Crítica “Leones por corderos”

Estreno en España: 9 Noviembre 2007

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Sinopsis

“Leones por corderos” cuenta la historia de varios individuos en distintas situaciones personales al finalizar la guerra de Afganistán: un político (Tom Cruise) intentando tejer una de las últimas “estrategias exhaustivas” alrededor de una periodista de una agencia de noticias (Meryl Streep); un catedrático idealista (Robert Redford) intentando convencer a uno de sus alumnos más prometedores (Andrew Garfield) de la necesidad de cambiar el curso de su vida; y dos hombres jóvenes (Derek Luke y Michael Peña), cuya necesidad de vivir una vida con cierto sentido les llevó a enrolarse en el ejercito americano y en la guerra de Afganistán.

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Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky

Hagamos un poco de historia. En 2002, Michael Moore ganaba el Oscar por su documental Bowling for Columbine. En esa oportunidad, se despachaba con un polémico discurso antibelicista y anti-Bush. Un año más tarde, en respuesta a Fahrenheit 9/11, los mismos que le entregaron el Oscar lo ridiculizaban en una poco inocente animación. Hollywood se expresaba, más allá de las voces de Tim Robbins, Susan Sarandon, Sean Penn y otros actores de discurso pacifista, a favor del accionar bélico de Bush. 2007 ha sido un año atípico. En medio de tanta película de corte fantástico y de tanto “horror movie” (si se repasa la historia del cine, se observa con claridad que los momentos en que la industria promueve un cine alejado de la realidad y cercano a sentimientos primarios como el temor, es en respuesta a una realidad que “no debe ser vista”, el público elige darle vuelta la cara a una realidad difícil, sumergiéndose en este tipo de películas, a veces mero escapismo, otras con cierto tono alegórico), se ha levantado un frente claramente opositor. Este frente puede surgir en los márgenes de la industria, como Un corazón invencible (Winterbottom es un cineasta británico que, cuando trabaja en Norteamérica, dirige películas independientes) o Redacted (De Palma es el símbolo del director estadounidense autoexiliado, prácticamente expulsado de su país, de su industria). O bien puede surgir del corazón mismo de Hollywood, caso del cual Leones por corderos es, hasta ahora, el exponente más claro. Estrellas de la talla de Robert Redford, Meryl Streep y Tom Cruise se han reunido en una película netamente programática. Leones por corderos es más una clase de historia contemporánea que una película con valores estéticos genuinos. Parte de dos puntos de vista poco convencionales, para construir un discurso unívoco y que deja poco para pensar o debatir. El clima es devastador, el accionar bélico no se detiene, y el título alude a los “leones dirigidos por corderos”, es decir, a los soldados que responden a las órdenes de políticos cómodamente sentados en sus escritorios. En medio de esto, una periodista se plantea el papel de la prensa (¿debe o no debe informar? ¿Divulgar la noticia es responder a los intereses del gobierno? ¿Qué papel ha jugado frente a la guerra?) mientras discute con un soberbio senador (soberbiamente interpretado por Cruise), y un profesor le enseña a un joven el valor de comprometerse con sus ideas, mientras dos de sus alumnos en el frente de batalla, son víctimas de su propio compromiso. El guión no deja de abordar ninguna de las posiciones colaterales al conflicto bélico, y con ello construye un panfleto progresista, pacifista y, esencialmente, demócrata. Por supuesto, uno comulga con estas ideas, qué duda cabe que es el discurso más razonable y genuino frente al siniestro accionar del republicano Bush. Sin embargo, tiene el defecto de no generar un mínimo de ambigüedad en su discurso, necesario para poder ponerse a pensar en lo que hemos visto. Y si se lo compara con otros films dirigidos por Redford, desde Gente corriente, su primera película (recordemos que Redford, estrella de Hollywood, ha inventado con Sundance la industria del cine independiente), pocos son los momentos estéticamente interesantes aquí. Leones por corderos empieza mostrando estadísticas, y se queda allí, entre la información y el discurso (mérito del guionista, sus excesivos diálogos están escritos con maestría y no cansan en ningún momento), y a la hora de mostrar la guerra, resuelve las escenas bélicas con planos cortos y temblequeo constante de cámara, para generar confusión y que no se note el poco presupuesto. Pensemos en Iluminados por el fuego, a la que se le achacó este mismo defecto. Si aquella película argentina evidenciaba este problema, que esto mismo se observe en una película norteamericana de “primer rango”, es algo cuanto menos inconveniente. Redford se arriesga a erigir un discurso opositor genuino, honesto y sincero, pese a que ello no la convierte en una película con todo el potencial ideológico que el tema amerita.

