Keane

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Sinopsis  

Desde la terminal de autobuses de Port Authority en Nueva York, William (Damian Lewis) libra sus propias batallas contra la esquizofrenia e intenta hacer frente a la pérdida de su hija. Puede que ella haya desaparecido o puede que sólo sea un fantasma más de los que viven en su cabeza, quizá esa hija ni siquiera exista. Pero él redime esa ausencia, imaginaria o no, ayudando a jovencitas que, como Kira (Abigail Breslin), andan en busca de calor humano. Y de nuevo las dudas, porque los motivos del hombre podrían ser desinteresados, paternales, o quizá no. 

Crítica de Cine.com por Leo Aquiba Senderovsky 

Sobrecogedor film dirigido por Lodge Kerrigan, uno de los cineastas más talentosos del panorama independiente norteamericano.

La cámara nos sumerge desde el inicio en la desesperación de un hombre que busca a su hija desaparecida, para ir construyendo, con mínimos recursos y una sorprendente interpretación, los aspectos psíquicos del personaje, y cómo éste se relaciona con una mujer separada y su hija, a quien no puede dejar de ver como a su pequeña niña perdida.

Tercer film de Kerrigan, que navega en los mismos mares que su ópera prima, Clean, Shaven, realizada diez años antes, con un personaje esquizofrénico como eje del relato.

Lo más  interesante es que la película no se detiene a explicar, como en A beautiful mind, la historia clínica del protagonista, con lo cual logra una mayor identificación con el personaje, al no poder establecer una clara división entre lo real y lo imaginado.

Película conmovedora y angustiante, con momentos de intenso dramatismo, y con una vertiginosa cámara en mano que nos transporta sin rodeos a la locura del personaje.

Excepcional labor de Damian Lewis (“El cazador de sueños”), y atendible participación de la niña Abigail Breslin, dos años antes de alcanzar el estrellato en Pequeña Miss Sunshine.

Keane, con pocos elementos y bien aprovechados (una producción mayor hubiera ido en desmedro de la historia), logra ser un film sorprendente, duro de ver, y difícil de olvidar.  

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EE.UU. – 2004 – 93 minutos.

Dirección: Lodge Kerrigan, Guión: Lodge Kerrigan, Reparto: Damian Lewis, Abigail Breslin, Amy Ryan, Tina Colmes, Fotografía: John Foster, Producción: Steven Soderbergh.

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Filmografía de Lodge Kerrigan 

1994: Clean, Shaven

1998: Claire Dolan

2004: Keane 

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CÓMO SE HIZO “KEANE” – Notas de producción  

Entrevista a Lodge Kerrigan

Háblanos un poco sobre como surge la idea de Keane
 Tengo una hija de 11 años, Serena, que siempre ha sido muy independiente y de espíritu muy libre. Siempre he pretendido fomentar esos rasgos. Vivo al lado de una farmacia y de una joven que quiere viajar por todo el mundo y a la que yo animo. A veces cuando la veo, el alma se me cae a los pies, y me aterra pensar que, si se decidiera a hacerlo, la perdería en cierto modo. Así fue como surgió la reacción visceral emocional que me llevó a hacer una película sobre la pérdida de un niño. Llevo mucho tiempo interesado en las enfermedades mentales, y en la idea de cuan rápidamente, en especial los enfermos mentales, pueden volverse inestables ante una crisis provocada por algo como puede ser la pérdida de un hijo, sin tener algo o alguien en quien apoyarse. Pienso que esto podría ocurrirle a cualquiera. Si uno está aislado, su salud mental puede desaparecer rápidamente.

Hablas de la necesidad de sistemas de apoyo, y creo que a lo largo de la película, quedas impresionado por la falta de apoyo de Keane en varias ocasiones, especialmente durante sus crisis. Nadie le “supervisa”. ¿Hasta qué punto, crees que influye el hecho de que la acción se desarrolle en Nueva Cork, con la soledad y la ausencia de apoyo en el personaje de Keane?
 Creo que cualquier gran ciudad tiene mucho que ver con esa sensación de aislamiento, pero procuro centrar mi atención en los individuos y en esta ocasión presté especial atención en mostrar a Keane de un modo compasivo, tratando de encontrar un poco de compasión para los más marginados.

