Estreno en España: 18 Septiembre 2009
Puntuación:
Sinopsis
El reconocido fotógrafo y cineasta Bruce Weber dirige este documental que narra los últimos días de vida del trompetista de jazz Chet Baker. Este documenhtal ha sido realizado con material rodado durante la última gira de Baker y entrevistas con el propio artista, sus esposas, hijos, amigos y novias.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
Por fortuna, las salas de cine de España tienen una particularidad que deberían imitar otros cines del mundo, la de estrenar o reestrenar maravillosas películas del pasado que merecen un primer o segundo descubrimiento en la gran pantalla. Tal es el caso de este prodigioso documental sobre el famoso trompetista Chet Baker, rodado en los últimos tiempos de vida del maestro del jazz, fallecido en 1988. Como sabemos, nunca es tarde para que el cine nos revele otra joya del pasado.
La película, dirigida por el prestigioso fotógrafo Bruce Weber, bucea en la vida de Baker, desde sus inicios hasta los últimos días del músico (quien murió al caer de un balcón luego de una sobredosis). Días signados por una amargura apabullante, solo aplacada por la enorme calidez de su trompeta y de su voz, que era capaz de recorrer versos clásicos del jazz con un tono dulce, susurrante y melancólico. Hacerle honor a la vida y la obra de semejante artista no es tarea fácil. En un relato biográfico de esta magnitud, importa tanto lo que se cuenta, como la poética que puede llegar a constituirse en el propio retrato. A Weber no parece costarle demasiado, ya que llega a un nivel de intimidad con Baker, que le permite captar la esencia de su conmovedora forma de interpretar el jazz, así como iluminar las zonas más grises y polémicas de su persona. El blanco y negro intensos y contrastantes que elige Weber para retratar a Baker, una elección estética común en el trabajo fotográfico del realizador, sirven para mostrar las dos caras de Chet Baker, el músico formidable, y la persona controversial, el mujeriego y el drogadicto, que tiende a abandonar a sus mujeres y a sus hijos, y que en cada uno de esos episodios de abandono, se enfatiza el creciente abandono que Baker decide hacer de su propia persona. Weber se familiariza con Baker y lo muestra tal como era en sus últimos tiempos, un ser autodestructivo, obsesionado por eternizar la vitalidad de sus años joviales, que disfrutaba inventando mitos de su propia persona, pero jamás se colocaba a sí mismo antes que a la música que amaba e interpretaba magistralmente.
Este crudo y contundente retrato de Baker, que evita regodearse en sus miserias, porque sus zonas grises encuentran un equilibrio perfecto en la sensibilidad que Baker hace aflorar en su interpretación del jazz, se detiene demasiado en las entrevistas a las distintas mujeres que tuvo Baker a lo largo de su vida. Naturalmente, nadie conoció a Baker mejor que sus mujeres, pero este acercamiento, compatible con el nivel de intimidad que Weber consigue conviviendo con el músico en sus últimos tiempos, termina más cerca del relato chismoso que del retrato intimista, particularmente cuando en las entrevistas a algunas de ellas comienza a aflorar el resentimiento y la competencia por ver cuál de todas se quedó finalmente con su corazón. Estos pasajes no le hacen honor al retrato que hace Weber de Baker, porque en esa disputa femenina termina quedando afuera la naturaleza del trompetista, un pájaro libre que decidió exponer ante la cámara de un inspirado Weber todas sus luces y sus sombras, que eligió hablar de sus adicciones y de cómo estas habían condicionado su vida, para finalmente, terminar su días preso del mismo mal que relata ante cámara con suma sinceridad.
