Estreno en España: 18 Abril 2008
Puntuación:
Sinopsis
La trama se desarrolla en dos continentes distintos y sigue de cerca las vidas de Douglas Freeman, un analista de la CIA que trabaja en el norte de África y que, tras presenciar el brutal y poco ortodoxo interrogatorio al que somete la policía secreta norafricana a un egipcio-americano, se ve forzado a poner en tela de juicio la misión que le han encomendado; Anwar El-Ibrahimi, ingeniero químico egipcio-americano cuya familia emigró a Estados Unidos cuando él era un niño y que ahora es sospechoso de participar en un atentado; su esposa, Isabella El-Ibrahimi, que está embarazada y hará todo cuanto esté en su mano por encontrar a su esposo, que al parecer ha desaparecido en un vuelo entre Ciudad del Cabo y Washington, DC.; Alan Smith, asesor del senador Hawkins, quien descubre el perturbador hecho de que, siguiendo las órdenes de la directora de la división de antiterrorismo de la CIA, Corrinne Whitman, a Anwar le han enviado a un país del tercer mundo para interrogarle; y Abasi Fawal, director de la prisión secreta, que tiene problemas personales con su rebelde hija, Fatima, y el novio de ésta, un fundamentalista islámico.
Crítica de Cine.com
por Leo Aquiba Senderovsky
Expediente Anwar quizás sea la película más tramposa de las realizadas para criticar el accionar “preventivo” del gobierno americano en la lucha antiterrorista. Tramposa porque recurre a clichés básicos en la imagen de los terroristas árabes. Tramposa, también, porque intenta colocar al espectador en la piel de Douglas Freeman, un joven que trabaja para la CIA a quien le asignan por primera vez la tarea de participar en la tortura de un sospechoso, y termina siendo consumido por un repentino ataque de conciencia. Y tramposa, sobre todo, porque establece en paralelo una situación que, vuelta de tuerca mediante, se revela que no sucede en el presente del resto de las acciones. Lo que podría considerarse una ingeniosa apuesta de guión, dentro de este contexto no es más que una de las tantas trampas con las que se intenta construir un relato destinado a crear conciencia en la sociedad americana. Curiosamente, quien más se destaca en el elenco es Jake Gyllenhaal quien, pese a que su papel ha sido escrito con demasiada ingenuidad, sabe interpretarlo con solvencia. Reese Whiterspoon pierde la frescura de sus papeles de comedia, y no resulta del todo convincente como la abnegada y sufrida esposa del hombre desaparecido. Meryl Streep, a cargo de un papel que podría traducirse como el perfecto opuesto al que interpretó en Leones por corderos (otra de la factoría “película-comprometida-con-la-actualidad”), se encuentra lejos de sus mejores villanas. En suma, otro producto que funciona correctamente dentro de su mecanismo de película de suspenso pero que, en su evidente intencionalidad política, peca de ingenuo y esquemático, a la vez que intenta sorprender al espectador con reveses carentes de toda autenticidad. Como es habitual en el cine actual, “efecto” y “mensaje” van de la mano, dos términos poco beneficiosos y bastante inútiles a la hora de hacer pensar al espectador sobre la realidad en la que vive.
Dirección: Gavin Hood.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 122 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Jake Gyllenhaal (Douglas Freeman), Reese Witherspoon (Isabella Fields El-Ibrahimi), Alan Arkin (senador Hawkins), Peter Sarsgaard (Alan Smith), Meryl Streep (Corrinne Whitman), Omar Metwally (Anwar El-Ibrahimi), Igal Naor (Abasi Fawal), Zineb Oukach (Fatima Fawal), Moa Khouas (Khalid El-Emin).
Guión: Kelley Sane.
Producción: Steve Golin y Marcus Viscidi.
Música: Paul Hepker y Mark Kilian.
Fotografía: Dion Beebe.
Montaje: Megan Gill.
Diseño de producción: Barry Robison.
Vestuario: Michael Wilkinson.
Estreno en USA: 19 Octubre 2007.
Biofilmografía de Gavin Hood
Director de cine sudafricano nacido el 12 de mayo de 1963 en Johannesburgo. Su película Tsotsi obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera, el primero obtenido por Sudáfrica.