Tu primera película Clean Shaven comparte algunos elementos con Keane. El protagonista de tu opera prima es un hombre esquizofrénico que regresa a su ciudad natal para buscar a su hija. ¿Qué es lo que te empuja hacia personajes mentalmente inestables?
 La enfermedad mental es un grave problema social. Afecta a tanta gente joven que tiene importantes consecuencias económicas que impiden o dificultan notablemente a muchos jóvenes ganarse la vida, y supone una enorme carga tanto para los afectados como para sus amigos y familiares. Esa es la razón por la que creo que es mucho mejor adoptar una postura compasiva que crítica, es algo de lo que estoy plenamente convencido. Hice Clean Shaven en 1994, mi mayor preocupación, en aquel momento, era recrear lo que suponía padecer esquizofrenia, y conseguir que el público experimentara esa sensación durante 80 minutos; padecer alucinaciones, paranoia, gran ansiedad y disociación, entre otros muchos síntomas, para llegar a comprender ese estado. Al hacer Keane me preocupaban más las secuelas del secuestro y la pérdida, el dolor inconsolable y los sentimientos de culpabilidad, ver como un acontecimiento que ocurre en cuestión de segundos puede cambiar permanente e irreversiblemente la vida de alguien, y comprobar si es posible recuperar la estabilidad ante algo así.

El espectador experimenta un claro conflicto ante el personaje principal. Por un lado siente simpatía por William y por otro se siente molesto por su comportamiento.
Sí, así es.

¿Crees que esta mezcla de emociones es normal cuando alguien trata con un enfermo mental?
 Creo que esta reacción surge al enfrentarse con algo desconocido. Si no has tenido demasiada relación con enfermos mentales, no sabes hasta dónde pueden llegar ni de qué son capaces. En realidad, los enfermos mentales, no son más violentos que cualquier otra persona. Creo que la imagen que la mayoría de gente tiene de estas personas, se debe al trato que hacen de ellos los medios de comunicación y a la ignorancia. Siempre que algún medio habla de un enfermo mental, parece que va ligado a un acto de violencia. Obviamente, su comportamiento no es normal, tampoco es fácil de entender y eso es lo que provoca el miedo en los demás. Superar nuestros temores y lograr un mayor entendimiento de estos individuos es cuestión de compasión y empatía, de ser capaces de ponernos en el lugar de otra persona. Soy consciente de que mucha de la tensión de la película surge del hecho de que Keane se hace cargo del cuidado de Kira, una niña de la misma edad que su desaparecida hija, y de la incertidumbre de no saber si la hará algún tipo de daño. Afortunadamente la película deja entrever que William era un buen padre y es una buena persona que lucha por tomar las decisiones correctas. Al final, toma una decisión equivocada, pero en el último momento, se percata de que no puede seguir adelante, que no está bien que, para dejar de sufrir, él haga daño a la pequeña. Los seres humanos somos muy complicados y tenemos tendencia a equivocarnos. Incluso las buenas personas pueden tomar decisiones equivocadas, hacer cosas malas de las que posteriormente se arrepentirán y continuarán siendo buenas personas. Todos intentamos clasificar a las personas en distintas categorías, categorías en las que no es fácil encajarlas. No me gusta escribir personajes que son fácilmente clasificables y simplistas, no creo que la vida sea así. Pienso en las distintas posibilidades por las que la gente hace cosas. Esto no es fácil y es posible gracias a la experiencia que he adquirido con el paso de los años.