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Dirección: Robert Redford.
País:
USA.
Año: 2007.
Duración: 96 min.
Género: Drama.
Interpretación: Robert Redford (Dr. Stephen Malley), Meryl Streep (Janine Roth), Tom Cruise (senador Jasper Irving), Michael Peña (Ernest), Andrew Garfield (Todd), Peter Berg (teniente coronel Falco), Derek Luke (Arian).
Guión: Matthew Michael Carnahan.
Producción: Robert Redford, Matthew Michael Carnahan, Andrew Hauptman y Tracy Falco.
Música: Mark Isham.
Fotografía:
Philippe Rousselot.
Montaje: Joe Hutshing.
Diseño de producción: Jan Roelfs.
Vestuario: Mary Zophres.
Estreno en USA: 9 Noviembre 2007.

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Biofilmografía de Robert Redford

Robert Redford (n. 18 de agosto de 1936) es un actor y director estadounidense ganador de los premios Oscar y Globo de Oro.

Nació en el distrito de Santa Mónica, en Los Ángeles (California) como Charles Robert Redford, Jr.. Se crió en el barrio hispano del oeste de la ciudad. Marta, su madre, era ama de casa. Su padre, lechero católico de origen irlandés. En los años 50 su padre trabajó como contable en la Standard Oil y se trasladaron a un suburbio de clase media en el valle de San Fernando. A su madre se le diagnosticó un cáncer. Redford atravesaba entonces una época de rebeldía. Sin embargo, le gustaba contar historias y dibujar. Una excursión al parque nacional de Yosemite le imprimió un intenso amor por la naturaleza, que influiría en muchas de sus películas.

En 1955 su madre murió a los 41 años de edad. Redford abandonó los estudios en 1956 y se fue a Italia y Francia para probar la vida bohemia de un artista. Regresó desilusionado en 1957 y comenzó a beber más que nunca. En ese mismo año conoció a Lola, una universitaria de Utah, con la que inició una relación que tuvo una influencia positiva en él. Dejó de beber y en 1958 se matriculó en el Prat Institut de Nueva York para estudiar arte. Le interesaba el diseño de escenarios y siguió el consejo de estudiar interpretación para aprender más sobre el teatro. Nunca le había atraído el trabajo de actor, pero le agradó la experiencia.

En 1958 se casó con Lola y al año siguiente nació su hijo Scott, que falleció pocos meses después por muerte súbita. En ese mismo año uno de sus profesores le consiguió su primer papel en Broadway. En 1960 comenzó a trabajar en la televisión, en la serie Playhouse 90, y a continuación en Perry Mason, Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. A raíz de ello, su padre le llegó a decir: “¿Por qué no te buscas un trabajo de verdad?”

En 1960 Redford y su esposa tuvieron una hija, Shawna, y en 1962 nuevamente un hijo, David Jones. En esos años compraron una parcela en Utah, donde construyeron una vivienda. Su hija Amy nació en 1970.

En el año 1962 Redford consiguió su primer papel en un largometraje de cine, War Hunt, de Denis Sanders. A continuación volvió a actuar en Broadway, en la obra Descalzos por el parque, dirigida por Mike Nichols, quien impuso la participación de Redford, a quien había visto en la televisión. Esta obra de teatro le convirtió en estrella de Broadway. Fue el trampolín perfecto hacia Hollywood, donde fue contratado en 1964. En sus cuatro primeras películas hizo papeles secundarios y no le proporcionaron un éxito digno de mención. Estas películas fueron La rebelde, La jauría humana, Situación desesperada y Propiedad condenada.