Filmografía
* Rendition (2007)
* Tsotsi (2005)
* A Reasonable Man (1999)
* The Storekeeper (1998)
CÓMO SE HIZO “EXPEDIENTE ANWAR”
El guionista Kelley Sane decidió escribir EXPEDIENTE ANWAR tras mantener una animada conversación con su amigo Mark Martin sobre una política prácticamente desconocida del gobierno de Estados Unidos, la «rendición extraordinaria»; ésta permite el secuestro de ciudadanos extranjeros considerados como una amenaza para la seguridad nacional para detenerlos e interrogarlos en prisiones secretas de otros países. Sane recuerda: «Mark Martin, co-productor de la película, y yo hablábamos de la posibilidad de que se cometan abusos y de que esto parecía no seguir la línea del ideal americano. Mark me sugirió que escribiera un guión. Tuve que meditarlo bien, porque ver que secuestran a alguien y lo torturan no es algo que parezca forzosamente tan interesante desde el punto de vista cinematográfico. Pensándolo con más detenimiento, lo que realmente me llamó la atención fue el hecho de que, si alguien desapareciera, su familia no tendría ni idea de lo que había ocurrido. Miles de personas desaparecen cada año en este país por diversos motivos; podía imaginarme la pesadilla de no saber dónde está uno de tus seres queridos».
El productor, Steve Golin, vio el guión por primera vez en una fase temprana. «David Kanter y Keith Redman, con los que trabajé en Anonymous Content, dieron con el guión junto a Mark Martin, que en aquel momento estaba trabajando para mi compañía», afirma Golin. «Trabajamos en él durante un año aproximadamente. Fue un verdadero trabajo en equipo. Lo que me impresionó sobre el guión era que no caía en un sermoneo excesivo y que realmente intentaba explorar la «rendición extraordinaria» y los efectos que ésta tiene en cada persona. «Creo que, básicamente, muestra dos caras de la historia,» añade Golin. «En mi opinión, la mayoría de nosotros está dispuesta a aceptar que si hay un peligro inminente que va a afectar a las vidas de miles de personas, una manera de hacer que alguien transmita la información que posee es la práctica de una coacción convincente. Por otro lado, en casos de guerra y emergencias, el gobierno de Estados Unidos ha dejado de lado a lo largo de su historia las libertades civiles. Creo que al explorar este asunto estamos dejando que se sepa que la Convención de Ginebra tiene un porqué y que existen leyes que deben ser respetadas ya que, a largo plazo, eso es lo que hace que la sociedad funcione. También estoy convencido de que al abandonar todo esto nos adentramos en caminos oscuros». Cuando llegó el momento de buscar un director, Golin pensó inmediatamente en Gavin Hood, que en 2005 ganó el Premio Oscar® de la Academia a la mejor película de habla no inglesa por Tsotsi, un drama cautivador en el que se narran seis días de la vida del despiadado líder de una banda de jóvenes del distrito de Soweto, perteneciente a Johannesburgo, que termina cuidando a un bebé raptado por accidente durante el robo de un coche.
«Gavin es de Sudáfrica, así que ha vivido muchísimas situaciones políticas verdaderamente interesantes,» afirma Golin. «Ha crecido en un entorno político, mucho más profundo que el que ha rodeado a numerosos americanos. Pensé que mostraría una gran sensibilidad hacia el material. Ha tenido amigos a los que han raptado y que han desaparecido sin dejar ni rastro. Supuse que sentiría afinidad por este material y que conectaría con él». En ese momento, Hood estaba buscando un material especial con el que trabajar después de Tsotsi y entrar en el cine estadounidense.
«Cuando busco un proyecto pienso en las dos cosas que creo que debe conseguir una buena película,» afirma Hood. «En primer lugar, debe entretener y hacer que uno esté encantado y emocionado de estar en su asiento. Pero también creo que las grandes películas te dejan algo de lo que hablar después. Son las películas con las que, después de verlas, tienes una buena conversación, un debate, incluso una discusión con tus amigos o tu pareja. Eso es lo que resultó tan maravilloso al leer el guión de EXPEDIENTE ANWAR. Me enganchó desde el principio, y me pareció una buena película de suspense con la que me preguntaba constantemente “¿qué va a ocurrir después?” Sin embargo, al mismo tiempo, estaba haciendo que surgieran preguntas profundas y difíciles a las que no era fácil responder. Recuerdo terminar el guión y quedarme sentado durante días pensando, “¿qué opinión tengo yo sobre todo esto?” Se trataba de una historia emocionante, pero también me dejó muchas cosas en las que pensar».
