Hoy el cine está de luto. Se fue uno de los más grandes e indiscutidos maestros, Alain Resnais. Un genio absoluto que, habiendo dirigido 50 películas, entre ellas muchas obras maestras, le bastó un mediometraje para entrar en la inmortalidad.
En el texto de reseña que escribí para mi disertación sobre la Shoá en el cine, mencioné lo siguiente sobre una de las más grandes joyas de su extensa filmografía: “En 1955, Alain Resnais estrenó Noche y niebla, mediometraje documental que plantea la enorme dificultad de comprender racionalmente la irracionalidad de la Shoá, a través de un permanente cruce entre imágenes de los campos tomadas diez años después de la liberación de los mismos, con crudas imágenes de archivo. Noche y niebla tal vez sea el hecho estético más consistente y complejo de la historia del cine en su retrato de la Shoá.”
Antes de que Jacques Rivette criticara a Gillo Pontecorvo por su estetización de la muerte en Kapó, Resnais demostró que el horror de la Shoá era algo imposible de narrar. Serge Daney, en su maravilloso texto “El travelling de Kapó” en el cual revisita la polémica entre Rivette y Pontecorvo, le dedica estas geniales palabras a Noche y niebla: “A la estetización consensual a posteriori, prefería el retorno obstinado de las no-imágenes de Noche y niebla (…) Esas películas tenían por lo menos la honestidad de tomar en cuenta una misma imposibilidad de contar, la honestidad de reconocer un alto en la continuidad de la Historia, en el cual el relato se cristaliza o se desboca en el vacío.(…)”
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Fragmentos de “Noche y niebla” seleccionados para mi disertación “La Shoá en el cine”
A sus 91 años y con su última película a estrenarse en Francia a fin de este mes, Resnais eligió partir y, como una última burla a la superficialidad de la industria hollywoodense, se fue el mismo día de la ceremonia de los Oscar (para fastidio tal vez de los editores del video obituario del año, si es que se acuerdan de él).
Gracias por todo maestro, gracias por Hiroshima mon amour, por Marienbad, gracias por muchas otras joyas que aún debo ver, pero sobre todo, muchas, muchísimas gracias por Noche y niebla.