Estreno en España: 4 Junio 2010
Título: Un buen corazón
Sinopsis
Lucas es un joven de buen corazón que vive en una caja de cartón debajo del puente de Brooklyn. Sin perspectivas para el futuro, intenta suicidarse, pero su intento acaba fallando, como todas las cosas que ha intentado en su vida… Mientras se recupera en el hospital, tiene que compartir la habitación con Jacques, un malhumorado propietario de un bar, de carácter colérico y estilo de vida nada saludable, que acaba de sufrir su quinto infarto. Decidido a que su bar siga funcionando, y consciente de que sus días están contados, Jacques toma a Lucas bajo su maltrecha ala y lo instruye en las reglas decididamente misteriosas por las que él se rige. Lamentablemente para Lucas, el método pedagógico preferido de Jacques consiste en gritar, despotricar y tirar cosas. Algunas de sus estrictas normas incluyen no tener nuevos clientes, no confraternizar con ellos y, la más importante, nada de mujeres. Su amistad se ve puesta a prueba cuando la aturullada April entra en el bar y Lucas insiste en que tienen que ayudarla.
Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky
El realizador cosmpolita Dagur Kári (nacido en Francia, criado en Islandia y estudiante de cine en Dinamarca), filma una historia intimista en una New York irreconocible. Kári elabora un retrato desolado de la ciudad, sin detenerse en ella, partiendo de dos personajes bohemios y solitarios pero con actitudes completamente disímiles, que al cruzarse terminan transformando la vida del otro.
Jacques es el dueño de un bar, que lleva una vida entera aferrado a ese lugar, y sufre de infartos frecuentes y cada vez más comprometedores. Lucas es un joven que vive en la calle y un día decide suicidarse, pero no lo logra. Este encuentro en el hospital posibilita que ambos terminen iniciando una amistad que modifica tanto la depresión de Lucas como el eterno malhumor de Jacques. Éste lo lleva a Lucas a trabajar en su bar, y fiel a su naturaleza, comienza a expresar su irracional despotismo, una dura máscara que oculta sus frustraciones y su anhelo de una vida feliz. El equilibrio que se establece entre ambos, termina resquebrajándose tras la llegada de una joven que enamora a Lucas y que lo obliga a expresar su deseo de independencia, de no continuar el amargo trayecto de vida de su nuevo y paternal amigo.
El director de Noi, el albino maneja en este film sentimientos universales, con una sensibilidad poco frecuente y con la sutileza necesaria para que estas emociones afloren naturalmente. El fuerte de la película para lograr tal resultado es una delicada elaboración de personajes, especialmente del duro Jacques, interpretado fantásticamente por Brian Cox. Lucas, en cambio, queda relegado a un segundo plano, y su naturaleza parece estar determinada por las reacciones que le provoca el accionar de Jacques. April, la tercera en discordia, no desorienta por su casi mutismo, sino porque su aparición y el enamoramiento posterior se producen con una velocidad tal que impide terminar de elaborar, a través de ese vínculo, la necesidad de Lucas de tomar un camino propio. Su naturaleza parece estar sujeta a su función en la trama, y por esa razón su aparición genera ruido tanto dentro como fuera de la trama.
El director franco-islandés tiene en sus manos la opción de hacer de su film un drama sólido, con el poder de conmover a través de un relato sutil pero potente. Sin embargo, sobre el final, y luego de un loable desarrollo, la embarra de la peor manera, apelando a una herramienta que suele seducir a los directores nóveles con ínfulas de autor: El simbolismo. Ese simbolismo que se hacía presente en el título y que existía en el disparador del vínculo entre los dos protagonistas y en los comportamientos disímiles de ambos personajes, termina subrayándose de la forma más bestial en un final sorpresivo, supuestamente tranquilizador y con moraleja incluida (a fin de cuentas, este relato tiene aroma a cuento de Dickens).
Cuesta entender por qué Kári apeló a un desenlace tan ramplón como morboso para mostrarnos el giro final de Jacques, y si no fuera por ese final que, al literalizar lo simbólico de la forma más absurda termina anulando toda pretensión estética y, fundamentalmente, dramática, otra sería la historia. De cualquier modo, no deberíamos dejar que un final bobo empañe la sobriedad y la fuerza dramática de un film que, hasta llegar a su desenlace, logra conmovernos sin llamar demasiado la atención.
Lo mejor de la película: La sobriedad y la fuerza dramática de un relato conmovedor, y la soberbia actuación de Brian Cox.
Lo peor de la película: La debilidad del personaje de April, construido en función de las necesidades dramáticas de Lucas, y un final que lleva el simbolismo del título a un lugar demasiado literal y morboso, al punto de amenazar con anular, con su absurda y boba resolución, los méritos anteriores.
Título original: The good heart.
Dirección y guión: Dagur Kári.
Países: Islandia, Francia, Dinamarca y Alemania.
Año: 2009.
Duración: 101 min.
Género: Drama.
Elenco: Brian Cox (Jacques), Paul Dano (Lucas), Isild Le Besco (April).
Producción: Skúli Malmquist y Thor Sigurjonsson.
Música: Dagur Kári y Orri Jonsson.
Fotografía: Rasmus Videaek.
Montaje: Andri Steinn Gudmundsson.
Dirección artística: Hálfdan Pedersen.
Vestuario: Helga Rós V. Hannam.
Distribuidora: Alta Classics.
Estreno en Islandia: 19 Marzo 2010.