El productor Bill Todman, Jr. estaba encantado de contar con Hood como director; «Gavin aporta una capacidad innata para contar una historia sin tener que recurrir a ninguna artimaña. Tsotsi estaba subtitulada de principio a fin. Y, literalmente, se podía quitar el sonido y seguir la historia. Elegirle como director fue algo natural, puesto que tiene la capacidad necesaria para entrelazar todas estas complicadas historias».
Uno de los primeros retos a los que se tuvieron que enfrentar los realizadores fue el de abordar un guión que incluye varias historias diferentes. Hood explica que «hay que mantener un equilibrio general y dejar que cada historia sea suficientemente flexible porque, básicamente, en realidad se hacen cuatro o cinco películas cortas a la vez y se unen. Uno de los retos que más me gustó fue el de cómo conseguir el mayor impacto emocional, la mejor trama y la mayor repercusión de la historia en el menor tiempo posible, de forma que la audiencia estuviera activa. Es un grandísimo reto desde el punto de vista de alguien que se dedica a narrar historias y, al mismo tiempo, resulta muy emocionante porque no hay lugar para elementos superfluos.»
Jake Gyllenhaal, que interpreta el papel del analista de la CIA Douglas Freeman, añade: «Esta producción no se parecía a ninguna de las otras en las que he trabajado. El rodaje en Marruecos parecía el de una película completa, cuando en realidad era una pequeña parte de algo mucho mayor. Creo que cuando por fin veamos la película será muy emocionante comprobar cómo ha engranado Gavin las distintas piezas para que finalmente encajen».
Hood y el guionista Kelley Sane se unieron para elaborar aún más el guión antes de que se pusiera en marcha la producción. «Cuando leí por primera vez el guión de Kelley pensé que tenía una estructura brillante. Le ha dado un gran giro al final de la película que realmente te pilla por sorpresa. Todos los personajes están descritos de una manera deliciosa en sus apariciones desde distintos ángulos de la historia. Así pues, mi trabajo con Kelley no consistió en crear la historia, puesto que él ya lo había hecho de un modo tan hermoso. Era cuestión de encontrar el ritmo, que es el trabajo del director, dar con los conflictos internos de estas historias y valorar si había equilibrio en la historia general. Y, después, por supuesto, también tuvimos que cuestionarnos el equilibrio desde lo que era casi un punto de vista legal. ¿Estamos argumentando por un lado a favor de la necesidad de que exista la tortura y por otro lado en contra de ella? ¿Están equilibrados estos argumentos en la película? Porque lo que Kelley y yo no queríamos hacer era decirle a los espectadores qué tienen que pensar».
Con el guión en la mano, los realizadores se dispusieron a reunir a todo el reparto que daría vida a estos personajes; finalmente, pudieron contar con algunos de los actores de mayor talento de la gran pantalla.
Para el papel de Isabella El-Ibrahimi, que debe buscar respuestas a la inexplicable desaparición de su marido, los cineastas querían a Reese Witherspoon, que ganó un Premio Oscar® de la Academia por el papel de June Carter Cash en la película de 2006 En la cuerda floja.
«Obviamente, Reese es una estadounidense totalmente real y creíble,» afirma el productor Steve Golin. «Creo que es alguien con quien todos nos podemos sentir relacionados… si esto le puede ocurrir a Reese, puede ocurrirle a cualquiera».
Por su parte, Witherspoon se sintió atraída inmediatamente por el material. «Me gustó la idea de que todas las historias condujeran a situaciones similares, pero no de la misma forma que hemos visto en otras películas recientes en las que se presentan varias historias interrelacionadas. Lo que me pareció interesante fue que la historia de cada persona era una historia de aislamiento. No se trata de la conexión que hay entre ellos. Se trata de que, en este mundo, somos seres singulares».
«También me atrajo el papel de Isabella porque siento una gran curiosidad por cómo debe ser la vida en América en el seno de una familia musulmana. Tenemos muchas ideas sobre ciertas religiones, y se ha propagado mucho temor. Me interesaba dispersar parte de ese miedo».
«Reese es increíblemente disciplinada y siempre está preparada al cien por cien,» afirma el director Gavin Hood. «Sabe exactamente adónde va. Lo único que presentaba cierta dificultad era que yo no había trabajado nunca con una actriz de su calibre y su fama, ¡nunca había vivido la experiencia de estar rodeado de paparazzi por todas partes hasta ese momento!»
