Estreno en España: 23 Noviembre 2007
Puntuación:
Sinopsis
Jenna (Keri Russell) es la camarera favorita del Joe’s Diner, pero también es un “genio de los pasteles” y bautiza sus seductoras creaciones según los tumultuosos episodios y emociones que le reporta su vida diaria. Ella espera que uno de sus dulces, como podría ser el caso del pastel llamado Patada En La Entrepierna pueda incluso cambiar su vida, si consigue ganar los 25.000 dólares del concurso de pasteles. Pero cuando Jenna descubre que está embarazada, cocina de inmediato un pastel que llama No Quiero Un Bebé De Earl. Después de todo, su marido Earl (Jeremy Sisto) es un imbécil celoso que siempre se comporta como un niño, de modo que lo último que ella necesita es formar una familia con él. Pero el embarazo cambia el curso de los acontecimientos de su vida, aportándole una inesperada y nueva confianza a través de cartas que escribe a su futuro bebé.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
¿Por qué aún nos sorprende cuando, entre tantos productos predigeridos que nos regala el cine norteamericano, aparece una producción independiente que cuenta con los mismos elementos y nos produce otra sensación? La camarera parece un producto más, otra de las tantas comedias románticas destinadas al público femenino, con todos y cada uno de sus tradicionales convencionalismos. Sin embargo, tiene dos pequeñas diferencias que saltan a la vista. La primera, está escrita con más ternura y humanidad que efectos “de manual”, cuenta con un guión de extrema riqueza que explora con sabiduría en los sentimientos de los personajes, sin buscar salir de ciertas vueltas previsibles dentro del género, y sin buscar tampoco la incorrección política, aunque muchas de sus incorrecciones son naturales en los personajes y no suenan descolocadas. La segunda diferencia parte de su elenco, en su mayoría de origen televisivo, y encabezado por Keri Rusell, la otrora joven protagonista de “Felicity”, muestra su enorme talento como actriz, interpretando un personaje sencillo y brillantemente escrito. Tiene mucho de Sin reservas, aunque nada del golpe bajo gratuito y la falsedad actoral de aquella, y mucho también de la preciosa La ganadora, en particular por el tono cálido y la forma en que se narran las tragedias que suceden puertas adentro, aunque mucho menos dramática. La camarera pertenece a ese tipo de películas que parece que uno ha visto miles de veces, y sin embargo, y mientras esté narrada con dulzura, buenas actuaciones y cierta cuota de originalidad, siempre deseará volver a verlas, por poseer la enorme virtud de aportar una versión tierna y noble de la vida.
Breve crítica de Marta Trapé
Como la camarera favorita del Joe’s Diner, Jenna (Keri Russell) es también un “genio de los pasteles”, bautizando sus seductoras creaciones según los tumultuosos episodios y emociones que le reporta su vida diaria. Ella espera que uno de sus dulces, como podría ser el caso del pastel “Patada en la entrepierna” pueda incluso cambiar su vida, si consigue ganar los 25.000 dólares del concurso de pasteles. Pero cuando Jenna descubre que está embarazada, cocina de inmediato un pastel “No quiero un bebé de Earl”. Después de todo, su marido Earl (Jeremy Sisto) es un imbécil celoso que se comporta siempre como un niño, de modo que lo último que necesita es formar una familia con él. Pero el embarazo cambia a la postre el curso de los acontecimientos de su vida, aportándole una inesperada y nueva confianza a través de cartas que escribe a su futuro bebé.
Esta es la premisa de un film que contiene todo lo que una comedia romántica requiere. Se ha visto mil veces, sí, pero La Camarera tiene una humanidad que no se acostumbra a ver en este tipo de género tan guionizado a base de manual. Esta película envuelve y engancha por igual. La atmósfera que generan sus imágenes despiertan los sentidos del espectador que llegan incluso a oler alguno de los pasteles de nombre curioso.
Dirección y guión: Adrienne Shelly.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 108 min.
Género: Comedia romántica.
Elenco: Keri Russell (Jenna), Nathan Fillion (doctor Pomatter), Cheryl Hines (Becky), Jeremy Sisto (Earl), Andy Griffith (Viejo Joe), Adrienne Shelly (Dawn), Eddie Jemison (Ogie), Lew Temple (Cal), Darby Stanchfield (Francine Pomatter), Lauri Johnson (Norma), Nora Paradiso (Ethel).
Producción: Michael Roiff.
Música: Andrew Hollander.
Fotografía: Matthew Irving.
Montaje: Annette Davey.
Diseño de producción: Ramsey Avery.
Vestuario: Ariyela Wald-Cohain.
Estreno en USA: 25 Mayo 2007.
Biofilmografía de Adrienne Shelly
Hasta su fallecimiento en la ciudad de Nueva York en 2006 a la edad de cuarenta años, Adrienne Shelly llevaba una doble vida como madre y premiada cineasta. Destacada actriz que intervino en unas veinte producciones independientes, Shelly intervino en dos recientes documentales sobre las mujeres en el cine: el de Rosanna Arquette, “Searching for Debra Winger”; y “In Their Own Words”, para el Independent Film Channel.