En 1966 Redford se trasladó a España para comenzar una vida bohemia. Pero en ese mismo año le ofrecieron un papel como protagonista en la versión cinematográfica de Descalzos por el parque, que fue un gran éxito. En los años siguientes intervino en varias películas que le consolidaron como actor de prestigio y también como estrella de Hollywood, la primera de ellas, Dos hombres y un destino, con Paul Newman, con quien congenió rápidamente. Otras películas de éxito fueron Un diamante al rojo vivo, Tal como éramos, dirigida por su amigo Sydney Pollack y co-protagonizada por Barbra Streisand, y El golpe, que obtuvo 5 Oscar y por la que Redford recibió su primera nominación, como actor principal. En 1976 actuó en Todos los hombres del presidente junto a Dustin Hoffman. La película consiguió seis nominaciones a los Oscar, incluida la de mejor película. Otra película que cosechó varias nominaciones a los Oscar, también incluida la de mejor película, fue Memorias de África, con Meryl Streep, terminada en 1985.

Redford creó también su propia productora, Wildwood Enterprises, cuya primera película fue El descenso de la muerte (1969), de Michael Ritchie.

En 1979, protagoniza El jinete eléctrico junto a una destacable Jane Fonda donde una vez más aparece el amor hacia los caballos que Redford profesa.

Como director, Redford ya tiene una trayectoria importante, con películas que le valieron el reconocimiento de la profesión y del público. En 1980 se inicia con Gente corriente, que obtuvo muy buenas críticas y éxito de taquilla, y que le supuso el Oscar al mejor director. Consiguió otros tres Oscar, dos como director y uno como mejor película. Redford dirigió también Un lugar llamado milagro, una película bucólica y de fantasía en la que se refleja su amor por la naturaleza y la vida rústica, pero que no tuvo un éxito significativo. En 1992 dirige El río de la vida, que trata de la de comunicación entre padres e hijos, un tema recurrente en su vida. Posteriormente dirigió Quiz Show, que obtuvo buenas críticas, aunque escasa aceptación en taquilla, y que supuso su segunda nominación a los Oscar como director. En 1998 dirigió El hombre que susurraba a los caballos, basada en la novela de Nicholas Evans y en 2000 dirigió La leyenda de Bagger Vance.

Redford creó en 1980 un centro de enseñanza para jóvenes cineastas, el Instituto Sundance, en sus terrenos de Utah. Llevó adelante esta empresa a pesar de no encontrar apoyos. Su instituto subvenciona a nuevas promesas con todos los gastos pagados durante 4 semanas, proporciona profesores, material técnico y el asesoramiento de grandes profesionales. Viendo la calidad de los trabajos decidió crear un festival de cine paralelo para exponer los trabajos de los estudiantes que hoy se ha convertido en el festival de cine independiente más importante del mundo: Festival de Cine de Sundance que se celebra todos los eneros desde el 83 en Park City, Utah. Es curioso porque el nombre de la escuela y el festival viene de la película que protagonizó en 1969 con Paul Newman: dos hombres y un destino en la que el se llamaba Sundance The Kid

En 1977 Redford escribió un libro de denuncia sobre la expansión estadounidense hacia el oeste, The Outlaw Trail. Luchó con éxito contra la construcción de una central eléctrica en Utah, lo que le valió numerosas amenazas.

En 1985 Redford y Lola se separaron.

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CÓMO SE HIZO “LEONES POR CORDEROS”

1. El proyecto

Robert Redford siempre se ha sentido atraído por argumentos emotivos acerca del auténtico tejido de la vida norteamericana; historias de gente corriente comprometida y afectada por las grandes cuestiones a que se enfrenta su juvenil y democrática nación. Fue este hilo conductor, con el que se ha tejido la totalidad de su diversa carrera – de estrella de la pantalla a director, pasando por paladín del movimiento del cine independiente – lo que le atrajo a LEONES POR CORDEROS, un guión original de un joven y relativamente desconocido escritor llamado Matthew Carnahan. Aunque no había dirigido ninguna película en siete años, cuando se tropezó con el guión en su escritorio, inmediatamente sintió una descarga – algo que Redford considera un criterio vital. “Apareció de forma inesperada”, dice Redford del guión de Carnahan. “Me sorprendió porque era político y porque hay tanta inseguridad comercial en el cine en los tiempos que corren, que parece que sólo los que son seguros llegan a rodarse. Los que son de naturaleza más arriesgada, los que quizá le hagan a uno pensar o plantearse preguntas, son más difíciles de hallar. Y sin embargo, ésas son las películas que siempre he disfrutado rodando”. Como director, Redford ha examinado anteriormente la agitación que se desarrolla dentro de las familias norteamericanas en “Gente Corriente”, con la que obtuvo un Oscar®; las tentaciones de nuestra cultura televisiva en la galardonada “Quiz Show: El Dilema”; y las relaciones vitales entre el paisaje, la naturaleza y el alma norteamericana en películas como “Un Lugar Llamado Milagro”, “El Río de la Vida” y “El Hombre que Susurraba a los Caballos”. También ha dejado una marca imborrable en la realización cinematográfica de su país con la fundación del Instituto Sundance, el Festival de Cine Sundance y el Canal Sundance, que, en unión, han criado una nueva generación de jóvenes realizadores que han traído a primer plano relatos audaces y que nunca se habían contado.