En el blanco y negro de Weber se establece una particularidad que define la esencia de su retrato sobre Chet Baker. Weber no se queda en el Baker de aquellos últimos tiempos, sino que decide contrastarlo con imágenes de archivo, que muestran a un Chet Baker lleno de vitalidad. El blanco y negro del pasado y el del presente terminan fusionándose de tal modo que la melancolía del trompetista por sus años dorados, esa melancolía que se desprende de música, parece lograr que aquel pasado encuentre un brillo propio en sus últimos años, que su luminosa juventud pueda hacerse presente en el final de su vida. Ejemplo de esto es cuando Baker rememora su presencia en el festival de Cannes, y Weber nos muestra imágenes del festival con las grandes luminarias de la historia del cine. No se trata meramente de nostalgia por el pasado, sino de reflejar de qué manera en los últimos tiempos de Baker, aquel antiguo esplendor ocupa un lugar mucho más importante que la triste realidad del presente que antecede a su partida física. Una imagen se repite muchas veces y es el Baker del final abrazado a dos mujeres jóvenes, con un rostro arruinado, pero con una sonrisa sincera. En esa sonrisa queda congelado el Baker que cosechó sus primeros éxitos en su juventud, y el Baker que transitó un largo recorrido hasta quedarse definitivamente solo. Weber, en cuyo trabajo fotográfico explora el esplendor de los cuerpos jóvenes y saludables, elige al Baker que, frente a su evidentemente próximo final, se refugia en la plenitud de sus años joviales. Ni más ni menos que en esa mirada al pasado se sintetiza todo el jazz de Baker. Tal vez el mayor mérito de Weber sea el de haber podido reflejar, en una radiografía precisa del trompetista, la matriz de su maravilloso universo musical. De esa manera, el blanco y negro de las imágenes no se detiene únicamente en la convivencia entre pasado y presente, sino que sirve a las bases de contener y potenciar la belleza de su música.
Lo mejor de la película: Un retrato de Chet Baker capaz de captar maravillosamente la esencia de su música, y a la vez de iluminar las zonas más oscuras del artista.
Lo peor de la película: Cuando la película se detiene demasiado en la disputa entre algunas de sus ex parejas por ver quién de ellas se ha quedado con su corazón. Un aspecto del relato que no se compara con la dignidad con la que Weber elige mostrar a un Baker en estado de descomposición, pero aún así luminoso.
Dirección: Bruce Weber.
País: USA.
Año: 1988.
Duración: 119 min.
Género: Documental, musical.
Intevenciones: Chet Baker, Carol Baker, Vera Baker, Dick Bock, Paul Baker, William Claxton, Flea, Chris Isaak, Lisa Marie, Andy Minsker, Jack Sheldon.
Producción: Bruce Weber.
Fotografía: Jeff Preiss.
Montaje: Angela Corrao.
Estreno en USA: 21 Abril 1989.
Biofilmografía de Bruce Weber
Bruce Weber nació el 29 de marzo de 1946 en Greenburg, Pennsylvania. Fotógrafo y cineasta internacionalmente aclamado, ha fotografiado para las revistas más importantes y cuenta con 23 libros en su haber. Su obra ha sido expuesta en más de 60 galerías y museos de todo el mundo y sus fotografías forman parte de la colección permanente del Museo Victoria & Albert de Londres o de la sección de fotografía City of París.
Bruce Weber es igualmente aclamado por su cine y ha producido un total de cinco largometrajes y diez cortometrajes. Su primera y segunda película, Broken Noses y Let´s Get Lost ganaron el premio al mejor documental que concede la Asociación Internacional de Documentales. Let´s Get Lost fue nominada al Oscar al Mejor Documental. La banda sonora de la película llegó al número uno y es el disco más vendido de Chet Baker en toda su historia. Actualmente está terminando la tan esperada película sobre Robert Mitchum que se estrenará próximamente. Weber también ha dirigido vídeos musicales de Chris Isaac y Pet Shop Boys, este último ganador del premio al Video del Año. Ha dirigido anuncios para Calvin Klein, Banana Republic, Jill Sander, Ralph Lauren, Abercrombie & Fitch, Volvo y Dior Homme. Actualmente vive en Nueva York.
Filmografía
Broken Noses 1987
The Beauty Brothers 1987 (Cortometraje)
Let’s Get Lost 1989
Backyard Movie 1991 (Cortometraje)
Gentle Giants 1994 (Cortometraje)
The Teddy Boys of the Edwardian Drape Society 1996 (Cortometraje)
Chop Suey 2000
A Letter to True 2003
Wine and Cupcakes 2007 (Cortometraje)
The Boy Artist 2008 (Cortometraje)
Liberty City Is Like Paris To Me 2009 (Cortometraje)
Nice Girls Don’t Stay For Breakfast (En postproducción)
Notas de producción
“No nos sentamos y dijimos: vamos a hacer una película de dos horas sobre Chet Baker”, dice Nan Bush, productor ejecutivo de Let´s Get Lost. “Todo ocurrió por accidente”.