A medida que avanza la película resulta más difícil responder a la pregunta de qué pasa exactamente. Al principio, parece evidente que han secuestrado a la hija de Keane, pero a medida que avanza la película dices “espera un momento, no estoy seguro cómo es ese tío”. Poco a poco, van surgiendo más dudas sobre la verdad de su pasado…
 Después de varios encuentros con enfermos mentales me he percatado que no siempre es fácil saber si es cierta o no la historia que cuentan sobre su vida. No es que estén mintiendo adrede, sino más bien todo ello es fruto de sus alucinaciones, un síntoma de su enfermedad mental. Pensé que sería más realista hacer dudar al público sobre el hecho de si Keane tiene o no una hija que ha sido secuestrada. Cada uno tiene que sacar sus propias conclusiones y juzgar si es cierto o no. No creo que mi opinión, por el simple hecho de ser el realizador, sea la más fiable, pero como miembro del público pienso que Keane sí tiene una hija y ha sido secuestrada. Pienso que era un buen padre, cariñoso y compasivo que cuidaba de su hija, igual que ahora lo hace de Kira por lo afectado que está cuando regresa de la estación de autobuses de Port Authority de hacer una recreación del secuestro. A mí me parece evidente. También resulta evidente el efecto estabilizador que Kira tiene en su vida y en la evolución de su trastorno. Al principio, es una persona muy irregular con muy poco apoyo y, poco a poco, va creando conexiones emocionales que le dotan de una mayor estabilidad.

La película es muy subjetiva, en el sentido que el espectador experimenta lo mismo que Keane. Se utilizó un punto de vista contrario al clásico para mostrar su estado de consciencia. Me gustaría que nos hablaras del estilo, desde el punto de vista estético, y lo que supuso para ti, a la hora de filmar
 Cuantas más películas hago, más trato de simplificar todo. En términos estéticos, con Keane, pensé que el realismo daría un mayor impacto emocional en el público y subrayaría que en el vida real existe gente como Keane, personas enfermas, seres que pueden tomar decisiones morales cuestionables, pero que aún así son buenas personas y merecen nuestra compasión. Desde el punto de vista práctico, quería tener a Keane en plano todo el tiempo, rodar con cámara en mano, en escenarios reales, sin demasiada luz – rodamos mucho con la luz existente – para rodar del tirón, en una sola toma, en tiempo real. Intenté cortar lo menos posible, prefería editar posteriormente todo lo grabado. Cada toma duraba lo que duraba la escena. Pretendía conseguir una sensación de tiempo real, porque eso incrementaría el impacto emocional y la identificación de los espectadores con Keane. Lo mejor de rodar así, en escenarios reales, es la tensión que se crea. Grabamos mucho en la Terminal de autobuses de Port Authority en Nueva York y, evidentemente, no podíamos cerrar la terminal para rodar. Con la constante llegada de autobuses y el consecuente trasiego de cientos de personas por allí en cualquier momento. Fue una experiencia muy estimulante, y los actores se beneficiaron de esa energía. Damian, que se había formado en el teatro, disfrutó trabajando de esta forma. Las largas tomas le permitieron representar las emociones del tirón. Había poco espacio para los errores, y eso exigía mucho de los actores, pero estoy convencido de que mereció la pena.

Keane tiene un reparto muy reducido y el éxito de una película como esta depende de la interpretación del actor que da vida a William Keane. Damian Lewis está memorable. ¿Cómo decidiste darle a él el papel?
 Todas mis películas, Clean, Shaven, Claire Dolan y Keane están construidas en torno a un personaje central, y todos giran y se desarrollan en torno a él. En Keane esto es aún más evidente porque Keane está en prácticamente todos los planos. Pienso que el casting es frecuentemente un trabajo de fondo, donde los encargados de la selección quieren a actores que anteriormente hayan interpretado papeles similares. Yo tengo una idea diferente, busco actores que tengan talento y que crean que podrían interpretar ese papel, al margen de lo que hayan hecho hasta ese momento. Busco en ellos algo que les acerque al personaje que tendrán que interpretar. Para mí es una cuestión de intuición. Ví a Damian en Band of Brothers y rapidamente comprendí que era un actor fabuloso, aunque su papel como el Comandante Richard Winters nada tenía que ver con lo William Keane. Era fundamental que el actor que interpretara a William Keane fuera capaz de dar a entender al público que había sido un buen padre. Lo más sorprendente es que Damian ni siquiera tiene hijos. Yo no tuve que explicarle nada sobre lo que suponía ser padre, él sólo hizo todo el trabajo. Le mandé el guión, hablé con él y viajé un par de días a Londres para reunirnos y ver si ambos veíamos al personaje de la misma manera y comprobar que podíamos trabajar juntos sin problema, algo muy importante en una película como esta. Tanto Steven (Soderbergh) como el productor, Andrew Fierberg, estaban muy a favor de que fuera Damian el protagonista.

