Lanzamiento directo a DVD (España): 12 Enero 2010
Puntuación:
Sinopsis
En esta segunda parte, Chelios (Jason Statham) se enfrentará a un gángster que ha robado su prácticamente indestructible corazón y lo ha sustituido por un artefacto con batería que requiere frecuentes descargas de electricidad para continuar funcionando.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
¿Existía la posibilidad de que una secuela de Crank pudiera duplicar el nivel de absurdo de la primera? La dupla conformada por Mark Neveldine y Brian Taylor demostraron que sí lanzando Crank 2, antes de apostar a Gamer, una producción mayor, pero con el mismo espíritu rebelde que estas dos películas radicales, tanto en lo estético como en lo narrativo. Crank 2 arranca con el último plano de la primera, luego de que Chev Chelios cayera desde un helicóptero al enfrentarse con el villano de turno. Si el colmo del absurdo podía verse en Chelios dejándole un mensaje romántico a su mujer mientras se precipitaba hacia el suelo (el súmmum de un absurdo extendido durante toda la película), esta secuela comienza con un grupo de mafiosos levantando el cuerpo de Chelios del asfalto y llevándoselo para extraerle su corazón e implantarle uno artificial, que requiere de impulsos eléctricos para ser bombeado.
Sí, el comienzo ya demuestra ser aún más absurdo que la original, por lo menos más absurdo que el puntapié inicial de aquella, y ante este comienzo, la única duda posible era si Neveldine y Taylor podían mantenerse en esa vía durante todo el metraje. Pero como ya vimos en la primera que podían sostener un absurdo in crescendo, poca duda cabe con respecto a esta secuela.
Para exponer una mayor radicalización de la propuesta, ya de por sí extrema en la primera, se inclinan por una imagen mucho más dura, ostensiblemente digital. En varios países, esta película se estrenó directamente en dvd, y esto no es casual. Tal vez porque semejante propuesta asusta a cualquier distribuidor, pero lo seguro es que, a diferencia de muchas otras películas, el dvd parece hacerle mucho mejor que la gran pantalla. En primer lugar, porque una película como esta, que ostenta su estética digital, puede moverse mucho mejor en un formato de reproducción digital que en una proyección en fílmico. No por nada Neveldine y Taylor buscaron adrede esa dureza digital, porque entendieron que lo exacerbado de la propuesta requería de una imagen aparentemente más desprolija y mucho más desprejuiciada, elemento que se despega de la primera para potenciar todo aquello que ya podía verse en aquella. En segundo lugar, porque, a diferencia de muchas películas que se ven demasiado chicas para la gran pantalla, Crank 2 corre el riesgo de devorarse ese tamaño, y una proyección en pantalla grande ya sería demasiado, especialmente si tenemos en cuenta que esta secuela agiganta todo lo que ya era exacerbado en la primera.
En ambas los realizadores proceden de una manera particular, que alejan a una y a otra del cine de acción tradicional. Neveldine y Taylor toman lo más exagerado, y hasta ridículo, de películas de acción como La jungla de cristal (recordemos que en la cuarta entrega de aquella saga, se estrella un taxi contra un helicóptero, sólo por poner un ejemplo), y lo mezclan con los códigos del cómic y del videojuego. Este último elemento puede evidenciarse en las secuencias de títulos de ambas, y a su vez, llega a tener un rol central en la trama y la estética de Gamer. Chev Chelios es tan inmortal como John McClane, pero está tan cerca de McClane como de un Duke Nukem. Crank 2 reafirma su acercamiento al videojuego, y si esto ya le servía en la primera para reírse a carcajadas del cine de acción, aquí la carcajada aumenta desproporcionadamente. Todo lo que aparecía en la primera, se repite en la segunda, pero con un abordaje mucho más esperpéntico y paródico. Un ejemplo de esto es la escena de sexo de Chelios con su chica. En la primera sorprendía ver al héroe teniendo sexo con su mujer en plena calle, buscando no perder la adrenalina necesaria para evitar sucumbir a los efectos del veneno que le inyectaron. En la segunda ocurre lo mismo, sólo que en el medio de un hipódromo, en plena carrera de caballos, y con su mujer contemplando extasiada el miembro de los equinos. Uno de los personajes que más ostenta la desmesura duplicada en la secuela es el doctor, un tipo que ya parecía estar pasado de rosca en la primera, y que en esta va mucho más allá, volviéndose una de las piezas más cómicas de la película. Ni que hablar de David Carradine, prácticamente irreconocible en una ridícula caracterización de villano oriental, y uno de los personajes menos serios de esta secuela.
Claro que esta desmesura tiene sus consecuencias anómalas. La pelea en la planta de electricidad, o el estiramiento que sufre la película en la última media hora (estiramiento que ya podía verse en la primera), son una clara muestra de una desproporción que no siempre llega al nivel de una comedia ridícula, por momentos se queda en la mera ridiculez, con muy poco de comedia, despojada del componente paródico o de una lectura inteligente del universo inverosímil de los videojuegos o de las cintas de acción más exageradas.
Pero estas anomalías son las consecuencias inevitables de una propuesta extremadamente radical y muy poco seria, que se ampara en un Jason Statham siempre dispuesto a reírse de sí mismo (ver, por ejemplo la mención a la saga de El transportador en uno de los diálogos), para conformar una serie de películas que se toman en sorna todo el género sin despacharse con chistes integrados a la acción, sino apelando a lo más grotesco y desatinado de este tipo de películas, y jugando hábilmente con los elementos exagerados que el videojuego o el cómic pueden aportar al cine de acción. La secuela, además de reafirmar todo esto, sabe jugar con la imagen digital, potenciando al grado máximo su desmesura visual. Una película que es un claro ejemplo de cómo dos directores jóvenes, con sólo tres películas en su haber, pueden sorprender al establishment hollywoodense mezclando géneros y formatos, para conformar una estética arriesgada y personal, y evidenciando, felizmente, una libertad absoluta en sus realizaciones.
Lo mejor de la película: El desatino absoluto de la propuesta, su acercamiento estético al universo del videojuego y su empleo de la imagen digital para potenciar su desmesura.
Lo peor de la película: Algunas escenas que se quedan en el mero ridículo, sin llegar a ser graciosas, y el estiramiento de la trama en la última media hora.
Dirección y guión: Mark Neveldine y Brian Taylor.
País: USA.
Año: 2009.
Género: Acción.
Elenco: Jason Statham (Chev Chelios), Amy Smart (Eve), Dwight Yoakam (Doc Miles), Efren Ramirez (Venus), Clifton Collins Jr. (El Huron), Bai Ling (Ria), David Carradine (Poon Dong), Reno Wilson (Orlando), Joseph Julian Soria (Chico).
Producción: Tom Rosenberg, Gary Lucchesi, Richard Wright y Skip Williamson.
Música: Mike Patton.
Fotografía: Brandon Trost.
Montaje: Fernando Villena.
Diseño de producción: Jerry Fleming.
Vestuario: Dayna Pink.
Estreno en USA: 17 Abril 2009.
Filmografía de Neveldine/Taylor
Gamer (2009)
Crank: High Voltage (2009)
Crank (2006)