Por supuesto que el riesgo no era algo que fuese a detener a Redford. Si acaso, le serviría de inspiración. Pero en LEONES POR CORDEROS no se trataba sólo de que Redford corriera riesgos –también se sintió atraído por la idea de provocar una verdadera reflexión, de incitar al debate y de vigorizar a los jóvenes espectadores que no están habituados a ver cuestiones tan graves tratadas en personajes propios de una película de esparcimiento sobre universitarios. “Yo esperaba que esta película provocara a los espectadores a contemplar dónde estamos en este país y como llegamos hasta aquí”, afirma Redford. “Para mí el guión trata de mucho más que los problemas de los que somos testigos ahora mismo. En realidad, se trata de los factores más profundos que yacen bajo dichos problemas, y que ahora están siendo experimentados personalmente por personas auténticas. Creo que es una película acerca de la responsabilidad personal, acerca de jóvenes que aceptan el papel que desempeñan a la hora de dar forma al futuro, y acerca de la forma como cada uno de nosotros resuelve las opciones que ha de tomar a lo largo de la vida a fin de intentar que este mundo sea mejor”.

A Redford le impuso todavía más la tensa narración y los considerables retos artísticos. “No me interesa rodar películas políticas en aras de la historia. Tenía que haber un guión impulsado por los personajes, como sucedía, por ejemplo, en ‘Todos los Hombres del Presidente’. Lo que me gustó era que todos los que intervienen en las tres historias de LEONES POR CORDEROS tiene un interés personal propio – y en ocasiones no coexisten muy bien”, asegura. “Tenemos tres historias, dos de las cuales se desarrollan en oficinas – y el reto consiste en cómo hacer que eso resulte dramático y cinematográfico. Cuanto más lo pensaba, más retador se volvía y más atraído me sentía yo hacia el desafío”.

Las películas de Redford siempre han girado en torno a temas norteamericanos fundamentales, incluso populistas; en gran parte porque él alberga unos sentimientos tan intensos acerca del país que ama – y estos quedan claramente expuestos en LEONES POR CORDEROS. “Para mí, este guión tenía algo de melancolía”, dice Redford, “pues, ¿cómo podría no entristecerse uno si ama a este país y ha crecido con ideales sobre democracia y libertad de expresión, y las ha visto devastadas?”

Pero también añade: “Nunca querría hacer nada que fuera propaganda abyecta. Hay muchos puntos de vista diferentes y hay que respetarlos todos. Yo quería que el espectador reaccionara democráticamente a cada una de estas historias”.

El tirón definitivo e irresistible para Redford fue que Tom Cruise ya hubiera manifestado interés por incorporarse al proyecto – no sólo para hacerse cargo del papel del Senador Irving, poseedor de tanta labia como pasión, sino para ser productor ejecutivo de la película junto a su socia Paula Wagner, lo que supondría su primer proyecto para el renacimiento de United Artists. Y se decía que el guión también había pasado por las manos de Meryl Streep.

“No creo que la película se hubiera rodado de no haber sido por Tom”, comenta Redford. “La idea de que Tom interpretase a un senador era tan distinta e intrigante que ganó realmente mi interés. Luego llamé a Meryl y le dije: ‘Yo estoy interesado en esto; ¿y tú?’ a lo que respondió: ‘Si tú lo haces, yo lo haré’ y así fue cómo todo se organizó tan rápidamente”.

En efecto, cuando Streep leyó el guión todavía no tenía el imprimatur de Redford. Era, más bien, la simple urgencia del tema lo que la atrapó sin que pudiera librarse de ello. “Es un relato acerca de cómo elegir acertadamente, pero también es una película acerca de cuán fácil es no tomar decisión alguna” dice. “Es una película que asegura que no importa lo que uno piense o sienta si no hace nada al respecto, si no das la cara y pones todo en peligro”.

