Black snake moan (El lamento de la serpiente negra)

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Sinopsis

Hubo un tiempo en que Lazarus (Samuel L. Jackson) tocaba blues; una época en que el local de Bojo se venía abajo escuchándole. Pero ahora, el mundo se le ha venido encima. Amargado y roto, incapaz de sobreponerse al fracaso de su matrimonio y a una mujer que le engañaba, sólo piensa en que ha sido traicionado… hasta que aparece Rae (Christina Ricci). Lazarus la encuentra medio desnuda, tirada en una cuneta después de recibir una terrible paliza. No tarda en descubrir que la joven blanca a la que está cobijando es la fulana de la pequeña ciudad de Tennessee donde vive. Oyéndola delirar, comprende que el problema de Rae se debe más a la falta de amor que a otra cosa. Sufrió abusos sexuales de niña y su madre la abandonó. Su tabla de salvación era Ronnie (Justin Timberlake), pero la esperanza se desvanece cuando el chico es llamado a filas. Rae, desesperada, empieza a drogarse y vuelve a la única vida que conoce: dar a cualquier hombre lo que pide… hasta que aparece Lazarus, quien decide curarla.

Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky

Historia de amor y redención. Black snake moan, cuenta, al ritmo del blues, la relación circunstancial de dos personajes extremos.

El personaje de Samuel L. Jackson está atravesado por la religión, que dictamina desde su profético nombre hasta sus códigos de vida. Christina Ricci se luce en el papel de una joven con un pasado de abusos y maltratos, que debe levantarse del mundo de sexo y drogas en el que se encuentra sumergida. Ambos personajes están destinados a ayudarse y en ellos dos se da la totalidad de la película.

Si bien ciertos aspectos de los personajes resultan demasiado forzados por la forma en que se cuentan, la película se sostiene gracias a las descomunales interpretaciones de Jackson y Ricci, que dan vida a dos personajes disímiles, en los que el dolor se hace carne de la misma forma.

Del elenco sorprende Justin Timberlake, alejado de su habitual papel de cantante de moda, y más cercano al papel dramático de Eminem en 8 millas.

La excelente fotografía acompaña el tono dramático de una historia con muy buena música (e intervenciones musicales de los protagonistas), y con momentos dramáticamente muy fuertes y muy bien narrados, y otros que decididamente caen en el golpe bajo, contados sin sutileza alguna.

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Dirección y guión: Craig Brewer.
País:
USA.
Año: 2006.
Duración: 115 min.
Género: Drama.
Interpretación: Samuel L. Jackson (Lazarus), Christina Ricci (Rae), Justin Timberlake (Ronnie), S. Epatha Merkerson (Angela), John Cothran (predicador R.L.), Michael Raymond-James (Gil), Kim Richards (Sandy), David Banner (Tehronne), Adriane Lenox (Rose Woods), Neimus K. Williams (Lincoln).
Producción: John Singleton y Stephanie Allain.
Música: Scott Bomar.
Fotografía:
Amelia Vincent.
Montaje: Billy Fox.
Diseño de producción: Keith Brian Burns.
Vestuario: Paul A. Simmons.
Estreno en USA: 2 Marzo 2007.

Biografía de Craig Brewer

Se dio a conocer con su segundo largometraje, Hustle and Flow, que ganó el Oscar a la Mejor Canción, y cuyo protagonista, Terence Howard, fue nominado a un Oscar al Mejor Actor y a un Globo de Oro. El reparto de la película fue nominado al Premio del Sindicato de Actores al Mejor Reparto de un Largometraje.La película fue galardonada con el Premio del Público del Festival Sundance 2005 y nominada al Premio Cinematográfico y al Premio del Jurado de este festival. Ese año, Craig Brewer estuvo en la “Lista de las cien personas de Hollywood a tener en cuenta” publicada por la revista Fade In.Ha ganado el Premio del Público en el Festival de Nashville en dos ocasiones. En 2001 por su primer largo, The Poor and Hungry, y en 2005 por Hustle and Flow. Estudió en el Teatro del Conservatorio Americano de San Francisco antes de volver a Memphis, Tennessee.

Black Snake Moan / Black Snake Moan

CÓMO SE HIZO “BLACK SNAKE MOAN”

