Crítica LA PROPOSICIÓN

Estreno en España: 10 Julio 2009

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Sinopsis

Margaret (Sandra Bullock) es una poderosa editora que repentinamente se enfrenta a ser deportada a Canadá, su país de origen. Para evitarlo, la astuta ejecutiva declara que está comprometida con su asistente Andrew (Ryan Reyonolds), al que lleva torturando durante años. Andrew acepta participar en la farsa pero con algunas condiciones. La “pareja” se dirige entonces a Alaska para conocer a la peculiar familia de él, y la ejecutiva de ciudad, acostumbrada a tener todo bajo control, se encuentra inmersa en situaciones surrealistas que escapan a cualquier lógica conocida. Con planes de boda en camino y un agente de inmigración tras sus pasos, Margaret y Andrew se comprometen a seguir con el plan previsto pese a las consecuencias.

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Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky

A esta altura debo sincerarme, las comedias románticas actuales me tienen harto. No por el género en sí, que ha dado grandes películas, sino porque hoy representa uno de los signos más claros del agotamiento del modelo americano. Por acción u omisión, las comedias románticas se han convertido en una masa homogénea que va de la híper reiteración de esquemas y elementos a la definitiva inconsistencia.

Tal vez La proposición podría haber sido un poco más interesante, aún con sus obviedades que la atraviesan de cabo a rabo, si no tuviese a una desgastada Sandra Bullock, apelando una vez más a sus típicos artilugios para la comedia, puestos en piloto automático, y con la única variación de que su personaje, en este caso, carece de la simpatía que desplegaban los anteriores. Aquí interpreta a una jefa autoritaria, terriblemente despótica, y capaz de someter a sus empleados a sus dictámenes y a sus constantes caprichos. Ryan Reynolds pone su mejor cara de bueno, o sometido, y entrega la mejor interpretación de la película, una actuación ajustada, que se beneficia de su falta de acentuación expresiva (Reynolds no gesticula nunca y no pierde en ningún momento el control sobre su personaje).

Las situaciones más graciosas, casi las únicas, de la película ocurren al comienzo, cuando el pánico en los empleados pone en escena la tiranía de Margaret. La primera situación pretendidamente sorpresiva de la película, ocurre cuando los directivos le advierten a Margaret que será deportada a Canadá, ya que aún no regularizó su situación inmigratoria (pregunta al margen: ¿Un inmigrante ilegal puede llegar a un cargo tan importante en una empresa estadounidense?). Margaret entonces anuncia que se casará con Andrew, su asistente, para sorpresa de los directivos y del propio Andrew, aunque difícilmente esta sorpresa se traslade a los espectadores, ya que a esta altura conocemos infinidad de premisas por el estilo. La verdadera sorpresa, la única en toda la película, ocurre cuando Margaret se entera que Andrew no es precisamente un chico humilde de pueblo. Al menos esa sorpresa barre con la tradicional convención “citadina rica / pueblerino pobre” (ejemplo reciente: Ejecutiva en apuros). A partir de allí, el resto viaja por los mismos carriles que todas las comedias románticas actuales.

Pero esto no es lo peor de este mediocre exponente de su género. Lo más triste no es su enorme previsibilidad, que la colocaría en el mismo lugar que todas las comedias románticas, sino su enorme inconsistencia. Premisa básica del género: Una comedia romántica debe escenificar el amor de la pareja protagónica. Imagínense una comedia romántica donde esto no suceda. Bueno, en La proposición hay una dupla que se odia durante el 90% de la película (80% de este tiempo, con esa dupla haciéndose pasar por futuro matrimonio), mientras que en el 10% restante, el pobre Andrew “se da cuenta que la ama”, y la va a buscar. Ahora, ¿cómo se da cuenta el espectador que ahí hay amor, más allá de los códigos universales que nos dicen “esto es una comedia romántica”, si el romance como tal no se despliega en ningún momento? Para ello, finalmente Andrew le declara su amor apelando a un discurso explicativo, mucho más necesario para el entendimiento del espectador que de la protagonista, recurso viejo, idiota y fundamentalmente revelador de una total falta de pericia a la hora de desarrollar un romance incipiente. No nos equivoquemos, un par de miradas después de tropezar desnudos no hace que una pareja se enamore, así que esa resolución a las apuradas deja en claro que La proposición no solo es vacua, predecible e insulsa, sino, por si fuera poco, carente de comedia y, sobre todo, carente por completo de romance, algo que solo puede provenir de su base, de su guión, y que de ninguna manera podría arreglarse con dos actores interpretando sus roles de la mejor manera posible o desplegando un fuerte magnetismo mutuo, dos elementos que aquí aparecen a medias, salvo por la habitual solvencia del ascendente Ryan Reynolds.