“Bruce tenía una exposición en el Whitney Biennial y quería incluir una foto de Chet tomada en un pequeño club de Nueva York. Así que fuimos a por ello y lo conocimos. Chet nos fascinó, al igual que su música, en serio. Y cuando Bruce recibió la foto, estaba tan emocionado que llamó a su director de fotografía, Jeff Preiss, y le preguntó si podía podía pasarse por el apartamento de Chet y filmarle con su Bolex”.
La chispa de emoción provocada por esa pequeña grabación en el estudio de Los Ángeles les hizo comprometerse a llevar a cabo un verdadero proyecto.
“Siempre fue difícil lidiar con él”, dice Nan Bush. “Tuvimos que crear un equipo de trabajo, un estudio, un plan de logística, y nunca supimos si se iba a hacer realmente. Chet no vívía con las mismas reglas que el resto de personas. Tuvimos una línea de productores cuya paciencia fue probada más allá de todos los límites. A veces se pasaba toda la noche al teléfono, hablándole sobre cómo iban las cosas, ocupándose de su novia, lo que sea. Una vez el equipo pasó un día entero para filmar una toma, todo para que Chet regresara de Europa con un día de retraso. Después, al final de nuestro rodaje de Los Ángeles, dijo “al infierno con él”, y Bruce estaba dispuesto a olvidarse de él, también. Poco después Chet se acercó a Bruce tocándole el hombro mientras lo miraba inquietantemente, y se preparaba para seguir. Nunca podías estar seguro de si iba a levantarse y marcharse, armarse de valor y golpearle, o si iba a sentarse y ser tan encantador como él solía ser”.
“La imprevisibilidad de Baker se vio agrabada por su mala relación con los negocios, lo que impidió la producción de utilizar varias pistas de música que Bruce Weber había seleccionado para la película. La filmación fue dejada de lado incluso a veces por la memoria selectiva de Baker. “Hay una escena hacia el final cuando se le preguntó si sus hijos tenían algún interés en la música”, recuerda Nan Bush, “y él dijo que no lo creía, pero que a su otro hijo, de otra mujer, si que le gustaba. Bruce casi tira la cámara. Nadie nos había dicho que tuviera otro hijo de otra mujer. Chet nunca nos habló de él. Y este tipo de cosas eran tan desesperantes, porque le habíamos preguntado una y otra vez, ‘¿Hay alguien al que deberíamos encontrar para la película?’. Pero Chet no daba demasiada información.
Los problemas de hacer Let´s Get Lost distanciaron a Bruce Weber más si cabe de la película y le ofreció la oportunidad de tomar algunas decisiones poco ortodoxas, tal y como Baker hizo con su música.
Comentarios de Bruce Weber
Todos tienen una historia sobre Chet
Bill Claxton, el fotógrafo, me dijo que cuando Charlie Parker escuchó por primera vez a Chet tocar, llamó a Miles Davis y Dizzie Gillespie y les dijo: “Hay un pequeño gato blanco que va a daros muchos problemas”. Charlaine, la primera esposa de Chet, nos dijo cómo Chet acostumbraba a tocar la trompeta en la ducha porque pensaba que era bueno para el sonido. Marilyn Monroe y Jane Russell solían sentarme en la primera mesa de The Haig en los 50 para oír a Gerry Mulligan y Chet tocar juntos. Alguien me dijo que solía caminar desde París a Roma para airearse. Sam Shepard me dijo cómo él entro en casa de Charlie Mingus y vio a este hombre salir con sus pantalones de montar desabrochados y sin camisa. Por supuesto que fue Chet. Dicen que una vez le presentaron a James Dean en una calle de Nueva York a principios de los años 50. Él sólo le dijo ‘Hola’ y se alejó. Yo dije en la película, “Todo el mundo tiene una historia sobre Chet Baker”. Hice la película con Chet porque quería tener mi propia historia sobre él.
Algo del modo en el que él se mueve y habla
Al principio yo quería hacer algunas fotografías más de él, pero parecía un tipo frágil, así que pensé que tal vez debería hacer algo más de tres minutos de película sobre él, porque nunca sabías si lo volverías a ver más. Él acabada de desaparecer, se puso en la carretera, sin ningún número de teléfono, sin dirección, sin manera de localizarlo. Pensé que esta película era una forma de mostrar la forma en que él se mueve y habla, junto con su música.