El destino puede hacer de las suyas a la hora de echar una mano, y cuando se trata de curar un amor atormentado, es capaz de unir a las dos personas más dispares. Eso les pasa a Lazarus y a Rae. “BLACK SNAKE MOAN es la historia de dos personas muy diferentes que se encuentran para ayudarse mutuamente”, dice el guionista y realizador Craig Brewer. “Una extraña serie de circunstancias permite que se conozcan”. El productor John Singleton, después leer el magnífico guión, empezó a preocuparse por “cómo íbamos a conseguir hacer esta película”. John Singleton, nominado al Oscar al Mejor Guión Original y al Mejor Director por la atrevida y controvertida Los chicos del barrio, cree que BLACK SNAKE MOAN “va mucho más lejos que la anterior película de Craig (Hustle & Flow). Esta historia es algo que no se ha visto antes”. Lleva la marca inconfundible de Craig Brewer, un especialista en describir la metamorfosis de personas profundamente heridas en busca de algo mejor. “Todos tenemos una herida abierta. Todos tenemos puntos débiles, manías, ansiedades. Conseguimos sobreponernos conectando con otra persona”, dice la productora Stephanie Allain, responsable de Los chicos del barrio, de John Singleton, y Hustle & Flow, de Craig Brewer. “El cine de Craig hace posible que nos pongamos en la situación de otra persona. Al principio, quizá no nos identifiquemos con la historia, incluso puede producirnos cierta hostilidad, pero al final de la película, los personajes se hacen querer y nos damos cuenta de que somos como ellos. Todo tiene que ver con estar conectado a otra persona. En este caso, se trata de la conexión de Rae con Lazarus”. ‘¿Qué me falta? / ¿Qué necesito? / ¿Iré al infierno? / ¿Dónde está mi chica? / Quiero a esta mujer. / ¿Dónde está mi chico? / Quiero a este hombre.’ Cuando uno escucha esta música, se da cuenta de que es la esencia de un hombre, una guitarra y mucho dolor”, dice Craig Brewer. “Y esta película va de blues. De blues del norte de Misisipi, blues que nace de la tripa, de una necesidad emocional profunda”. Las imágenes de archivo de Son House, una leyenda del blues de los años treinta, lo dejan muy claro: “Sólo hay un tipo de blues, el que nace entre un hombre y una mujer”. Y de eso trata BLACK SNAKE MOAN. “Mucha gente me pregunta por qué le puse este título. Hay una canción titulada ‘Black Snake Moan’, de Blind Lemon Jefferson y, en mi opinión, es una de las más melancólicas y desgarradoras canciones de toda la historia del blues”, explica Craig Brewer. “Muchas canciones suyas tratan del temor a lo desconocido, ‘¿Qué ha entrado en mi cuarto, qué se desliza por ahí? ¡Que alguien venga a ayudarme!’ ”. “La única forma de que BLACK SNAKE MOAN funcionara”, dice el director, “era sumergir a los actores en una de las cunas de esta música, la ciudad de Memphis”. “Una vez me encontré a Felicia Collins, que toca la guitarra en el ‘David Letterman Show’, y me dijo que le gustaría enseñarme a tocar la guitarra”, recuerda Samuel L. Jackson. “Lo curioso es que un par de semanas después hablé con Craig y tenía el papel de un músico. Me mandaron una guitarra a Nueva York y llamé a Felicia para que me diera clases. Tenía que rodar Serpientes en el avión, en Vancouver. Cuando Luther, el director de atrezzo, me vio con una guitarra, estaba encantado. Es un maestro del instrumento. Me dio clases cada día durante la hora de comer”. “Llevamos a Samuel L. Jackson a Misisipi, a Clarksdale y a los alrededores de Oxford”, recuerda el director. “Le presentamos a gente como Big Jack Johnson, Kenny Brown, Cedric Burnside y Sam Carr, auténticas leyendas con estilos muy personales”. Scott Bomar, el compositor y productor de la banda sonora, que ya había colaborado con Craig Brewer en Hustle & Flow, dice: “Visitamos muchos estudios y vimos a muchos músicos en Misisipi, y estuvieron dispuestos a enseñar algo a Sam. Este viaje permitió que todo cuajara. Sam nos dijo qué canciones le gustaban y a partir de ahí empezamos a escoger los temas para Lazarus”. El actor dice debérselo todo a sus dos magníficos profesores. “Fuimos a muchos sitios y conocí a Big Jack Johnson. Me hicieron tocar con él, me pareció realmente sorprendente”. Para el director fue un momento mágico. “Samuel L. Jackson siempre está decidido a aprender. Fue a casa de Big Jack y éste le dio una guitarra. Empezaron a tocar un tema que Sam no conocía de nada y a la media hora le salía de maravilla. Big Jack no salía de su asombro”. Según el director y los productores, Scott Bomar supo reunir todos los elementos necesarios. “Craig insistió en que Scott Bomar se encargara de la música”, dice la productora Stephanie Allain, “y tenía razón. Ha sido capaz de reunir a todas estas leyendas, como Skip Pitts y Willie Hall, que han formado un grupo llamado Bo-Keys. Consiguió una lista impresionante de músicos de blues para que participaran en la banda sonora y salieran en la película”. “En este país, muchos hombres negros se han metido en líos terribles por culpa de mujeres blancas. El