Crítica ADVENTURELAND

Estreno en España: 27 Noviembre 2009

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Sinopsis

En el verano del 87, James Brennan (Jesse Eisenberg) se acaba de graduar en el instituto y está ansisoso por cumplir su sueño de viajar a Europa. Pero entonces sus padres (Wendie Malick y Jack Gilpin) le comunican que no pueden pagarle el viaje y James no tiene más remedio que aceptar una porquería de trabajo en un parque de atracciones local. Se acabó la cerveza alemana, los museos más famosos del mundo y las chicas francesas, el verano de James ahora estará poblado de padres quisquillosos, osos panda de peluche y niños gritones. Sin embargo, lo que debería haber sido el peor verano de su vida se convierte en toda una aventura en la que descubre el amor inesperadamente en una compañera de trabajo, Em, (Kristen Stewart), y acaba descubriendo que este era el máster que necesitaba para prepararse a entrar en el mundo real.

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Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky

Greg Mottola, director de Superbad (película que no me canso de repetir que juzgué mal al momento de su estreno), vuelve a meterse con el mundo adolescente, pero esta vez dejando de lado la risa fácil y centrándose en una fresca historia de amor. Mottola proviene de la escuela de Judd Apatow, una escuela que se caracteriza principalmente por mostrar un amor incondicional a sus protagonistas, tan patéticos como tiernos. Adventureland abandona el tono símil American Pie de Superbad pero mantiene el foco en jóvenes que están ingresando en el mundo adulto, y el perfil de los jóvenes de una como los de la otra es similar, al menos en su condición de jóvenes ingenuos y habitualmente perdedores, pero Adventureland apuesta a personajes mucho más redondos y creíbles, lejos del grotesco del trío de Superbad (si a alguien se parece el James de Adventureland es al personaje interpretado por Michael Cera en aquella, el menos grotesco y más “normal” de los tres).

Lo primero que destaca de Adventureland es, obviamente, el retrato de la década del ochenta. En ese sentido podríamos afirmar que esta película es puramente nostálgica. Pero esa nostalgia no está trazada a golpe de whisky y flashback, no es esa nostalgia extendida en el cine desde Casablanca hasta hoy, básicamente porque la película no comete el error de mostrarnos a los personajes en la actualidad, directamente los instala en la década del ochenta, porque, se entiende, es la década en la que Mottola vivió su adolescencia, y lo que le interesa es retratar esos años, donde los jóvenes aún mantenían una cierta ingenuidad, y sus vínculos se sostenían gracias a esa característica. Los ochenta no son una postal para Mottola, sino una época concreta, una época de muy buena música (la banda de sonido de Adventureland es uno de los compilados más exquisitos de música pop ochentosa que se haya hecho para una película), y una época sin e-mail o celular, es decir, una época en la que la mamá podía dejarle a su hijo una nota en su mesa de luz, avisándole que llamó la chica que le gusta, y el chico en cuestión podía irse a la cama con la felicidad instalada en su rostro.

Cuando decimos que los ochenta no son una postal, nos referimos a que Mottola evita caer en subrayados que indiquen “esto está ambientado en los ochenta”. Ejemplo de esto es el peinado de la mujer del padre de Em, la chica que le gusta a James. En otra película de los ochenta se hubiera abusado de ese tipo de peinados para que quede claro que “estamos en los ochenta”. Aquí Mottola no sólo no utiliza de forma burda este tipo de peinados, sino que lo emplea para afirmar “esto es una peluca”, como si, con ese detalle, aclarara que los ochenta no se ubican en los peinados propios de aquella época, que los detalles reforzados para dar cuenta de una época son un mero artificio, de ahí que ese peinado no sea un signo de los ochenta, sino una peluca, algo que no es la norma de una década, sino un elemento externo y peculiar. La ausencia de subrayados se da también en la banda de sonido, que si bien está conformada por canciones de los ochenta, se suelen repetir varias veces los mismos temas y no se ve esa ansia por meter todos los hits de la década que una persona puede recordar, de ahí también su exquisitez.

