[yasr_overall_rating size=”medium”]El cine israelí cuenta, a grandes rasgos, con tres temas que atraviesan su historia: Los conflictos bélicos y el papel del ejército, las disputas entre judíos de distintas corrientes migratorias y las tensiones entre la comunidad ortodoxa y una sociedad más liberal. Podríamos simplificarlo diciendo que el cine israelí muestra judíos versus árabes, mizrajíes versus ashkenazis y ortodoxos versus no ortodoxos. También en las últimas décadas aparecieron muchos dramas que abordan los conflictos ligados a la diversidad sexual. Y fuera de estos tópicos hay muchas películas israelíes, pero pocas que hayan tenido la proyección internacional y los premios que obtuvo Hearat Shulayim.
Luego de tres películas con historias ligadas a la política israelí y al conflicto de medio oriente, Ha-hesder (2000), Medurat hashevet (Campfire, 2004) y Beaufort (2007), Joseph Cedar escribió y dirigió un drama entre un padre y un hijo con el Premio Israel (el prestigioso premio que entrega el Estado de Israel a los profesionales más destacados de distintas disciplinas) como telón de fondo. Más allá del hecho de que la disciplina que los enfrenta a ambos es el estudio de Talmud y más allá del apunte local del Premio Israel, el conflicto central es fácilmente trasladable a cualquier parte del mundo.
Uriel Shkolnik es un estudioso del Talmud muy carismático y que, a los ojos de todos, ha superado ampliamente los logros profesionales de su padre Eliezer (que, para muchos, no superan una cita a pie de página a un texto suyo en un libro más importante que todo lo que ha escrito en su vida). Cuando Eliezer se entera que es el merecedor del Premio Israel, su vida da un vuelco, el rencor que profesa internamente hacia su hijo queda a un lado y siente que, al fin, ha sido reconocido por sus logros. Sin embargo, cuando Uriel se entera que hubo una confusión y es él en lugar de su padre quien recibirá ese premio, comienza a debatirse entre forzar a que se lo entreguen de manera fraudulenta a su padre y, para ello, renunciar a que alguna vez lo vuelvan a nominar a él para ese premio, o recibirlo y romperle el corazón a su padre.
El dilema ético del protagonista va de la mano de una narración muy dinámica, con grandes secuencias de montaje y un tono que se debate entre el humor y el drama familiar más descarnado.
Hearat Shulayim es, hasta la fecha, la última película israelí nominada al Oscar a Mejor Película en Idioma Extranjero, tuvo un muy buen recorrido en Cannes (ganó por Mejor Guión y fue nominada a la Palma de Oro) y catapultó a nuevos mercados tanto a Joseph Cedar como a Lior Ashkenazi (que venía protagonizando muchas películas israelíes exitosas internacionalmente, pero fue esta película la que le permitió acercarse a Hollywood). Luego este film, Cedar escribió y dirigió el film Norman (2016), con Richard Gere y elenco multiestelar compartiendo cartel con actores locales como el propio Ashkenazi, quien además interpretó personajes israelíes en otras producciones internacionales, como su personificación de Itzjak Rabin en 7 days in Entebbe, dirigida por el brasileño José Padilha.