peligro existe, es un peligro real”, dice el actor John Cothran. “Muchos negros han muerto por estar cerca de mujeres blancas, no hablemos ya de tener una relación con ellas, sea cual sea. Estar al lado de una mujer blanca medio desnuda significa andar en la cuerda floja. Craig describe hechos que deben salir a la luz. Hay muchas zonas oscuras en este país. Si una película como ésta puede iluminar unas cuantas, será mejor para todos”. Dado el contenido de la película, la directora de fotografía Amelia Vincent, que también filmó Hustle and Flow, y el realizador Craig Brewer decidieron rodar “al estilo clásico, con encuadres deliberados y muy precisos”, dice Amelia Vincent. “Craig Brewer no toma decisiones al azar, todo está muy estudiado. Tenemos a una chica en ropa interior atada con una cadena. Si no se la filma con deliberada precisión técnica y con clasicismo, el público puede tomarlo a broma. En cuanto a los colores, nos basamos en lo que se ve en los campos de Tennessee, muchos marrones descoloridos y verdes”. John Singleton, el primer realizador afroamericano en alcanzar el nivel más alto en Hollywood, alaba a Craig Brewer por “saber ir muy lejos con los actores y la cámara para apoyar la narración”. La historia de BLACK SNAKE MOAN nació una tarde. Craig Brewer escribió un tratamiento aquella misma noche, pero no tenía título. Cuando Hustle & Flow ganó el Premio del Público en Sundance, aprovechó la oportunidad para intentar hacer la película. “Sabía que era el momento oportuno para conseguir financiación”, dice el director. John Singleton dice que encontrar al actor idóneo para hacer de Lazarus era cuestión de instinto: “No creo que nadie excepto Sam pudiera encarnar a Lazarus. Cuando ya era parte del proyecto, le pregunté si sabía tocar la guitarra, y me contestó: ‘Soy actor’ ”. A partir de ese momento, Samuel L. Jackson empezó a transformarse en un “blues man” del Delta. Stephanie Allain recuerda que vio a Christina Ricci en una prueba para el papel de Rae. “Era tremenda”, dice, “me hizo llorar. No dudamos ni un momento en que era la actriz que necesitábamos”. Craig Brewer añade: “Si pasase un tren con Katherine Hepburn, Bette Davis, Faye Dunaway y Julie Christie, le pedirían que subiese. No le asusta nada. Cuando se mete en el papel ocurre algo, es mágico. No había otra Rae”. La actriz reconoce que el guión le ayudó mucho. “Me encantó, me llegó al alma. Me pareció tremendamente honrado, no había juicios de valor”. John Singleton también sabía a quién quería para el segundo papel masculino. Había conocido a Justin Timberlake en Memphis durante el rodaje de Hustle & Flow. El actor recuerda que John Singleton le explicó de qué iba la película y le dio el guión: “Lo leí y me gustó mucho el riesgo que corría el director. Al principio, no entendía de dónde había sacado a los personajes, y eso que soy de Memphis, como él. Luego, poco a poco, los reconocí. Quise aportar una fuerza especial a Ronnie”. En cuanto a Stephanie Allain, la otra productora, no hizo falta convencerla. “Soy una fan de Justin”, dice. “Compro sus discos, me sé las canciones, las bailo. Me encanta. Pensamos en él porque es de Memphis y había empezado a trabajar como actor. Vino a hacer una prueba y en la cuarta toma ya le corrían las lágrimas por las mejillas. Me pareció increíble”. El predicador R.L., encarnado por John Cothran, y Angela, interpretada por S. Epatha Merkerson, “son la puerta por la que el público entrara en la película”, dice la productora. “Tienen la sensibilidad suficiente para ver a Lazarus y a Rae sin juzgarlos, para quererlos. Espero que a través de ellos, el público pueda aceptar el método nada ortodoxo que emplea Lazarus”. S. Epatha Merkerson estaba decidida a conseguir el papel. “Leí el guión, y cuando supe que no iban a Nueva York, me fui a Los Ángeles. Quería hacer esta película”, dice. “Soy una fan de Craig Brewer y de Sam Jackson. Quería hacerla como fuera y lo conseguí”. John Cothran dice: “Me ha gustado interpretar a alguien que se parece a mucha gente a la que quiero, tíos, vecinos, gente así. Es de esa clase de hombres que se preocupa por los demás, que sabe ser lo bastante irritante y cariñoso como para conseguir que su amigo vuelva a subir al escenario”. Stephanie Allain está convencida de que los actores de talento se sienten atraídos por los fascinantes e imperfectos personajes de Craig Brewer porque los construye con mucho cariño. “Craig sólo siente amor y respeto por sus personajes”, dice, “y me parece que se nota”. El respeto es la base del trabajo conjunto de Craig Brewer y Stephanie Allain. “Y así queremos que siga, con respeto hacia todos. No importa quién sea y lo que haya hecho; importa lo que quiere ser y en lo que quiere convertirse. Muchos héroes del cine parecen mejores que nosotros, más poderosos, más ricos, más guapos, más seguros, pero creo que el público agradece verse reflejado en nuestros personajes. A través de ellos pueden seguir adelante”.

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