Para Tom Cruise, LEONES POR CORDEROS era exactamente la clase de guión audaz a inesperado que él y Paula Wagner esperaban que constituyera los cimientos de la nueva United Artists, la empresa originariamente fundada en 1919 para dar a los principales artistas de Hollywood control creativo sobre su trabajo.

Dice Cruise: “Pensé que era un guión con mucha fuerza, un relato pleno de vigor. Es una gran película para el pistoletazo de salida de la nueva United Artists, especialmente con Robert Redford, un auténtico director americano inconformista que ha cambiado y definido tanto en el cine moderno erigiéndose en paladín del movimiento de cine independiente. También es un magnífico narrador y trabajar con él siempre fue un sueño para mí”.

También Cruise tenía la fuerte sensación de que el relato albergaba posibilidades de estimular e inspirar, más que limitarse simplemente a despertar curiosidad como tantas películas de tensión y misterio que tratan de acontecimientos actuales. “Nunca pensé en ésta como en una película de guerra”, explica. “Creo que es una que, sin duda, promoverá el diálogo y que supondrá un desafío para algunas de las ideas de los espectadores, sin que importe su punto de vista. Trata de cuestiones intemporales que se encuentran en los cimientos de nuestro país – la libertad de expresión y la libertad de pensamiento – pero invita al espectador a interpretar por sí mismo los acontecimientos que están viendo. Incluso durante la producción, todo el mundo, desde Bob al reparto, pasando por el equipo técnico, se sintieron constantemente obligados a mantener complejas conversaciones sobre estos temas. Por lo que me parece una película enormemente entretenida a la vez que emocionante ya que invita a la participación”.

La inspiración de LEONES POR CORDEROS comenzó originariamente apretando inconscientemente el botón de un control remoto. Mientras que veía tranquilamente la tele una noche, el joven guionista Matthew Carnahan desconectó una desgarradora noticia sobre Irak en busca de un programa de deportes. . . y se preguntó ¿por qué? ¿Por qué en una época en la que tanta gente expresa su preocupación acerca del rumbo de nuestro país, sentimos la tentación de apartarnos? ¿Por qué no miramos estas cosas y hablamos de ellas de forma directa y apasionada, con todo el fervor y la emoción que las ideas de libertad y esperanza en el futuro y sacrificio idealista evocan?

“Para mí fue como si se me cayera la casa encima el hecho de que ahí estuviese yo sin prestar atención a lo que está realmente sucediendo en el mundo que me rodea; sin prestar suficiente atención a mis compatriotas que sacrifican sus vidas; y darme cuenta de cuán alejados estamos la mayoría de nosotros de la realidad de lo que realmente sucede detrás de las cómodas superficies de nuestras vidas cotidianas. De modo que me senté y empecé a escribir acerca de esta idea de compromiso personal: qué es, de dónde viene, qué es lo que puede lograr”, explica Carnahan.

Al principio, Carnahan pensaba que estaba escribiendo una obra, pero luego se dio cuenta de que el argumento podría, y quizás debería, ser una película – una que rompiera el tabú que actualmente existe contra toda conversación sustancial en esta época en la que las películas han abandonado en gran medida el diálogo a favor de una acción que atonta. Quería nadar contracorriente, y tuvo la sensación intuitiva de que otras muchas personas jóvenes estaban ansiosas de hacer lo propio.

“Éstas son cuestiones de peso y no puede hacérseles justicia sin hablar de ellas en detalle”, reflexiona Carnahan. “Para contar esta historia, pensé que era igualmente importante yuxtaponer realmente estos espacios de oficina limpios y seguros donde la gente no hace nada más que mantener conversaciones – importantes conversaciones, pero que siguen consistiendo meramente en hablar unos con otros – con la cresta desierta de las montañas de Afganistán donde están en peligro vidas reales”.

Carnahan dividió su examen de cómo se enfrentan diferentes personas a nuestra exigente época en cuatro áreas primarias – los políticos, los medios de comunicación, el ejército voluntario y la juventud privilegiada que goza de una esmerada educación. Así nacieron los personajes de la película: dos jóvenes y abnegados soldados que han escapado de la pobreza y se sienten impulsados a servir al país que lo hizo posible; un ambicioso político que persigue con igual fervor sus auténticas creencias y sus misiones secretas; una influyente reportera cada vez más insegura de su papel en un mundo donde los mismos periodistas se han convertido en parte de programas políticos; un profesor aburrido aunque idealista cuya última gran esperanza para el mundo consiste en causar un impacto duradero en sus alumnos; y un universitario brillante y gallito que nunca antes había adoptado una postura auténtica sobre la vida – pero que bien podría ser capaz de aportar algo grande que cambie las cosas.