CÓMO SE HIZO “LA CAMARERA”
1. El proyecto
Cuando se presentó LA CAMARERA en enero de 2007 en el Festival de Cine de Sundance, el público respondió inmediatamente a su sabroso, divertido y edificante argumento sobre una “genio de los pasteles” de un pequeño pueblo del sur que se siente atrapada entre un marido un tanto desagradable y una apetitosa aunque totalmente inapropiada aventura, la cual se labra su propio camino hasta conseguir un futuro que nunca imaginó. Pese a ello, el éxito de la película supuso también un futuro agridulce para todos los que estuvieron involucrados en la producción, pues la directora y guionista, Adrienne Shelly, no pudo estar allí para compartir con ellos la alegría del momento. Desgraciadamente, Shelly había muerto en noviembre de 2006, antes incluso de saber que su sueño se había hecho realidad y que LA CAMARERA había sido aceptada por el Festival de Cine de Sundance. Como el productor Michael Roiff señaló al New York Times durante Sundance: “No me puedo creer que yo esté en Park City y ella no. Deseaba tanto que esta película estuviera aquí, que se viera… [era] un momento decisivo en su carrera”. Para Shelly, LA CAMARERA había sido un trabajo de amor, escrito mientras estaba embarazada de su hija, y una película que dejaba patente la fuerza de su estilo y el hechizo de su forma de ver las cosas – y especialmente, su singular forma de entrar en la magia y el humor de la vida laboral común y corriente. Shelly había empezado su carrera como destacada actriz, llamando la atención con sus apasionadas interpretaciones en los clásicos independientes de Hal Hartley, LA INCREÍBLE VERDAD y TRUST (CONFÍA EN MÍ) – y había actuado más recientemente en FACTOTUM, con Matt Dillon y Lili Taylor. En 1996, Shelly hizo su debut en el cine como guionista y directora con SUDDEN MANHATTAN, una auto-introspectiva comedia de Nueva York, tras la que vendría su premiada y nada convencional comedia romántica I’LL TAKE YOU THERE, protagonizada por Ally Sheedy como una mujer que secuestra al hombre que le rechaza.
LA CAMARERA es la tercera y última película de Shelly y una rara y chispeante comedia que aporta una fresca visión a algo que se suele producir: la inminente maternidad que no llega precisamente en el mejor momento. Shelly dijo que quiso hacer una película “que animara a la gente a hacer lo que debe. Me gusta plantear este tipo de cosas”. También declaró: “A fin de cuentas, LA CAMARERA es una carta de amor para mi bebé: Sophie”.
De hecho, quedarse embarazada le inspiró a Shelly inventar a los imborrables personajes de LA CAMARERA, y a atreverse a crear la difícil situación por la que pasa su heroína, Jenna, la cual no había visto nunca abordar realmente a nadie en una comedia: estar asustada de llegar a volverse una loca con la perspectiva de dar a luz.
“Escribí LA CAMARERA cuando estaba embarazada de ocho meses, y me asustaba de verdad la idea de tener un bebé”, explica. “No me imaginaba cómo iba a ser mi vida, que podría llegar a cambiar de forma tan radical que no me reconociera ya nunca más. Estaba aterrorizada y nunca había visto eso reflejado, ni en una película ni en un libro”.
Fue entonces cuando Shelly decidió tocar un tema tabú. “La gente no habla de ese tipo de miedos”, continúa Shelly, “pero sé lo grandes que llegan a ser. No se habla de ellos, y casi es como un sacrilegio decir que convertirse en madre da miedo. Así es que quise escribir una película sobre esos miedos y ponerles voz. Pero también sabía que cuando tienes un hijo, este otro tipo de amor te sacude de una forma que nunca te habías ni imaginado; es un tipo de amor total, absoluto e incondicional. Ser madre cambia tu vida de una forma maravillosa”.
Shelly pone a Jenna en medio de un triángulo amoroso potencialmente desastroso incluso en mitad de su embarazo. Mientras se desgasta en un horrible matrimonio con un marido repulsivo y egocéntrico que no tiene ni idea de quién es ella, Jenna descubre una alocada pasión por el nuevo doctor de la ciudad, el mismo hombre que se supone que le va a ayudar en el parto. Pero Shelly también da a Jenna lo que define como “su don salvador”: su increíble talento para cocinar pasteles.
Esta es una pasión con la que Shelly se podía identificar. “¡Nunca me he encontrado con un pastel que no me gustara!”, recordaba Shelly mientras hacía la película. “También pienso que era muy importante para la película que Jenna tuviera un habilidad especial, algo en lo que fuera muy pero que muy buena y algo que pudiese ser verdaderamente divertido y delicioso para los espectadores. Ésa es la razón por la que hay tantos pasteles en LA CAMARERA, tantísimos pasteles…”
Entre los pasteles, las interpretaciones y la dirección tan estilizada de Shelly en la película, LA CAMARERA se ganó grandes elogios en Sundance, lo cual no hizo sino hacer aún más evidente el tremendo hueco dejado por la ausencia de Shelly. Todo el mundo que la conocía piensa que hubiera estado encantada de que su película dejase tan felices y contentos a los espectadores. Michael Roiff resume así lo sucedido en Sundance: “Aunque era un momento agridulce y difícil, me concentré en esa pequeña voz de mi cabeza que era Adrienne hablándome. Decía ‘¡vamos, esto es fantástico!’”.
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