Para documentarse para su papel, Witherspoon mantuvo encuentros con americanos musulmanes. «También encontré comunidades en Internet y leí libros sobre este tema,» afirma la actriz. «Me parece fascinante que en este país tengamos tantos tipos distintos de personas y tantas religiones diferentes. Parte de la belleza real de América radica en que las personas puedan practicar su religión sin perjuicio alguno. Pero, una vez más, para algunas familias la situación se ha hecho más difícil a raíz del 11-S».
Jake Gyllenhaal, nominado al Oscar® por su papel en Brokeback Mountain, de Ang Lee, firmó para interpretar al analista de la CIA Douglas Freeman. «Jake interpreta a un hombre joven cuyo sentido de lo correcto y lo erróneo se derrumba cuando se ve empujado a vivir una situación extraordinaria,» afirma el productor Steve Golin.
Gavin Hood añade, «el papel de Jake era muy difícil, porque Douglas es, en cierto modo, quien establece los límites morales en la película. Es un observador, algo en lo que se parece mucho al público. Es el personaje que tiene opiniones encontradas sobre el tema de la rendición. No sabes qué dirección va a tomar o qué siente a medida que se van desencadenando los acontecimientos a su alrededor. Jake hizo un trabajo excelente, ya que sabía que su papel como actor consistía en decir y hacer poco, pero absorber un asunto muy grave y reflejarlo emocionalmente».
Gyllenhaal se sintió atraído por un papel que era muy distinto de todo lo que había hecho hasta el momento. «Douglas llega a estar en medio de la acción, emocional y físicamente, sin una vía de escape real, y me pareció que este tipo de tensión resulta muy interesante para un actor,» afirma. «Creo que muchas personas de mi generación están buscando algo –su identidad, saber quiénes son, qué quieren hacer con sus vidas. Douglas se encuentra en ese punto. Cuando conocemos a Douglas, vemos que se ha resignado a vivir en una especie de apatía, pero se encuentra rápidamente frente a una realidad inquietante que le hace flaquear y le fuerza a enfrentarse con su propia condición humana, que le hace mirar introspectivamente y encontrar lo que buscaba. Al final de la película, se encuentra en el lugar que menos se esperaba, algo altamente gratificante para él y también para mi como actor».
El actor Omar Metwally se unió al reparto para dar vida al papel clave, el de Anwar El-Ibrahimi, sospechoso de ser terrorista y a quien secuestran y llevan a una prisión secreta de otro país.
«Omar es un actor joven muy inteligente y que emocionalmente está a la altura,» comenta Gavin Hood. «Tenía un papel que, en muchos aspectos, era mucho más duro que el de otros actores, ya que tenía muchas escenas en las que aparece solo. Tengo la gran suerte de contar con un actor de la capacidad de Omar entre el reparto».
«Hay numerosas escenas en las que Anwar aparece solo,» afirma Metwally. «Creo que son muy importantes, porque la tortura es una experiencia que te aísla. Fue uno de los aspectos que me atrajeron a este personaje. Es un papel impresionante; creo que los actores sueñan con un papel así, porque se trata de un hombre al que empujan o que se ve abocado a llegar hasta los límites de la existencia humana».
La ganadora de dos Premio Oscar® de la Academia Meryl Streep, interpreta a Corrine Whitman, directora de la división de antiterrorismo de la CIA. Gavin Hood estaba entusiasmado con la oportunidad de trabajar con esta legendaria actriz.
«Posiblemente, el mayor privilegio de la película ha sido trabajar con Meryl, y sé que suena un poco a adulación, pero es cierto,» afirma. «Es un icono y sólo puedo decir que es una profesional consumada, muy amable con todo el mundo y totalmente disciplinada. Si tú estás listo, ella lo está».
Reese Witherspoon añade: «¡Trabajar con Meryl, buf! He tenido la gran suerte de conocerla en el ámbito social, así que ya sabía que es un encanto. Honestamente, es la persona más agradable que conozco, tan encantadora y con tanto talento… pero también es una madre estupenda y tiene los pies sobre la tierra».
