Estreno en España: 6 Noviembre 2009
Puntuación:
Sinopsis
La trama se centra en dos hombres que despiertan a bordo de una nave espacial abandonada sin recordar quiénes son, cuánto tiempo llevan dormidos ni cuál es su misión. Pronto descubrirán que no están solos y que su situación es aún más terrorífica de lo que imaginan.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
No hay nada peor para alguien que escribe críticas de cine, que hablar de una película extremadamente olvidable. Esto es lo que me sucede con Pandorum, producto tan rutinario y convencional, que, pese a haberla visto apenas unos días antes de esta crítica, ya la he olvidado.
El recurso obvio para comenzar es hablando de la trayectoria del director, Christian Alvart. La verdad que no me facilita mucho las cosas. Este director alemán se hizo famoso hace cuatro años con una ópera prima llamada Antikörper, que sorprendió a muchos y debutó en Hollywood con Expediente 39, estrenada en España unos meses atrás. No tuve la oportunidad de ver ninguna de las dos, así que no hay posibilidades de establecer comparaciones dentro de esa filmografía. Tampoco con otras películas que mezclan terror con sci-fi espacial, como Event Horizon o Alien. Este subgénero nunca me entusiasmó demasiado, y los pocos “must” de este tipo tampoco tuve hasta ahora la posibilidad de verlos. Vayamos a la película entonces…
Entiendo que las películas de terror funcionan mejor cuanto más efectivas resultan en la construcción de climas. Y para este tipo de construcciones viene muy bien contar con entornos asfixiantes. Pocos ambientes pueden ser más opresivos que una nave espacial. Sin embargo, por más que muchos realizadores se presten a mostrar las naves espaciales como espacios terroríficos, pocas son las buenas películas que existen con este tipo de material. La respuesta tal vez se encuentre en el hecho de que, en la necesidad de acción constante que haga avanzar la película, el terror suele licuarse, quebrando los límites de una nave espacial y metiendo personajes de manera desesperada. En Pandorum pasa eso. La película arranca bien, con dos personajes despertando de un sueño, encerrados adentro de unos gabinetes en una nave espacial, sin poder recordar qué hacían allí y con quienes estaban. Lo que sigue no la favorece para nada. A medida que la película avanza, esta nave empieza a mostrarse como un espacio abierto, donde los protagonistas pueden descubrir todo tipo de personajes y criaturas, y por esta vía decanta la acción, olvidándose del agobio inicial.
Hasta ahí recuerdo. Recuerdo también que me dio la sensación de que estaba ante otro producto para adolescentes adictos a los juegos virtuales. La apelación promocional al “de los productores de Resident Evil” confirma esta decepcionante conclusión. Un producto irreflexivo, trillado, efectista, superficial, y con un manejo bastante bobo de la “locura del astronauta” (ver para ello la recientemente estrenada y criticada Moon). Recuerdo también ver a Ben Foster en una decente interpretación de su papel, y a Dennis Quaid confirmando su pésima tendencia en la elección de proyectos, aunque aquí tiene la posibilidad de desatarse dignamente, evitando su cara de piedra extendida a lo largo de todo el metraje de G.I. Joe.
Con el propósito de refrescar mi memoria y comprobar si mi poca valoración de la película es compartida por otras personas, me pongo a leer algunas críticas. Y muchas destacan el giro del final, que parece desentenderse de ese desarrollo sobrenatural muy poco original. Tal vez ese giro haya llegado demasiado tarde a la película, lo cierto es que no lo recuerdo en absoluto. Probablemente debería volver a verlo para recordarlo, pero aún así se que lo volvería a olvidar en muy poco tiempo, como al resto de ella. Es por eso que ni me molesto en hacer el esfuerzo. ¿De qué sirve refrescar el recuerdo de una película irrelevante, si aún así va a seguir siendo olvidable?
Lo peor no es su falta de peso, su irrelevancia, sino el hecho de que se haya arruinado una buena oportunidad para una propuesta de terror genuino e inteligente. Pero esto es algo tan común en el cine actual de terror para adolescentes, que ni siquiera el reproche que se le puede hacer es original.
Está bien, tal vez el público acostumbrado al ritmo de videojuego la disfrute, ¿pero hace falta volar tan bajo?
Lo mejor de la película: Ben Foster y un poco Dennis Quaid, ambos en el producto incorrecto.
Lo peor de la película: Lo irrelevante de su desarrollo.
Dirección: Christian Alvart.
País: USA y Alemania.
Año: 2009.