Amor y fascinación
Conozco a Chet Baker desde que yo tenía catorce años, cuando compré el álbum Let’s Get Lost y otras canciones. La Fotografía de la portada fue tomada por William Claxton. Yo estaba muy familiarizado con este hombre y su música antes de que realmente nos conocieramos, por lo que mi aproximación a la historia de Chet se parece mucho a la canción Love and Fascination. De eso se trataba todo. La película tuvo una gran participación de todo equipo y el reparto tanto como el propio Chet. Se trataba de estar ilusionados y desilusionados e ilusionados de nuevo por un héroe. Nada fue como pensabas que iba a ser, pero creo que el principal deseo de Chet fue hacer música hermosa sin que importara los problemas que ocurrían en su vida personal.
Chet fue la historia del jazz
Dick Bock, el fundador de Pacific Jazz Records, pensó que Chet sonaba como si fuera la historia del jazz. El fue Louis Armstrong, Bix Beiderbecke, y Bunny Berrigan todo en uno. Su música te trae a una apacible playa, el mar y el brillo de la luna sin importar en qué lugar del mundo te encuentres.
Verdades o mentiras
Soy un gran fan de algunos de los documentales de David Wolper, y la idea de que los documentales deben ser como películas, que deberían entretener a la gente y no sólo mostrar un hecho tras otro. A veces, Chet contaba una historia y estábamos encantados escuchándole, pero al día siguiente averiguábamos que ni siquiera era cierto. Y, sin embargo, todavía sigo creyendo algunas de estas historias. Tal vez era un buen actor, o quizás lo que decía era la verdad, o quizás la persona que lo dijo estaba mintiendo. Creo que a veces estos documentales están tan basados en hechos y verdades que no hay lugar para el misterio.
Deja que ocurran las cosas
Nosotros no creamos secuencias para Chet en la película; dejamos que ciertas escenas simplemente ocurrieran. Una vez teníamos planeado el rodaje en la playa, pero Chet llegó tan tarde que encontramos algunos cachorros extraviados y los filmamos en lugar de lo planificado. Ellos me recuerdan a esos gatos frioleros de la Costa Oeste que hacen esa música tan especial.
Joven de corazón
¿Por qué los niños en la playa de Venecia? Ves a Chet a la edad de 24 años, ese joven atractivo que tocaba con Charlie Parker, e incluso a la edad de 58, él seguía tenido 24 años en su cabeza. Si hubiera tenido la oportunidad de compartir asiento con un grupo de viejos músicos, hubiera salido corriendo. Él no se veía a si mismo como un viejo de 58 años con arrugas en la cara. Pensaba que era un niño más.
El estilo
My cinematographer Jeff Preiss and I worked closely to make the film a mixture of black and white reversal film and a little bit of 8mm. We wanted our film to fit with the look of the archival footage.
Mi director de fotografía Jeff Preiss y yo trabajamos juntos para hacer de la película una mezclar de reliquia en blanco y negro y 8 mm. Queríamos que nuestra película encajara con el estilo del material de archivo.
William Claxton
Conozco a William Claxton desde que yo tenía 19 años y fui a la NYU Film School. El me fotografió y participé en uno de sus cortometrajes. El álbum de portadas de los inicios de Chet Baker me introdujo en el mundo de las fotografías de jazz de Bill.
El proceso
La gente a veces piensa que tu fotografía y el cine no deben chocar. Siempre comienzo una película tomando fotografías y filmando al mismo tiempo. Era mi deseo hacer películas a través de mis fotografías – o lo que que quiera significar. Hablar demasiado sobre ello no va conmigo.
Próximamente
Robert Mitchum fue mi actor favorito y el de Chet, así que cuando terminé Let´s Get Lost empecé a trabajar en un musical sobre Bob. La idea se originó de un libro de Bob y su hermano John llamado Them Ornery Mitchum Boys! .Marianne Faithfull, Rickie Lee Jones, y el Dr. John se unieron a nosotros y todo se convirtió en un paseo salvaje. Quería hacer una película sobre el chico malo de Hollywood, mi amigo Bob Mitchum.