El elenco internacional lo completan los actores estadounidenses Peter Sarsgaard y Alan Arkin (que ha obtenido un Oscar® recientemente por su interpretación en Pequeña Miss Sunshine); el actor israelí Igal Naor; la actriz marroquí Zineb Oukach; y el actor argelino Moa Khouas.
Durante el rodaje, la «rendición extraordinaria» ha sido un tema de debate diario en el que han participado los actores, los cineastas y todo el equipo internacional. Ha sido siempre un tema candente que ha desatado muchas opiniones diferentes.
«La primera vez que oí hablar de la “rendición extraordinaria”, mi reacción fue en gran medida la de la incredulidad respecto a que eso pudiera estar pasando,» comenta Reese Witherspoon. No parece que sea en absoluto americano detener a personas sin seguir el proceso debido y sin darles la oportunidad de que se las acuse de un crimen y que tengan un juicio justo. Y es verdaderamente chocante que no haya un recurso legal para las personas que se han visto sometidas a este tipo de torturas. Estoy realmente orgullosa de formar parte de un proyecto que atrae la atención del público hacia esta práctica».
«Al mismo tiempo,» añade Witherspoon, «es un tema muy complejo. Yo soy actriz. No me puedo imaginar cómo sería tener a mi cargo la responsabilidad de mantener la seguridad nacional. Siempre hay dos caras para una misma moneda, y espero que esta película muestre las dos caras de este tema».
«Creo que uno de los dilemas a los que nos enfrentamos en Occidente, y en particular aquí, en Estados Unidos, es que la tortura nos resulta muy difícil de digerir,» comenta Gavin Hood. «Nosotros no hacemos eso. Pero la actitud que adoptamos fue, “bueno, si hay que hacerlo, que no me hablen sobre ello.” Y de ahí viene el concepto de dejar que la tortura se produzca en otro lugar…”de todas formas, estos países lo hacen, así que, dejemos que lo hagan.” Es una evasión moral. Que no participemos en ello no quiere decir que no estemos involucrados. La otra pregunta es, ¿funciona la tortura? Es evidente para gran cantidad de abogados militares, agentes del FBI, de la CIA… no sólo para mi. Para un gran número de personas que realmente participan en el proceso resulta evidente que éste con frecuencia da como resultado una información pobre. La información que se obtiene suele ser mala, porque la persona de la que la estás obteniendo está aterrada y quiere que dejes de hacerle lo que le estás haciendo. Te dirá lo que quieres oír con tal de que dejes de torturarle».
Bill Todman, Jr, productor ejecutivo, se pregunta «si se retiene a una persona y nuestro gobierno la deja marchar y esa misma persona se va a Nueva York y vuela otro edificio… ¿es eso correcto o erróneo? Si un gobierno retiene a alguien, trata e interroga a esa persona como nunca lo haríamos en Estados Unidos y resulta que esa persona es inocente… . ¿es eso correcto o erróneo? No estoy seguro de tener una perspectiva firme respecto a este asunto».
«En lo que respecta a la supervivencia de este país, y a la lucha por todo aquello que hemos iniciado, creo que tendremos que cambiar de algún modo nuestra forma de ocuparnos de las cosas», comenta Peter Sarsgaard. «La cuestión radica en cuánto debemos cambiar. Y en la posibilidad de poner en entredicho lo que hacemos; ¿nos convertimos con ello en un país que no queremos ser? ¿Es importante sacrificar a un hombre por el bien de 7.000? Creo que es erróneo, pero es un argumento persuasivo. La rendición es algo que nuestro gobierno podría decidir no seguir poniendo en práctica. Pero, aunque desaparezca la rendición, habrá algo más, de otra manera. Viviremos con ello durante mucho tiempo».
Igal Naor dice: «Vivo en un país, Israel, en el se que habla y se discute constantemente sobre este asunto porque estamos viviendo una especie de guerra, y hacemos cosas con las que luego no es fácil seguir viviendo. Yo fui soldado, mi hijo fue soldado y mis hijas son soldados. Y, bueno, puedo decir que cuando tienes que defender tu vida, o cuando eres responsable de las vidas de ciudadanos inocentes, a veces tienes que hacer cosas que no son tan agradables ni tan humanas. Es una cuestión muy importante, y realmente no sé si tengo una respuesta. Sé que me resisto a muchas de las respuestas que encuentro en el mundo, como la idea de la rendición y algunas cosas que se hacen en mi país. Todos debemos examinarnos y determinar lo humanos que podemos seguir siendo cuando nos vemos obligados a defendernos, o a defender a nuestras familias o a nuestro país, con crueldad».