Ahora bien, el elemento más ochentoso de Adventureland, es el parque de diversiones que da título a la película. El rasgo más ochentoso de un parque de diversiones es su decadencia. Los ochenta empezaron a evidenciar la idea de que los viejos parques de diversiones caerían en desuso, rasgo que se extendió y se potenció en la década siguiente. Si uno hace memoria, seguramente recordará algún parque de diversiones que cerró en los noventa, y que ya en los ochenta se mostraba como un espacio arcaico, cuyas luces parecían iluminar atracciones de otro tiempo. Adventureland, el parque y la película, reflejan a las claras esa decadencia, con juegos vetustos, pero aún con mucho público (más adulto que infantil, un signo de su pertenencia a otra época) que debía enfrentarse a la poca inversión económica de sus dueños, capaces de poner trampas en los juegos para que la gente no se llevara el premio mayor. La pareja que conforman Bobby y Paulette (Bill Hader y Kristen Wiig, dos excelentes actores que suelen aportar muchísimo cada vez que aparecen como secundarios en alguna comedia) demuestra que la avaricia y la falta de inversión de los dueños del parque están íntimamente ligadas a esa idea de que el parque alguna vez supo ser un espacio divertido, alucinante y, sobre todo, rentable, pero que hoy (en los ochenta, ni hablar en la actualidad) su magia esta ligada únicamente a lo que alguna vez fue y que ya no es. Por eso, en los ochenta y para estos adolescentes, la peor tortura es pasar una temporada vacacional trabajando en el parque.

Aún no hemos mencionado la hermosa historia de amor entre James (Jesse Eisenberg, un joven actor que va en la línea del ya consagrado Michael Cera) y Em (Kristen Stewart, menos pálida, tal vez más adorable, y seguro, mucho más fresca y real que en la saga Crepúsculo). Quizás porque el romance parece competir en protagonismo con el decadente parque, aunque, pese a esto, el parque oficia de entorno perfecto para tan cálida historia de amor entre dos chicos incomprendidos por sus familias, y con tantas ganas de crecer como de detener sus vidas en ese sublime instante. La historia de amor crece gracias a la honestidad narrativa de Mottola, aunque se topa con algunos aspectos que, para insuflarle más dramatismo al romance, terminan por hacerle perder frescura, atándola a ribetes telenovelescos (en ese sentido, el personaje interpretado por Ryan Reynolds, aunque admirablemente moderado en su concepción, no aporta demasiado a la trama).

Mottola nos entrega un retrato generacional de una sinceridad y una frescura que colocan a Adventureland al nivel de las mejores comedias independientes de los últimos años. De Suberbad a esta, puede notarse un salto inmejorable, del trazo grueso y la carcajada fácil a la dulzura de personajes mucho más reales, capaces no sólo de conformar una delicada pintura de época, sino de lograr una notable empatía con el espectador, alimentando la memoria emotiva, especialmente en aquellos que vivieron una época (los ochenta o décadas anteriores) donde la conexión amorosa entre los jóvenes era mucho más ingenua, y seguramente, mucho más genuina que la actual, inevitablemente mediada por la tecnología.

 

Lo mejor de la película: El exquisito retrato de los ochenta, con sus aspectos más decadentes, y sus signos de una ingenuidad ya caduca, sumado a una serie de personajes entrañables y actuaciones de una notable precisión.

Lo peor de la película: Los aspectos más dramáticos de la historia de amor, que amenazan con quitarle frescura.

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Dirección y guión: Greg Mottola.
País:
 USA.
Año: 2009.
Duración: 107 min.
Género: Comedia dramática.
Elenco: Jesse Eisenberg (James), Kristen Stewart (Em), Martin Starr (Joel), Bill Hader (Bobby), Kristen Wiig (Paulette), Margarita Levieva (Lisa P.), Ryan Reynolds (Mike), Paige Howard (Sue), Wendie Malick (Sra. Brennan), Jack Gilpin (Sr. Brennan), Matt Bush (Tommy).
Producción: Sidney Kimmel, Anne Carey y Ted Hope.
Música: Yo La Tengo.
Fotografía:
 Terry Stacey.
Montaje: Anne McCabe.
Diseño de producción: Stephen Beatrice.
Vestuario: Melissa Toth.
Estreno en USA: 3 Abril 2009.

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Filmografía de Greg Mottola

Adventureland (2009)

Superbad (2007)

The Daytrippers (1996)

Swingin’ in the Painter’s Room (1989)

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