Pájaros de papel

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Estreno en España: 12 Marzo 2010

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Sinopsis

“Pájaros de papel” es la historia de un grupo de artistas de vodevil después de que la guerra les haya quitado todo menos el hambre. El músico Jorge del Pino, el ventrílocuo Enrique Corgo, la cupletista Rocío Moliner y el huérfano Miguel forman, junto a otras almas perdidas, una curiosa familia que intenta vivir y pelear cada día como cualquier otra, con sus miserias y sus alegrías, con el aliciente de su música y sus canciones. Y a falta de pan, buenos les resultan los aplausos. Entre vencedores y vencidos buscan, más que una oportunidad en la vida, algo que comer o un lugar donde dormir. Pero antes de lo que se imaginan, son puestos a prueba y tienen que tomar decisiones que se convierten en una cuestión de supervivencia.

Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky

El demorado debut como realizador cinematográfico del popularísimo Emilio Aragón (actor, conductor, músico, empresario televisivo, y para las viejas generaciones, Milikito), es una apelación a los viejos recuerdos de circo que rodearon a su prestigiosa familia de payasos. En Pájaros de papel, Aragón trabaja con dos líneas narrativas evidentes, el recuerdo nostálgico de los hombres que formaron su vida en el circo, yendo de pueblo en pueblo, y la lectura de la sombría España franquista, claro telón de fondo de aquel recuerdo edulcorado.

En el conjunto, lo que se destaca es la pintura de época, muy semejante, en su nostalgia y su sensibilidad, al Cinema Paradiso de Tornatore. En ambas se exhiben vínculos filiales no biológicos (la inolvidable dupla de Toto y Alfredo en aquella, Jorge y Miguel en ésta, y, especialmente, una misma pintura del pasado como un mundo imposible de recuperar, con la crisis política y económica característica de aquella época, pero, a su vez, con configuraciones culturales extintas en la actualidad (el viejo cine de barrio, el convocante circo que arribaba al pueblo).

En Cinema Paradiso y en Pájaros de papel hay hombres nobles que pelean el pan de cada día, mientras hacen de padres sustitutos de niños que demandan un abrazo cálido y protector, generando un lazo que las lamentables vicisitudes de un contexto desfavorable y pesadillesco no son capaces de romper. Aragón construye tanto la evocación del circo de mediados del siglo pasado, como el retrato humano de un hombre y un niño entablando un particular vínculo afectivo, con enorme solidez, y un aplomo que llamaría la atención en una ópera prima, si no supiéramos que quien está detrás de las cámaras es un artista que, sin haber ejercido nunca la dirección de cine, posee una enorme experiencia mediática y la suficiente confianza en sí mismo y en la historia que narra, como para llevar el film a buen puerto.

Me permito estar en desacuerdo con lo que muchos han dicho de la película, que es un drama soporífero, carente del ritmo necesario. Por el contrario, no hay muchos elementos que respalden esta afirmación. El convincente resultado es, en buena parte, obra de la participación en el guión de Fernando Castets, quien luego de sus colaboraciones con Campanella, ha demostrado un talento ejemplar para equilibrar elementos y géneros contrapuestos en los films en los que ha trabajado. Pájaros de papel, pese a lo que le podríamos achacar a su sensiblería facilista, no se hunde en la parrafada sin sentido, ni peca de ampuloso o redundante, sabe equilibrar los elementos para lograr un resultado óptimo, el mejor resultado posible para la historia que se narra.   

Esto último podríamos asegurarlo si pasáramos por alto la notoria injerencia del contexto político. La España de Franco establece sus propios códigos, que en este caso, se traducen en una suerte de thriller. El suspenso, a medida que evoluciona, se va deshilachando más y más, contaminando la trama con elementos demasiado forzados como para pasar por verosímiles. Con mejor tino que Baaria, la última obra de Tornatore, la ópera prima de Aragón se propone expresar su discurso antifranquista, pero la mejor opción para pintar la convulsión de esos años, parece ser la de diagramar una subtrama poco sustanciosa, e inútilmente combativa, con giros inapropiados para esta clase de propuestas, y episodios innecesariamente dolorosos. Aragón intenta establecer un equilibrio entre todo, pero la lectura política no es, como en Cinema Paradiso, una lectura secundaria. El director español le ha puesto demasiada energía a elaborar un discurso antifranquista que, en imágenes, jamás llega al equiparar la fuerza de lo evocativo, la impresión principal que produce el film.

En cuanto a las actuaciones, si bien Lluís Homar resulta más convincente que Imanol Arias en la piel de payaso, Arias convence en el vínculo de Jorge con el pequeño Miguel (Roger Princep), y por otro lado, elabora un perfil en la línea del modelo Humphrey Bogart, parco y sensible a la vez, con la suficiente nobleza como para librar batallas que se suponen perdidas de entrada, y con el humor necesario para vestirse de payaso y reírse hasta del propio Franco.

Más allá de la sensiblería que arrastra toda la película, y del antifranquismo de manual, se destaca el sorprendente talento que ha tenido Aragón para no caer en el desborde, o en la nostalgia por la nostalgia misma. De hecho, es en el epílogo, con un Miguel ya anciano, e interpretado por el propio padre del realizador (el célebre Miliki, último sobreviviente del trío Gaby, Fofó y Miliki, en un bellísimo homenaje a su carrera), donde se termina de instalar la idea de que esta evocación tiene el poder de lo autobiográfico, o al menos cierta chispa de autenticidad, que permite el lucimiento de un film mucho más sólido e íntegro de lo que se supondría, viniendo de un realizador que, con décadas de experiencia en los medios, se ha decidido a probar sus primeras armas en la dirección de cine. Pájaros de papel es un film que está lejos de la perfección, pero que, al menos, logra evocar un tiempo sin perjudicar el entretenimiento y, principalmente, se permite apelar a emociones verdaderas, síntoma que la aleja del mero artificio o del vacuo dispositivo melancólico.

Lo mejor de la película: La evocación honesta y sincera, y el homenaje de Emilio Aragón hijo a su padre.

Lo peor de la película: El intento de combinación y equilibrio entre la evocación edulcorada del circo y el sombrío contexto franquista, que impone un innecesario suspenso y giros inútiles a la trama.

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Dirección: Emilio Aragón. 

País: España. 

Año: 2010. 

Duración: 125 min.

Género: Comedia dramática. 

Elenco: Imanol Arias (Jorge del Pino), Lluís Homar (Enrique Corgo), Roger Princep (Miguel), Carmen Machi (Rocío Moliner), Fernando Cayo, Diego Martín, Oriol Vila, Luis Varela, José Ángel Egido, Javi Coll, Concha Hidalgo. 

Guión: Fernando Castets y Emilio Aragón.

Producción: Emilio Aragón y Mercedes Gamero. 

Música: Emilio Aragón. 

Fotografía: David Omedes. 

Montaje: José Salcedo. 

Dirección artística: Fernando González.

Vestuario: Bina Daigeler. 

Distribuidora: Hispano Foxfilm. 

Estreno en España: 12 Marzo 2010.

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