Estreno en España: 4 Enero 2008
Estreno en Argentina: 20 Marzo 2008
Puntuación:
Sinopsis
Tres hermanos americanos que no se han hablado en un año se embarcan en un viaje en tren por la India con la intención de encontrarse a sí mismos y estrechar lazos entre ellos, para volver a ser los hermanos que siempre fueron. Sin embargo, su “búsqueda espiritual” pronto se aparta de su curso (debido a sucesos que implican unos calmantes, un jarabe para la garganta indio y un spray de pimienta), y al final se encuentran solos en medio del desierto con once maletas, una impresora y una máquina de laminación. En ese momento, de pronto, comienza un nuevo viaje que no estaba en los planes.
Crítica de Cine.com
por Leo Aquiba Senderovsky
Wes Anderson va por su quinta película. Dirigió Bottle Rocket, Rushmore, The Royal Tenembaum, The Life Aquatic y, ahora, The Darjeeling Limited. En todas, utiliza la comedia con ribetes absurdos, como vehículo para narrar historias peculiares de familias disfuncionales y padres ausentes. Su estilo formal siempre llama la atención por su notoria rigidez. Planos generales frontales, travellings laterales, paneos rápidos y zooms violentos en momentos muy precisos de la historia, junto con gloriosos momentos musicales, se han vuelto un sello típico de sus películas. Quizás sea su característica más cuestionable, en su anterior película este procedimiento ya se observaba como un grueso manierismo por parte del director, y surgía la obvia pregunta “¿Hasta cuándo?”. Porque todo procedimiento en algún momento se agota definitivamente, y cabe preguntarse qué haría Wes Anderson sin esos recursos formales. Tal vez importe poco. Al comienzo de The Darjeeling Limited lo hace correr a Bill Murray para poder alcanzar el tren homónimo. Murray no llega, y en cambio, lo hace Adrien Brody. A ningún seguidor de Anderson le costará entender este comienzo. Bill Murray, actor de tres de sus películas, no será de la partida. Sí lo será Brody, en su primera incursión por el mundo de Wes Anderson. Otro manierismo, otro pequeño guiño autoral. En esta última, hay rasgos que permiten echar luz sobre las películas realizadas por este particular muchacho. Wes Anderson, ya definitivamente distanciado de la compañía autoral de Owen Wilson (aquí firma el guión junto a Roman Coppola y Jason Schwartzman), ha sabido alejarse unos metros de esas historias encerradas en su propio mecanismo formal (más “perfectas”, por otro lado). Los recurrentes procedimientos se vuelven aquí un astuto disfraz para la película. Wes Anderson parece disponer esos recursos como un manto superficial, que oculta bajo su forma una multiplicidad de niveles. The Darjeeling… rodea en su totalidad la palabra “duelo”. Duelo por el padre que ya definitivamente no va a volver (quien se hace ausente aquí es la madre, los jóvenes principalmente le cuestionan el no haber estado en el funeral de su padre). The Darjeeling…, en su primera mitad, oculta en la comedia esa carga dramática (esa tierna mezcla de comedia y drama presente en todas las anteriores), y le basta una muerte accidental hacia la mitad, para volcar ese hilo pesado que atraviesa a los tres hermanos, que luego terminará por distenderse con la aparición de la madre, elemento que reforzará los aspectos emotivos de la película, y prácticamente llevarán a olvidarnos de la comedia que ha quedado atrás. The Darjeeling… además viene acompañado de Hotel Chevalier, un cortometraje presentado como la primera parte de la película. Hotel Chevalier nos presenta a uno de los hermanos, el menor, tal vez el más interesante y más subvalorado de los hermanos. Constantemente se establece una relación dialéctica con ese cortometraje, ese pasado que Jack parece no poder dejar atrás, y hacia el final esta relación se acrecienta, como algo más que un mero guiño intertextual. Si con La vida acuática, nos preguntábamos si acaso no nos estaba empezando a cansar el estilo “cuadrado” de Wes Anderson, Viaje a Darjeeling nos muestra que poco importa cuántos trucos autorales nos quiera imponer Wes Anderson. Lo importante siempre es lo que subyace en su cine, esa delgada línea que separa y une la comedia del drama, la alegría de la tristeza, y que el excéntrico Anderson, como pocos, sabe manejar con suma inteligencia y un equilibrio poco común.
Dirección: Wes Anderson.
País: USA.
Año: 2007.
Duración: 91 min.
Género: Comedia dramática.
Elenco: Owen Wilson (Francis), Adrien Brody (Peter), Jason Schwartzman (Jack), Anjelica Huston (Patricia), Amara Karan (Rita), Camilla Rutherford (Alice), Irrfan Khan (Padre del pueblo).
Guión: Wes Anderson, Roman Coppola y Jason Schwartzman.
Producción: Wes Anderson, Scott Rudin, Roman Coppola y Lydia Dean Pilcher.
Fotografía: Robert Yeoman.
Montaje: Andrew Weisblum.
Diseño de producción: Mark Friedberg.
Vestuario: Milena Canonero.
Estreno en USA: 26 Octubre 2007.