 

Lo mejor de la película: Ryan Reynolds

Lo peor de la película: Sandra Bullock en piloto automático, y una sorprendente falta de romance, que se acuerda de aparecer al final de la película.

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Dirección: Anne Fletcher.
País:
 USA.
Año: 2009.
Duración: 107 min.
Género: Comedia romántica.
Elenco: Sandra Bullock (Margaret), Ryan Reynolds (Andrew), Malin Akerman (Gertrude), Craig T. Nelson (Joe Paxton), Mary Steenburgen (Grace Paxton), Denis O’Hare (Sr. Gilbertson), Betty White (Annie), Oscar Nuñez (Ramone).
Guión: Pete Chiarelli.
Producción: David Hoberman y Todd Lieberman.
Música: Aaron Zigman.
Fotografía:
 Oliver Stapleton.
Montaje: Priscilla Nedd-Friendly.
Diseño de producción: Nelson Coates.
Vestuario: Catherine Marie Thomas.
Estreno en USA: 12 Junio 2009.

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Biofilmografía de Anne Fletcher

Era una de las coreógrafas más solicitadas de la industria del cine cuando se le ofreció dirigir su primer largometraje, el éxito de 2006 “Step Up”, interpretada por Channing Tatum y Jenna Dewan.

Nacida en Detroit, Fletcher comenzó a bailar a la edad de doce años, daba clases a los trece y era bailarina profesional a los quince. Se mudó a Los Ángeles a los dieciocho después de haber finalizado la enseñanza secundaria, para proseguir su carrera de bailarina y, posteriormente, recorrió el mundo entero bailando en espectáculos de música rock de sonido industrial. Intervino en programas de televisión como “The Tracey Ullman Show”, “The Smothers Brothers” y en la miniserie “War and Remembrance”. Después de haber realizado un vídeo musical con Dan Aykroyd y Tom Hanks para “Dos Sabuesos Despistados”, comenzó a bailar en películas debutando en “La Máscara”, a la que siguió “Los Picapiedra”, que dio principio a su colaboración con Adam Shankman como bailarina y, más tarde, como ayudante de coreógrafo. Fue productora asociada en la película de Shankman “Planes de Boda”, habiendo trabajado con él muy recientemente como ayudante de coreógrafo en “Hairspray”.

 

Filmografía

The Proposal (2009)

27 Dresses (2008)

Step Up (2006)

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CÓMO SE HIZO “LA PROPOSICIÓN”

1. El proyecto

  Hubo algo que atrajo como un imán a la directora Anne Fletcher hacia “The Proposal” (La proposición)… la comedia. “Me gusta muchísimo la comedia, siempre ha sido mi debilidad”, dice Fletcher. “Yo formaba parte de troupes de comedias de sketch e improvisación. Soy totalmente feliz con la comedia. Después de dirigir ‘Step Up,’ mi objetivo era hacer una. Pero no se puede dar un salto tan grande. Hay que ir paso a paso”. Fletcher se puso a prueba en la comedia romántica de 2008 titulada “27 Dresses” (27 vestidos). Tenía que acumular un poco de experiencia. Después llegó ‘The Proposal’, que tenía tanto de comedia”, dice la directora. “Sandra Bullock es una actriz cómica absolutamente genial. No hay nadie de su nivel. Me ha impresionado su increíble profesionalidad, su talento, su inteligencia, su sentido del humor, su amor a la vida. Y Ryan Reynolds es una especie de combinación entre Jack Lemmon y Chevy Chase”. Al productor Todd Lieberman le atrajo la premisa de la película. “Lo que me interesó fue el concepto de una relación entre una mujer madura y un hombre más joven. La dinámica que se establece entre estos dos personajes es muy divertida”, afirma Lieberman. “Hay un chico que lleva toda la vida soñando con formar parte del mundo editorial. Se traslada a Nueva York y empieza a trabajar para esta jefa tan infernal”. Margaret Tate, conocida con el nombre de la ‘jefa infernal’, intrigó a Fletcher. “Al principio, Margaret es una mujer de negocios creída e implacable obsesionada con el trabajo y que quiere llegar a lo más alto. Esa es su única meta en la vida”, dice la directora. “Pero cuando empiezas a escarbar un poco, te das cuenta que tiene un montón de debilidades. Margaret empieza mostrándose muy dura, pero a medida que avanza la película, vuelve a ser ella misma”. El escritor Peter Chiarelli considera que Margaret es una ejecutiva muy competente. “Pero como mujer tiene que mostrarse siempre muy firme y controladora para no parecer nunca débil”, dice Chiarelli. “Le va la vida en ello. Se ha sacrificado muchísimo para alcanzar el éxito. La relación más estrecha que mantiene es con su asistente.

