El otro lado del éxito

elotroladodelexito-estrenosEl otro lado del éxito es el espantoso título que obtuvo en Argentina el film Clouds of Sils Maria, una verdadera joya del director francés Olivier Assayas.

Assayas es, tal vez, uno de los realizadores más identificados con una idea posmodernista del cine. Sus películas suelen entroncarse en un complejo entramado de intertextualidad, suelen contar con pasajes que dialogan directamente con otros filmes de diversas épocas y nacionalidades, pero, a diferencia de otro gran exponente de la narrativa posmoderna como Quentin Tarantino, Assayas no busca un regodeo cinéfilo que se cierra en sí mismo, y esta película es prueba de ello.

En Irma Vep, la película que lo catapultó a la fama internacional, Assayas mostraba a la actriz asiática Maggie Cheung haciendo de sí misma, interpretando a su vez a una heroína en un film de ciencia ficción dirigido por un cineasta francés. Este juego de espejos se traslada a El otro lado del éxito, pero mientras que en Irma Vep el eje central era una reflexión sobre el estado del cine francés contemporáneo y en paralelo, un homenaje al cine de Hong Kong, en El otro lado del éxito todo el entramado intertextual apunta a una reflexión sobre el paso del tiempo, que cobra especial relevancia en las actrices, que suelen sufrir enormemente la falta de trabajo a medida que llegan a los cincuenta y dejan atrás la juventud.

kristenAquí tenemos a dos personajes que se complementan, por un lado, Maria Enders (Binoche) una actriz que guarda muchas similitudes con la carrera de la propia Binoche, aunque se distancia un poco en su vínculo bastante frecuente con Hollywood, y a Valentine (Kirsten Stewart), su joven asistente personal y confidente. La película comienza con un viaje de la actriz y su asistente para hacerse presentes en el homenaje a Wilhelm Melchior, el mentor de Maria y director de La Serpiente de Maloja, un viejo éxito en su carrera sobre la conflictiva relación de dos mujeres, una joven y otra madura (Maria interpretó a la joven que domina y abandona a la mujer madura). El viaje se frustra cuando repentinamente se enteran de la muerte de Melchior y el homenaje se convierte en un funeral. Allí le ofrecen a Maria la posibilidad de actuar en la remake de aquel éxito, pero interpretando a la contrafigura de la joven protagonista, a Helena, la abandonada por Sigrid. Primero, rechaza ese papel, por la dificultad que le implica asumir un papel que fue el testamento artístico de una gran actriz que ella admiró, pero, sobre todo, lo rechaza por la dificultad de asumir su propia madurez, el inevitable paso del tiempo.

10CLOUDSALT-articleLargeEl juego de espejos que inicia con ese vínculo entre el personaje de Maria Enders y la figura de Juliette Binoche, se complejiza con el ingreso de Jo-Ann Ellis, interpretada por Chloe Grace Moretz, la actriz que interpreta a Sigrid en la remake de La serpiente de Maloja, una joven envuelta en varios escándalos y víctima permanente de los paparazzis, que puede ser una versión de actrices en decadencia como Lindsay Lohan, pero también el espejo negativo de la propia Kirsten Stewart, cuando se convirtió en una celebridad por su participación en la saga Crepúsculo, algo de lo que siempre ha intentado alejarse (a veces, sin mucha suerte). Podríamos decir que Sigrid se desdobla en dos personajes, el de Jo-Ann y el de Valentine, ya que esta última interpreta a Sigrid en los ensayos de Maria y hasta la llega a interpretar de manera más convincente que la joven actriz escandalosa que la termina interpretando.

Pero este entramado se complejiza aun más cuando empezamos a deshilvanar el complejo entramado de citas que compone la película. El vínculo conflictivo entre Sigrid y Helena, y el vínculo simbiótico que construyen Maria y Valentine en la casa suiza donde se recluyen, remite al de Liv Ullman y Bibi Andersson en el film Persona de Ingmar Bergman (una actriz teatral que se relaciona con la enfermera que la cuida en una idílica casa de verano). De hecho, el personaje de Melchior, cineasta suizo huraño que influye en la protagonista con la fuerza de un fantasma, refiere a la personalidad del propio Bergman. El vínculo entre Maria y Jo-Ann, donde la joven actriz se acerca a la actriz madura desde la admiración que supuestamente siente por ella, para luego reemplazarla, remite al de Bette Davis y Anne Baxter en La malvada, aunque sin la disputa de egos y poder que era el eje de aquel clásico hollywoodense, aquí la conclusión es más reflexiva y menos cínica.

SilsMariaCoverY, finalmente, contamos con otras citas de carácter más secundario, como la parodia a las películas de superhéroes, que hoy dominan la producción cinematográfica norteamericana, algo que detesta el personaje de Maria, pero que encuentra el contrapunto en Valentine y su poco desdén hacia ese tipo de películas (tal vez Assayas se encolumna en la mirada de Valentine y nos dice que no hay que despreciar ese tipo de cine, sino aprender a dialogar con él). Otra cita es a La nube Phenomena de Maloja, corto de Arnold Fanck (célebre director de cine de montaña), de 1924. En un momento, se ven pasajes de ese film, que se funde con el carácter poético con el que Assayas filma las nubes del paraje suizo donde recalan Maria y Valentine. Las nubes de Sils Maria, tal el título original de la película, y La serpiente de Maloja, el film que aparece dentro del film, son títulos que se desprenden de ese cortometraje.

Un elemento curioso de esta película es la forma en la que los personajes que rodean a Maria van desapareciendo a lo largo del relato. Primero Melchior, al morir antes de poder aparecer en pantalla, luego su mujer, que se despide de ellas tras dejarlas en la casa suiza y, finalmente, la propia Valentine, que desaparece de un momento a otro. Todos los personajes abandonan a Maria, pero continúan influyendo en ella aun después de desaparecer de su vida.

Volviendo la intertextualidad del film, lo maravilloso del cine de Assayas, pero sobre todo de esta película en particular, es que no hay que conocer a fondo todos los filmes que se dan cita en este entramado narrativo para disfrutar de lo que nos narra la película. Fundamentalmente, una relación con ribetes románticos entre una actriz madura y su joven asistente que, al ensayar los papeles de la remake que protagonizará la actriz, su vínculo se funciona con el que entablan los dos personajes del film. Y, además de esa compleja relación que se refracta en la del film dentro del film, tenemos la reflexión en torno al paso del tiempo, la columna vertebral de la película, que encuentra en esa convivencia entre los personajes de Juliette Binoche y de Kirsten Stewart, un modo de espantar los miedos que aquejan a las actrices entradas en años y habitualmente rechazadas por el star system que propone el cine contemporáneo.

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