Duración: 108 min.
Género: Thriller, Ciencia ficción
Elenco: Dennis Quaid (Payton), Ben Foster (Bower), Cam Gigandet (Gallo), Cung Le (Manh), Antje Traue (Nadia), Eddie Rouse (Leland), Norman Reedus (Shepard), Friederike Kempter (Evalon), Niels-Bruno Schmidt (Eden).
Guión: Travis Milloy; basado en un argumento de Travis Milloy y Christian Alvart.
Producción: Paul W.S. Anderson, Jeremy Bolt y Robert Kulzer.
Fotografía: Wedigo Von Schultzendorff.
Montaje: Philipp Stahl e Yvonne Valdez.
Diseño de producción: Richard Bridgland.
Vestuario: Ivana Milos.
Filmografía de Christian Alvart
Pandorum (2009)
Case 39 (2009)
Antikörper (2005)
Curiosity & the Cat (1999)
CÓMO SE HIZO “PANDORUM”
Después de dos años de trabajo en la exitosa franquicia de Resident Evil, el trío de productores compuesto por Paul W.S. Anderson y Jeremy Bolt, de Impact Pictures, y Robert Kulzer, de Constantin Film, ya andaban tras su siguiente misión cinematográfica: el terrorífico thriller Pandorum. “Cuando leí Pandorum –recuerdo que fue nada más terminar de rodar AVP–”, dice el productor Anderson, “el guión me dejó boquiabierto. Me parecía que tocaba temas que siempre me habían interesado, especialmente en cuanto al concepto del terror ambientado en una nave espacial, con los tripulantes viajando más allá de los límites conocidos del universo. En dichas situaciones el terror se amplifica por la claustrofobia de estar metidos en una nave, aislados en el espacio –que fueron los motivos que me llevaron a rodar Horizonte Final casi una década antes. Le pasé el guión a Jeremy y Robert y les propuse que hiciéramos una propuesta de compra y rodáramos la película”. Anderson añade, “Como fanático del género, me pareció una película que yo querría ver”. “Llevaba años buscando una historia que me hiciera pensar ‘¡Ésta es la mía!’”, dice el productor Kulzer, “y cuando leí Pandorum me emocioné un montón. Es genial poder trabajar con una película tan original”. Kulzer y sus socios sabían que Pandorum era especial. El guión original de Pandorum fue escrito por Travis Milloy y se completó más o menos cuando el joven director alemán Christian Alvart llegó a Hollywood tras lanzar su aclamado debut cinematográfico, Anticuerpos. A los 16 años Alvart comenzó a dirigir películas rodadas en Súper-8 con sus amigos. Primero trabajaba para (y luego fue propietario de) la revista cinematográfica especializada X-TRO. Con su empresa Syrreal Entertainment, escribió, produjo y dirigió Curiosity & the Cat en 1998, y posteriormente el aclamado thriller psicológico sobre un asesino en serie titulado Anticuerpos (2005).
Al llegar a Hollywood, Alvart estaba trabajando en una historia escrita por él mismo llamada No Where, sobre cuatro astronautas embarcados en un viaje espacial de larga distancia que se despiertan del hiper-sueño sin recordar el propósito de la misión. “No creí que pudiera hacer la película hasta dentro de unos quince años”, comenta Alvart, “dada la magnitud del concepto y lo difícil que sería financiarlo”. Tras ver Anticuerpos –un oscuro y misterioso thriller lleno de giros inesperados– y de reunirse con Christian, el productor Bolt pensó en Alvart tras leer el guión de Pandorum y se lo mandó. “Cuando empecé a leer el guión de Milloy”, dice Alvart, “me sorprendió ver lo mucho que se parecía a mi proyecto. ¿Cómo iba a hacer una película así si estos tíos ya tenían un guión que querían rodar? Les hablé de mi versión de la historia”, sigue Alvart, “No Where encajaba con Pandorum. Esperaba que fueran a reírse de mí”. Pero cuál fue su sorpresa al ver que los productores reunieron a Milloy y a Alvart y ambos siguieron un riguroso proceso de desarrollo que culminó en Pandorum.