 “Se me ocurrió la idea trabajado en Hollywood con esas ejecutivas de éxito y sus asistentes”, sigue diciendo Chiarelli: “Compartían un tipo de relación que se podría catalogar de íntima, a pesar de que no sabían absolutamente nada sobre sus asistentes. Mi prioridad siempre fue la comedia”.

  Así que Chiarelli basó la historia en lo que pasaría si una de esas jefas tuviera que enfrentarse a una realidad totalmente nueva. Margaret Tate es esa jefa.

  “El personaje de Margaret está escrito como se suelen escribir los papeles masculinos, que suelen ser los más jugosos”, dice Sandra Bullock, que interpreta a Margaret. “Pueden permitirse el lujo de ser complejos, poco atractivos, antipáticos, difíciles, juerguistas y divertidos, algo que no suele ocurrir con los personajes femeninos”.

  Ryan Reynolds, el coprotagonista, está de acuerdo: “Es cierto que las comedias están dominadas por los hombres. Me encanta que esta sea todo lo contrario. En esta ocasión, el personaje de Sandy es el del opresor”.

  Pero Reynolds, que interpreta Andrew, el asistente, dice que le encantó la idea de que el opresor se vea obligado a salir de su terreno conocido. “Esta mujer, que es tan Tipo A, se encuentra de repente en la remota Alaska con su asistente. Ha pasado tres años con este hombre pero no sabe absolutamente nada de él, ni siquiera de dónde es. Es muy divertido cuando llega a esa pequeña localidad y se convierte en un bicho raro”.

  “Enseguida te das cuenta de que la persona realmente dominante no es ella. Es Andrew el que controla”, dice Bullock. “Margaret también se lleva una gran sorpresa. Lleva unos años dependiendo totalmente de él. Sin él no puede hacer su trabajo— por eso no quiere que él progrese en su carrera profesional. El hombre que es capaz de domar a la fierecilla no necesita mostrarse amenazar con un palo ni dar chillidos. Él sabe exactamente por qué ella es como es”.

  “Veo a Andrew con un tipo realmente noble”, dice Chiarelli. “Podría haber escogido el camino fácil y quedarse en Alaska y hacer lo que se esperaba de él y trabajar en el negocio familiar. Pero en vez de eso escoge hacer las cosas a su manera. No le pide favores a nadie; de hecho acepta el trabajo más duro porque sabe que es dónde va a aprender más.

  “Al principio de la película, Margaret no sabe nada de esto”, continúa diciendo Chiarelli. “Así que para ella es un verdadero descubrimiento. Se da cuenta de que es alguien que se ha hecho a sí mismo, lo que se parece bastante a lo que ha hecho Margaret con su carrera”.

  “La película me recuerda a una de esas comedias muy bien construidas que versaban sobre una relación que fracasaba, funcionaba, volvía a fracasar—ya no se escriben cosas así”, dice Bullock. Añade: “Desde la forma en la que Anne Fletcher construye una escena, la forma en la que Oliver Stapleton la ilumina y el paisaje que se utiliza en la comedia, te das cuenta de que no estamos haciendo una comedia romántica ligera y superficial. Creo que el término comedia excéntrica encaja mejor que comedia romántica en el caso de esta película”.

  La dirección de Fletcher y el guión de Chiarelli conforman un sutil equilibrio entre la comedia física y la comedia sofisticada. “En esta película todo el mundo se toma en serio la comedia”, dice White. “No se ponen a reír diciendo: ‘¡Hey, qué diálogo tan divertido, es genial!’ Sólo dicen que suena real y que por eso es divertido”.

  “Es como ‘Me gusta Lucy'”, dice Akerman”. Los actores no intentan ser graciosos, pero lo cierto es que es una película muy divertida, ingeniosa y ácida”.

  Los realizadores se inspiraron en algunas comedias antiguas, esas que no pasan de moda. “Es una película que te engancha, como lo hacían esas grandes comedias de los años cuarenta y cincuenta que hacían Cary Grant y Jack Lemmon”, dice el productor Hoberman. “A pesar de que el diálogo tenía mucho peso, se movían muy deprisa. Una de las cosas que queríamos es que Sandy y Ryan terminaran las frases del otro. Es una relación de amor-odio que te atrapa sin remisión”.

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