Cuéntanos un poco más sobre cómo Steven Sodernergh se convirtió en el productor ejecutivo de Keane
 Un día, para mi sorpresa, me llamó por teléfono para decirme que le encantaban las películas que había hecho y que si me podía ayudar de alguna manera. Al principio pensaba que se trataba de una broma de alguno de mis amigos. Empezamos a trabajar juntos en una película sobre el secuestro infantil llamada In God´s Hands, pero por desgracia tuvimos que abandonar el proyecto. Yo seguía interesado en ese tema y decidí reescribir el guión. Steven me ha ayudado mucho. Es una persona a la que le interesan muchas cosas y que se preocupa e interesa por aquellos realizadores que no han tenido su suerte ni sus oportunidades, y lo demuestra muy a menudo. Esa virtud es algo muy raro, no sólo dentro de la industria cinematográfica, sino del mundo del cine. Me considero muy afortunado por haberle conocido y haber podido trabajar con él, es una persona extraordinaria.

Después de ver Keane, tanto su temática como su estilo me recordaban a los hermanos Dardenne, especialmente su película The Son. Me preguntaba si eres un admirador suyo y si podrías hablarnos de tus influencias como realizador
 En una ocasión leí un artículo sobre Keane en el que decían que era una prueba para ver si me convertía en el tercero de los hermanos Dardenne. Pienso que actualmente los Dardenne son de los realizadores más interesantes con los que se puede trabajar, y por supuesto que me enorgullece que me comparen con ellos, aunque lo considero un poco exagerado. Desde el punto de vista de las similitudes temáticas, a mi me gusta arrancar partiendo de un acontecimiento que me ha marcado, lo que viene a demostrar lo parecidas que son nuestras experiencias. Realmente si que existe parecido entre Keane y The Son, pero antes de que los Dardenne hicieran esa película otros realizadores ya habían hecho cosas bastante parecidas. Rossellini, Cassavetes, Wiseman, Ken Loach son sólo algunos de ellos. Incluso Lars Von Trier en Rompiendo las olas se asemeja bastante. Todos los realizadores se fijan en trabajos anteriores y los completan con elementos propios. Entre mis influencias, antes mencionaba a Cassavetes, siento especial predilección por Una mujer bajo la influencia, y Wiseman. También me ha marcado Hal Ashby – The Last Detail –. Por supuesto no puedo olvidarme de la década de los 70, con películas como Taxi Driver, Fat City y The Conversation. Más recientemente me encantaron Close Up de Kiarostami, Naked de Mike Leigh, Kes y Lloviendo piedras de Ken Loach, Vive L´Amour de Tsai Ming-Liang y L´Humanité de Bruno Dumont. Tampoco puedo olvidarme de señalar a Traffic de Steven Soderbergh, película que considero que es un puente perfecto entre el cine comercial y de autor. Como puedes ver, la lista es muy larga, y aún podría hablar de muchos más. Ese es uno de los problemas a la hora de hablar de tus influencias, que siempre te olvidas de cosas importantes. Además, considero que lo que te influye está continuamente cambiando, así que todo esto hacen de ésta una pregunta muy difícil de contestar. Hay muchas películas que me influyeron mucho cuando las ví y con las que, probablemente si hoy las volviera a ver, no tendría la misma conexión.

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