Los realizadores han querido transportar al público a las oscuras y misteriosas profundidades del espacio exterior con una película de terror llena de sustos y giros inesperados e inteligentes. A pesar de que Alvart es un director novel, los productores confiaron plenamente en su capacidad creativa. “Christian se las sabe todas, confiábamos plenamente en que el producto final sería apoteósico porque es un entusiasta del género y un estudioso del cine en general”, dice el productor Kulzer. “También tiene una imaginación oscura y retorcida de la que emergen ideas magníficas”. Según Anderson, “Desde que vi la primera película de Christian me ha parecido un director de gran talento. Me gusta ese lado oscuro y retorcido que tiene, es algo que ambos compartimos. Bolt añade, “Christian nos prometió una película impactante, retorcida, fresca y sorprendente. Y ha cumplido su palabra”.
El rodaje comenzó el 11 de agosto de 2008 en Studio Babelsberg, Potsdam, en la afueras de Berlín. Los estudios Babelsberg han acogido muchas producciones últimamente y tras haber rodado varias veces en Alemania, los productores se sintieron como en casa. “Teníamos muy buen recuerdo de haber rodado la primera entrega de Resident Evil en estos estudios”, comenta Bolt. “Tienen un equipo excelente, y Berlín es una ciudad alucinante. ¿Quién no querría pasar cinco meses allí?”. El director Alvart añade, “Rodé Anticuerpos aquí y me encantó el equipo y todo el personal.
La película se filmó también en la central eléctrica abandonada de Steglitz, a donde se trasladaron para las dos últimas semanas del rodaje. “Parece una nave espacial”, dice Alvart. “No tuvimos que hacer mucho más que llevarnos nuestros decorados”. Para la producción se necesitaron 54 platós y emplazamientos. El Diseñador de producción Richard Bridgland había trabajado ya con los productores en Resident Evil y se mostró encantado de volver a coincidir con ellos en un nuevo proyecto tan exigente. Junto con Alvart, creó el aspecto único de la película, esa especie de futurismo post-industrial. “Éste es un género bien definido y el público espera una estética determinada”, dice Bridgland, “pero este guión era diferente, nos permitió trabajar con un elemento gótico que me ha gustado mucho”.
Según Gigandet, “Toda la experiencia fue bastante surrealista y la verdad es que me volvió bastante inseguro”. Foster, que trabajó todos y cada uno de los 52 días de rodaje, apunta, “El ritmo de trabajo, los decorados y el ambiente de la película en general añadía una sensación de confusión y ansiedad”. Según Traue, “Siempre estábamos a oscuras. Me levantaba de noche, volvía a casa de noche, rodábamos en platós oscuros. Tras un par de semanas empezó a hacer mella”. El productor Bolt se ríe, “Lo hicimos a propósito; desorientar a los actores es parte de nuestro método de trabajo”.
Además de la maravillosa escenografía, la película se beneficia de una fotografía magnífica y de un concepto de iluminación creado por el director de fotografía Wedigo von Schultzendorff. La estética de la película se caracteriza por un intenso contraste de oscuridad y colores brillantes como el verde, el azul, el amarillo y el rojo que se han utilizado para subrayar determinadas situaciones.
En la historia hay una presencia negativa que causa el terror que se sienten los protagonistas de Pandorum, y ese mal se manifiesta de diferentes manera durante el film, de manera física y psicológica. Se nos presenta a través de la prehistoria apocalíptica de la película: la humanidad ha destruido la Tierra y busca un lugar donde vivir. Ben Foster elabora esa premisa: “Como sigamos así, como sigamos ignorando los efectos que estamos causando en el medio ambiente, el futuro va a dar mucho miedo. Pandorum es una fantasía potencial de lo que podría acabar pasando si no cambiamos nuestros hábitos”.
En la película la palabra “Pandorum” se refiere al Síndrome Orbital Disfuncional, una dolencia producida por el vacío, la soledad y el asilamiento que sufren los astronautas en el espacio. “La disfunción se manifiesta a través de una suerte de complejo de mesías”, explica Bolt. “Se pierde la capacidad para distinguir el bien del mal, se sufren alucinaciones, hemorragias nasales, temblores”. Los departamentos de efectos especiales y de maquillaje sabían de sobra cómo querían que se percibieran los efectos psicológicos: se irían sintiendo poco a poco y finalmente los espectadores se toparían con el verdadero mal de la historia: los Cazadores.
Para el maquillaje de los Cazadores, los realizadores recurrieron al renombrado estudio Stan Winston Studio, que lleva 30 años trabajando en películas como Terminator, Aliens, Parque Jurásico, e Iron Man. Stan Winston Studio es una de las mejores empresas de efectos especiales y de diseño de criaturas del mundo. “El mayor reto es dar con algo que no se haya hecho ya”, dice Lindsay McGowan, directora de maquillaje de efectos especiales.