Biofilmografía de Wes Anderson
A mediados de la década de 1990, ninguno de los yacentes jóvenes directores de la época soñaría con alcanzar el reconocimiento que logró Wes Anderson. El cineasta nació y creció en la ciudad de Houston, en el estado de Texas, donde el joven Anderson ya soñaba con el mundo del celuloide, grabando en super-8 e incluso haciendo sus pinitos en los pequeños teatros de la escuela.
El director estudió filosofía en la universidad de Texas, donde conoció a Owen Wilson, quien con Anderson escribió su primer largometraje titulado Bottle Rocket.
Filmografía
* The Darjeeling Limited, 2007.
* Hotel Chevalier, 2007. (cortometraje, prologo al viaje retratado en “The Darjeeling Limited”)
* Life Aquatic, 2004.
* Los Tenenbaums: Una familia de genios, 2001.
* Academia Rushmore, 1998.
* Bottle Rocket (Ladrón que roba a ladrón), 1996).
CÓMO SE HIZO “VIAJE A DARJEELING”
1. El proyecto
VIAJE A DARJEELING proviene de tres intereses de Wes Anderson: los trenes, la India y los hermanos. Anderson ya había retratado las a menudo simultáneamente divertidas y calamitosas vicisitudes de las relaciones amorosas y familiares en un ambiente escolar en RUSHMORE, el hogar de ex genios en LOS TENENBAUMS: UNA FAMILIA DE GENIOS y la vida bajo cubierta de un barco de exploración marina en LIFE AQUATIC. Ahora con VIAJE A DARJEELING, sitúa la acción de un reencuentro entre tres hermanos separados en el que tal vez sea el sitio más intrigante hasta ahora: a bordo de un tren por los desiertos de Rajastán que lleva a los traumados hermanos por vastas llanuras extrañas, tanto en lo físico como en lo emocional. “Siempre quise hacer una película en un tren porque me atrae la idea de una localización en movimiento. Así avanza a medida que avanza la acción”, cuenta Anderson. “Ya hice una película en un barco”. Los trenes han inspirado a los cineastas desde los primeros días del cine. En 1895, la pionera película de 50 segundos de los hermanos Lumiere LLEGADA DE UN TREN aterrorizó a los espectadores que nunca antes habían visto una imagen lanzada contra ellos. En 1903, Edwin S. Porter creó la primera película narrativa con EL GRAN ROBO A UN TREN. Y desde entonces, desde la sofisticada ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS hasta el caos de QUÉ NOCHE LA DE AQUEL DÍA , los trenes han sido un medio para proyectar cinéticamente a todo tipo de personajes en todo tipo de viajes. Los trenes que llamaban la atención de Anderson, sin embargo, no era sólo cualquier locomotora, sino los que cruzan el país más vivo alrededor del tren del mundo, la capaz y explosivamente creciente nación de la India, con su excitante tapiz de color y cultura, belleza y absurdo, pobreza y espiritualidad. Anderson nunca había estado en la India antes de concebir la película, pero durante mucho tiempo había estado enamorado del paisaje que aparecía en la pantalla en algunas de sus películas favoritas, especialmente la visualmente sorprendente EL RÍO, de Jean Renoir, una historia intemporal situada en los bancos del Ganges, y las emocionales películas del maestro indio Satyajit Ray. La idea de trasladar su propia sensibilidad cómicamente agridulce a un mundo tan dispar del suyo propio le intrigaba.
Así fue como las tres ramas de estas historias comenzaron a trenzarse, y Anderson se encontró preparando su búsqueda de tres hombres en la India. “Decidí que me gustaría hacer una película en la India, decidí que gustaría hacer una película en un tren y pensé que me gustaría hacer una película acerca de tres hermanos”, afirma Anderson. “Luego les pedí a mis amigos Jason Schwartsman y Roman Coppola que se unieran a mí en el guión de la película y nos fuimos todos a la India”.
Antes de la India, Anderson, Schwartzman y Coppola comenzaron a escribir mientras los tres se encontraban viviendo temporalmente en París. Jason Schwartzman recuerda que este proceso comenzó de manera informal, aunque pronto se convirtió en una odisea. “Sé que esto suena trillado y pintoresco, pero empezamos a escribir gran parte del guión en pequeños cafés franceses de madrugada”, rememora Jason. Luego, en algún momento Wes dijo: ya sabes, tal vez sería mejor si nos fuéramos a la India. De modo que allí nos fuimos en marzo de 2006 y ahí fue cuando comenzamos a participar en el quid de lo que estábamos escribiendo”.
Gran parte de la inspiración inicial sobre los personajes vino de las relaciones personales y de las experiencias de viaje de los propios Anderson, Schwartzman y Coppola, señala este último. “Terminamos compartiendo cada uno experiencias personales y germinando parte de las ideas centrales del argumento”, explica Roman.
