protagonista (se suman datos y personajes que lo conectan con aquel pasado, pero no se termina de correr el velo sobre las acciones que ha cometido en pos de su ascenso), hasta el verdadero sentido de las muertes que se acumulan, directamente conectadas con la aparición de Conti, y la irrupción misma de este personaje en la vida de Eduardo, una aparición que tortura al personaje tras una serie de encuentros cada vez más recurrentes. Uno se pregunta cuál es el objeto del acecho de Conti, de la misma manera en que nos preguntamos sobre la manera en que Eduardo ha llegado a obtener la gerencia de la empresa, pero todo queda en meros indicios, que amenazan con clarificarse y sólo lo hacen hacia el final. Para entonces, hemos transitado un relato incapaz de compatibilizar su forma de thriller clásico con lo críptico de su desarrollo. Herrero pretende de esa manera aportarle cierta complejidad a la historia, pero se pierde en la vacuidad de frases imposibles y personajes burdamente presentados, como el propietario norteamericano de la compañía.

Lo único que justifica el visionado del film es la solvencia interpretativa de Leo Sbaraglia y Érica Rivas, que hacen lo que pueden con sus personajes (en el caso de Sbaraglia, se nota que el impedimento de exponer el lado más oscuro de su papel radica en la incompetencia del guión para lograr tal fin), y, principalmente, la actuación de Miguel Ángel Solá, brillante a la hora de asimilar lo netamente siniestro de su personaje detrás de un rostro permanentemente adusto. Semejante duelo interpretativo merecía un relato mucho más firme y potente, y no tan esquivo, pesado y críptico.

Lo mejor de la película: Las actuaciones, especialmente la de Solá, en un personaje que aprovecha su talento.

Lo peor de la película: Su vacilante y críptico desarrollo.

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Dirección: Gerardo Herrero.
Países: España y Argentina.
Año: 2009.
Duración: 95 min.
Género: Thriller.
Elenco: Leonardo Sbaraglia (Eduardo), Miguel Ángel Solá (Conti), Érica Rivas (Clara), Jorge Sabate (Mulford Harrison), Marta Lubos (viuda), Vicente Manuel (Ruibal), Ricardo Díaz (Galván), Umbra Colombo (Thelma), Roberto Vallejos (Hugo), Santiago Daicz (Rodrigo), Juana Daicz (Valeria).
Guión: Nicolás Saad; basado en la novela homónima de Hugo Burel.
Producción: Gerardo Herrero y Vanessa Ragone.
Música: Lucio Godoy.
Fotografía: Alfredo Mayo.
Montaje: Fernando Pardo.
Dirección artística: Nora Spivak.
Vestuario: Marcela Vilariño.
Distribuidora: Alta Classics.
Estreno en Argentina: 29 Octubre 2009.

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