Uno de los retos más importantes al que se tuvieron que enfrentar los cineastas durante la pre-producción fue el de encontrar al director de fotografía ideal; alguien que fuera brillante técnicamente pero que, al mismo tiempo, tuviera capacidad para colaborar con Gavin Hood en la estructuración visual de una serie compleja de argumentos. Encontraron esa combinación que necesitaban en Dion Beebe, ganador de un Premio Oscar® de la Academia.
«Cuando conocí a Dion Beebe supe con certeza que había encontrado a un gran colaborador,» afirma Hood. «Además de que es completamente imperturbable, tiene unos ojos magníficos y la capacidad de comprender la historia en profundidad por encima de todo lo demás».
Bill Todman, Jr, productor, está de acuerdo: «Dion es el mejor director de fotografía en activo. Es una persona muy tranquila y de trato fácil, pero muy organizada. Su trabajo es de una gran intensidad y su capacidad para iluminar y contar una historia es impresionante».
Una vez embarcado en el proyecto, Beebe se dio cuenta de que su colaboración con Gavin Hood le resultaba gratificante desde el primer momento. «El periodo de pre-producción fue muy acelerado –seis semanas como máximo. Tuvimos que ponernos de acuerdo rápidamente, encontrar el lenguaje que nos uniera como cineastas. Ha sido muy divertido. Gavin es un cineasta muy apasionado y tiene un gran talento, y ha sido estupendo colaborar con él».
Al principio, Hood y Beebe tuvieron que decidir cómo diferenciarían el mundo de Washington, DC del mundo del norte de África. Hood explica, «poseo formación en fotografía fija y tiendo a favorecer las tomas bien compuestas y, en cierto modo, estáticas, así que puedo mostrarme algo indeciso respecto al movimiento de la cámara. Dion me ha prestado una gran ayuda al liberarme de este temor y, al mismo tiempo, comprende la necesidad que siento en ciertos momentos de no tener movimiento y permitir a los espectadores observar a un actor detenidamente».
Beebe añade, «no queríamos complicarlo todo con estilos diferentes, porque alternamos tomas constantemente. Así pues, la diferencia tiende a radicar más en cómo hacemos las composiciones, cómo empleamos el movimiento de la cámara».
Hood está de acuerdo, «Washington DC aparece representado como el mundo formal que se suele componer, bastante estático estructuralmente de diversas maneras; líneas verticales y horizontales. Los lugares de filmación de Marruecos están llenos de arcos y curvas, lo que nos permitió de un modo natural conseguir una fluidez y un caos mucho mayores».
Beebe está de acuerdo, «en Marruecos, hay partículas en el ambiente por todas partes, casi se pueden palpar, parece que entra más luz por las ventanas, así que aprovechamos esta ventaja. Washington, DC es más limpia, un poco más fría, más compuesta, la cámara se hace más estática».
Cuando recorrieron el terreno en Washington, DC por primera vez, los cineastas pensaron que resultaba demasiado convencional. En principio, Beebe quería ocultar todos los monumentos en las tomas. Hood recuerda, «empezamos a dar una vuelta en coche y a mirar hacia los monumentos desde lugares desde los que no se podía verlos; entonces entramos en un edificio y vimos el Capitolio a través de una ventana. Era un edificio moderno con la fachada de cristal, columnas verticales y planchas de vidrio. Tuve la sensación de encontrarme ante el viejo Washington, con esos valores que conservaba desde hacía tanto tiempo, y un nuevo Washington que intentaba imponerse al antiguo».
Otro reto para los cineastas fue encontrar un lugar en el que rodar las escenas que se producen en un país del tercer mundo. El país, no revelado en la película, podría haber sido cualquier lugar de Oriente Medio o del norte de África. En este mundo posterior al 11-S, encontrar exteriores en esa parte del mundo es una ardua tarea. Uno de los países más seguros para el rodaje de una película americana es Marruecos.
«Cuando leí el guión, sabía que podía terminar rodando en Marruecos,» afirma el productor Steve Golin. «Hace dos años, rodamos Babel en Marruecos, y es un ambiente muy propicio para una película. El Rey y su familia prestan un apoyo extraordinario a los rodajes que se realizan aquí».