A continuación, Carnahan presentó un día único y notable de sus vidas en el que todos ellos quedaron inseparablemente vinculados con el destino de los demás. “Lo que yo quería de verdad era brindar a los espectadores la sensación de que los acontecimientos de LEONES POR CORDEROS podrían estar sucediendo ahora mismo y en tiempo real”, explica, “porque en un miércoles cualquiera, mientras la mayoría de la gente está charlando con sus compañeros de trabajo, todas estas cosas están ocurriendo en distintas partes del país y del mundo”.

Cuando Carnahan, que también escribió “The Kingdom”, una película de acción y misterio ambientada en Arabia Saudita y estrenada este otoño, concluyó su guión, bromeó con su productora Tracy Falco sugiriendo que quizá debería enviárselo a Robert Redford. No daba crédito cuando la broma se volvió rápidamente en algo serio y, luego, se hizo realidad. “Una vez que su nombre fue mencionado, eso mismo nos metió la idea en la cabeza y comenzamos a pensar que, ¡bueno!, igual no era tan ridículo”, recuerda Carnahan. “Hablé con Bob por primera vez en septiembre y unos pocos meses más tarde estábamos produciendo. La cantidad de energía y entusiasmo que aportó al proyecto es simplemente asombrosa”.

Falco, que había conocido a Carnahan cuando éste fue contratado para adaptar la serie de la BBC “State of Play” para una próxima versión cinematográfica dirigida por Kevin Macdonald, había pedido a Carnahan que le enviase cualquier otra cosa en la que estuviera trabajando. Carnahan le envió LEONES POR CORDEROS, sin estar seguro de cuál sería la reacción.

Para Falco, ésta fue fuerte e instantánea. “Sentí que era distinto a cualquier otro guión que jamás hubiese yo leído”, afirma. “Trataba de algo que está sucediendo en este preciso instante, pero también de cuestiones más generales que están en acción en todas nuestras vidas. Tuve la sensación de que antes no se había hecho nada parecido a esto que hubiese aportado este enfoque íntimo y personal a la actualidad y a la política”.

Prosigue Falco: “Mucho más que sobre la política, se trata de una película acerca de la apatía, las diversiones; acerca de todos los motivos por los que no prestamos atención a lo que realmente sucede en la actualidad. Creo que, al fin y al cabo, eso fue lo que acabó atrayendo a gente como Tom Cruise, Meryl Streep y Robert Redford al proyecto. También es interesante que cada personaje de la película trate de inspirar a otro personaje. El senador Irving trata de inspirar a Janine para que escriba el artículo correcto porque cree que Norteamérica necesita una victoria. Ernest y Arian inspiran a otros porque salieron del Este de Los Ángeles y ascendieron a un lugar al muchos pensaron que nunca llegarían. El doctor Malley trata de inspirar a Todd para que elija un mejor camino, de forma que Todd pueda, a su vez, inspirar a futuras generaciones con sus propios actos y su propia vida. De modo que yo imaginé toda la película como si su tema fuera la inspiración – como si tratase de la toma de una decisión de hacer algo y no de limitarse a quedarse sentado y esperar a que los demás mejoren el mundo”.

Pero Falco también comprendió que para seguirle el ritmo a los temas del momento con los que la película se enfrenta, la producción tendría que meter la directa e inmediatamente. “Sabíamos que teníamos que rodar la película acto seguido para no perder el ritmo de la actualidad”, explica. “Por ese mismo motivo nunca pensamos que pudiéramos conseguir a Robert Redford, pero, luego, Matt y yo nos reunimos con él en Chicago y nuestra cita se convirtió en una gran ocasión; disfrutamos como nunca hablando de política, de arte y de la vida y, de repente, él dijo que sí. En ese momento sólo podíamos pellizcarnos con la esperanza de que no fuera un sueño”.

No lo era, y las estrellas siguieron haciendo cola para incorporarse a la producción a medida que un reparto verdaderamente de primera línea no tardó en reunirse en torno al proyecto.

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