De esta manera nacieron los tres hermanos Whitman que se embarcaron hacia la India un año después de enterrar a su padre, aparentemente sin volver a hablar unos con otros nunca más. Es Francis, el mayor, el que reúne a los dispares hermanos después de un accidente de motocicleta casi mortal que lo había dejado cubierto como una momia, lleno de vendajes en la cabeza. Afirmando que sus hermanos fue lo primero que le vino a la mente al volver a la vida después de su accidente, Francis preparó detalle a detalle un cuidadoso itinerario con la idea de llevar a sus hermanos en esta antigua tierra de iluminación, a una epifanía espiritual total, o por lo menos a que estuvieran un poco más juntos.
Mientras tanto, Peter, el hermano mediano por edad, llega lleno de ansiedad como hombre que va tener un hijo con la mujer de la que siempre pensó que se divorciaría; y el pequeño Jack, el niño de la familia y un escritor que basa sus personajes “ficticios” en todo lo que le sucede a él, llega la India todavía tan obsesionado con la ex novia que ha dejado en París, que no puede dejar de escuchar indiscretamente su contestador, del que aún mantiene el código. Anderson, Schwartzman y Coppola se llevaron a estas personas con ellos en su propio viaje a la India, lo que cambió todo; el humor elegiaco, la zumbante energía y el evocador ambiente del país introduciéndose por ósmosis en las hilarantes aventuras de la historia de estos hermanos.
“No se parece a ningún otro lugar, de verdad”, cuenta Anderson de la India. “Es un sitio en el que muchos aspectos de la vida diaria son tan radicalmente distintos a los nuestros que al final afectó realmente al guión. Aun cuando el 90 % del argumento trata de Francis, Peter y Jack negociando, discutiendo e intentando comprenderse unos a otros, creímos que era muy importante que tales conversaciones tuvieran lugar en las vías del tren, realmente viajando por este antiguo país”.
Mientras los tres escritores experimentaban el país por primera vez, comienzan a sucederse muchos de los cómicos contratiempos, desde el abigarrado tren, tipo UNA NOCHE EN LA ÓPERA, al choque de culturas en el que los turistas se encuentran con tradiciones espirituales.
“Obtuvimos un montón de ideas en la India, cosas que nunca podrías crear o imaginar, quiero decir, momentos maravillosos realmente dignos de ser capturados de una u otra manera”, afirma Schwartzman. “El tren y la India sí que se convirtieron en personajes. La interacción resulta muy interesante puesto que al principio la India queda muy al fondo, como algo desdibujada debido a que estos tres tíos están sumergidos verdaderamente en su propio mundo, incluso en este país extranjero. Pero luego, la India y los hermanos se ven obligados a encontrarse y los hermanos se acercan cada vez más al tipo de experiencia que buscaban”.
Coppola añade, “Creo que todos esperamos que el espíritu vibrante, caótico que encontramos en la India, y que los hermanos encuentran en la India, se aprecie en toda la película”. Cuando la productora Lydia Dean Pilcher, cuyas producciones incluyen la aclamada película basada en la India EL BUEN NOMBRE, del director Mira Fair, recibió el guión acabado, se echó un poco para atrás, en el buen sentido. “Yo había oído que Wes estaba haciendo una película sobre un viaje en tren en la India y mi primer pensamiento fue, ¿un documental?”, recuerda ella. “Sentía mucha curiosidad y cuando leí el guión me encontré con esta apasionante historia de tres hermanos que se habían ido cada uno por su lado después de la muerte de su padre y que nunca resolvieron los problemas que había entre ellos, y ahora de repente se unen en la India”.
A Pilcher le encantó el argumento, pero se entusiasmó mucho más cuando vio el enfoque que planeaba darle Wes. “Wes me dijo que quería hacer esta película de una manera totalmente diferente a cualquier cosa que se hubiera hecho antes”, explica ella. “Él deseaba abandonar las tradicionales trampas de hacer una película y ralentizar el proceso. Por tanto deseaba que los actores realizaran su propio maquillaje, y que se vistieran por la mañana y que intentaran de verdad crear un ambiente en el que los personajes funcionaran en este mundo ficticio como si fueran personas reales que hacen este viaje. Fue una idea difícil de resistir”.
Esa idea irresistible se convertiría en algo intrínseco del estilo distintivo de Oriente-Occidente de la película. “Una vez que ya estábamos rodando, nos dimos cuenta de que el proceso era parte del relato y que este tipo de energía y ambiente cinéticos en el que nadie sabía lo que iba a suceder a continuación, formaba parte de la visión creativa de Wes para la película”, declara Pilcher. “Eso fue lo que marcó la pauta”.
Efectivamente, Anderson crearía una especie de yin y yan en toda la producción, manteniendo al mismo tiempo todo prolijamente coreografiado y diseñado tal como él deseaba, y sin embargo manteniéndose totalmente abierto a la mutilación, comedia y belleza completamente espontáneas que la India puede proyectar. Esto es, dice Roman Coppola, lo que realmente da al argumento su notable capacidad de marcar lentamente su impronta en la piel de los espectadores, dejando una duradera impresión de la experiencia interior de los personajes.
Coppola resume, “Todo el espíritu que subyace en la película era poner a estos personajes en el tren para luego sumergirse rápidamente en el caos, para rodar por el suelo con los golpes y dejar que siempre sucediera lo inesperado”.