Gavin Hood está de acuerdo, «otro de los motivos por los que rodamos en Marruecos, además de su energía visceral, es que cuenta con un amplio historial de rodajes, con lo que los equipos de rodaje y las personas que trabajan en la película están muy bien informados».
En aquel país, la ciudad de Marrakech no sólo nos aportó un emplazamiento seguro para el rodaje, sino también una imagen visual nítida.
«Cuando recorrimos Marrakech me quedé impresionado con su paleta de colores, su energía, los maravillosos callejones de esta antigua ciudad. Uno puede poner su cámara en cualquier lugar y obtener una gran imagen. Cinematográficamente es, sencillamente, un sueño,» afirma Hood.
Marruecos también posee una larga tradición de trabajos artesanales, desde alfombras hasta lámparas, azulejos o cerámica.
Hood explica, «creo que el estilo de vida de Marruecos se puede palpar en el ambiente y siempre se ve a la gente haciendo cosas, sobre todo en Marrakech. Hacen trabajos en metal y madera, con lo que quienes trabajan en la película, ya sea en la construcción de decorados, en la creación del atrezzo, del vestuario o como ayudantes de dirección, tienen un sentido artesanal de su trabajo, tienen una percepción visual del mundo muy hermosa».
Rodar en Marruecos también ha planteado retos, tal y como explica el productor ejecutivo Marcus Viscidi. «En primer lugar, el viaje de Los Ángeles a Marrakech dura unas 18 horas. Así que, si necesitas algo, tienes que asegurarte de que lo llevas antes de salir. En una película en la que hay armas, efectos especiales o pirotecnia, hay que reunir el material con bastante antelación. Todo tiene que pasar controles en las aduanas y, en la era posterior al 11 S, si ya es muy difícil llevar armas a cualquier lugar del mundo, introducirlas en países de Oriente Medio o de África resulta aún más difícil. En Marruecos hay que hacer los planes con meses de antelación y obtener el permiso del Rey. Hay que tener una lista y nada puede diferir de ella. Así que, si en el último momento decides que realmente necesitas 50 pistolas en lugar de 40, no vas a poder llevarte esas 10 pistolas de más».
Rodar en Marruecos también ha implicado filmar no sólo con compañeros americanos y marroquíes, sino con un equipo verdaderamente internacional. En EXPEDIENTE ANWAR ha trabajado un equipo formado por personas de países tan dispares como Sudáfrica, Gran Bretaña, Italia, Israel, Egipto, Argelia, Australia y Sudán.
«Me parece maravilloso poder caminar por los decorados y encontrarte con sudafricanos, marroquíes, americanos e ingleses,» recuerda Jake Gyllenhaal. «Este es un corazón verdaderamente abierto. Creo que eso se lo debemos a Gavin Hood. Creo que todos los sets en los que he trabajado están definidos por el director».
«Rodar en Marruecos con un reparto y un equipo de rodaje internacionales ha sido una experiencia maravillosa,» añade Igal Naor, miembro del equipo de rodaje. «Para mi, como Israelí, sentirme libre y sentirme a gusto, no tener miedo de nada o de nadie… era como estar en Londres o en París. Maravilloso. Conocí a muchos musulmanes con los que he entablado una buena amistad y, después de dos semanas, nos decíamos, “¿Cómo podemos estar juntos? ¿Cómo podemos estar divirtiéndonos?” Estamos muy cerca los unos de los otros. El judaísmo y el islám son muy parecidos. Y eso es algo que me hace muy feliz. También tengo muchos amigos árabes y palestinos en Israel. ¿Por qué no podrá ser siempre así?»
Gavin Hood añade, «uno de los aspectos más divertidos de esta película fue que teníamos un equipo de rodaje formado por gente de todo el mundo trabajando en una película que, básicamente, aborda la lucha de distintas culturas en estos tiempos modernos de tanta tensión. Los debates que surgían entre los miembros del equipo de rodaje sobre los temas más cercanos me parecieron estupendos, ya que se podía ver cómo iba creciendo la gente, cómo llegaba a comprender a los demás y a disfrutar de la compañía mutua. Espero que esta película nos recuerde a todos que sólo somos personas con problemas y necesidades emocionales. Me causa verdadera frustración ver la manera en que la gente quiere hablar sobre lo distintos que somos todos, sin que se hable suficiente de aquello en lo que somos iguales».
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